“El Eternauta”: cuando la nieve cae sobre una Argentina dividida
“El Eternauta”: cuando la nieve cae sobre una Argentina dividida esde su publicación original en 1957, "El Eternauta", de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, ha generado el interés del cine, pero sus adaptaciones audiovisuales han sido esquivas. Alo largo de décadas, diversos proyectos --incluyendo planes de cineastas consagrados como Adolfo Aristarain y Lucrecia Martelnaufragaron por conflictos de derechos, dificultades técnicas o decisiones creativas. Con la versión de Netflix dirigida por Bruno Stagnaro, un éxito en más de 20 países, se abre un nuevo capítulo en esa larga espera. Curiosamente, la proeza audiovisual llega en tiempos en que la grieta argentina no podría estar más pronunciada. La politización pareciera ser inevitable.
Del lado libertario proliferan tanto las descalificaciones en redes sociales como el argumento de que es posible hacer producciones de calidad sin depender del Estado (esto a pocos días de conocerse un informe que señala que el INCAA, el Instituto Nacional del Cine, no ha aprobado ninguna película desde que asumió Milei). Por otra parte, "El Eternauta" ha servido como un arma para enfrentar el negacionismo impulsado por la nueva administración. Vale recordar que Héctor Germán Oesterheld forma parte de la lista de desaparecidos de la dictadura argentina junto a sus cuatro hijas --dos de ellas estaban embarazadasy sus yernos.
A raíz del estreno de la serie, las Abuelas de Plaza de Mayo han potenciado su accionar. "Si tenés dudas sobre tu identidad podrías ser uno de los nietos de Oesterheld que seguimos buscando", selee en un anuncio quese ha viralizado en redes. ¿Se puede dejar de lado la carga política que tiene "El Eternauta" desde su concepción? En estos tiempos no es de extrañar que adquiera una resonancia inquietante, casi profética.
La figura del héroe colectivo --ese grupo de vecinos que resiste desde el living de una casa comúncontrasta radicalmente con la lógica del individualismo extremo y la desarticulación del tejido social que promueven ciertos discursos en boga. Frente a un gobierno que desprecia la noción de lo público y demoniza la organización popular, la lectura del cómic se vuelve una reivindicación de lo comunitario como forma de resistencia. No es un detalle menor que el cineasta Bruno Stagnaro haya codirigido la película "Pizza, birra y faso" (1998) en medio de los recortes del menemismo.
Las andanzas de un grupo de adolescentes (en su mayoría no-actores) que cometen robos en el centro de Buenos Aires y pasan sus días comiendo pizza barata y tomando cerveza, fue interpretada como un acercamiento compasivo a los desposeídos, en vísperas de la crisis de 2001. Aundos, en vísperas de la crisis de 2001. Aundos, en vísperas de la crisis de 2001. AunLa Segunda jueves Por Andrés Nazarala (Gandresnazarala (Gandresnazarala 8 mayo 2025 Ricardo Darín en la exitosa serie de Netflix.
El Eternauta" cuando la nieve cae sobre una Argentina dividida Da A El corto de Lautaro Vilo, único antecedente audiovisual de la historieta. que en términos de producción "El Eternauta" está en las antípodas de este filme de bajo presupuesto, la lectura de época y la consigna popular ("nadie se salva solo", reza la trama) están muy presentes.
Ahora bien, ¿cómo conservar el espíritu del cómic en la era Netflix? Ese ha sido ritu del cómic en la era Netflix? Ese ha sido uno delos principales cuestionamientos a la serie: cierta estandarización en relación a los esquemas habituales de la ciencia ficción.
Y puede que algo de eso haya en ciertas decisiones formales que no temen en homenajear a cineastas como John Carpenter o seguir la senda de las habiCarpenter o seguir la senda de las habiCarpenter o seguir la senda de las habim 13 Cine en casa tuales producciones extranjeras. ¿Era posible seguir otro camino? Lo cierto es que Stagnaro y compañía se ponen a la altura de cualquier blockbuster, ayudados por el presupuesto pero también por el ingenio. Digamos que hay momentos de gran espectacularidad en una apuesta que comienza cuando, de la noche a la mañana, Buenos Aires queda cubierta por una nieve extraña. Quien entra en contacto con los copos muere al instante. El protagonista, Juan Salvo (Ricardo Darín), junto a su familia y un grupo de vecinos del barrio de Vicente López, se encierra en su casa para sobrevivir y entender qué está ocuriendo. Pronto descubrirán que lo que parece un fenómeno meteorológico es en realidad el inicio de una invasión alienígena que apunta a exterminar toda res tencia desde la base misma de la organización social. La serie respeta esa premisa esencial, pero adapta su narrativa a un formato contemporáneo.
Un acierto de Stagnaro es matizar los códigos universales del género con una alta dosis de "argentinidad". Esto no solo se ve en el lenguaje sino también en las costumbres, los chistes, las canciones (de Pescado Rabioso a Soda Stereo) y especialmente en las locaciones de una Buenos Aires nevada en la que se ha reconstruido cada detalle, incluyendo los negocios (una buena forma de placement). ¿Hay bemoles? Por supuesto que sí, partiendo por una escena inicial que no está a la altura de la apuesta y algunas sobreexplicaciones para espectadores distraídos, entre otras debilidades. Podrá debatirse si la serie alcanza el espesor simbólico del original, pero sin duda recupera para el presente una historia que insiste en recordarnos que el heroísmo es colectivo. En tiempos donde se disputa incluso el sentido de lo público, "El Eternauta" vuelve a marcar el territorio de lo común. Y demuestra que una utopía audiovisual local aún puede conmover al mundo. local aún puede conmover al mundo. local aún puede conmover al mundo.
Material complementario "El Eternauta: Huellas de una invasión" La única "adaptación" de la historieta antes de la serie es este cortometraje creado por el dramaturgo Lautaro Vilo y presentado hace una década en Tecnópolis, feria de ciencia y tecnología.
En la ficción, un trabajador del Archivo General de la Nación descubre una cinta que muestra imágenes de una Buenos Aires nevada, entre otras postales de la catástrofe. "Era una suerte de museo apócrifo de la invasión. La hipótesis era que la misma había ocurrido y que el recuerdo se había licuado en un vortex temporal, un pliegue en el tiempo difícil de explicar", recuerda Vilo. Está en Vimeo. Está en Vimeo..