El libro más romántico de Arturo Fontaine “NOS DA MIEDO ENAMORARNOS DE VERDAD”
El libro más romántico de Arturo Fontaine “NOS DA MIEDO ENAMORARNOS DE VERDAD” ¿ Pero esta novela sobre Teresa Wilms le permitió salir de este Chile más espeso de los últimos años?Sí, fue una exploración de un mundo tan distinto. ¿Fue como un descanso también?No tanto, porque la historia es súper dura, dramática. Pero claro, pude vivir en este mundo y a lo mejor, no lo había pensado, a lo mejor tienes razón, que hubo algo de eso. Después del horror de La vida doble, ¿se dio permiso para escribir un libro quizás más aristocrático, por decirlo de alguna manera?Sí, tenía esto pendiente. Es un mundo que se extinguió y, en ese sentido, escribir la novela fue una especie de viaje al Santiago de hace más de 100 años. Y supongo que para el lector va a ser también el viaje a una antigua hacienda también. Era un mundo que también fue el suyo, de su familia. De mi familia, y por eso hay mucha cosa oral ahí.
Iquique donde vivió Teresa, el salitre, el círculo de amistades, un círculo intelectual, feminista, político, que coexiste en ese momento con la candidatura a senador de Arturo Alessandri, que va a ser clave en su carrera política. Todo eso me empezó a aparecer. Cuando estoy escribiendo no tengo un plan, así que no sé lo que va a pasar en la escena número 10 si voy en la escena 5, no tengo idea. Pero se fue armando esta historia, pero, obviamente, es un libro de ficción. ¿En esta novela hay menos crítica social que en las otras que ha escrito? Se cuela, pero no es central. Creo que influye en eso el que es un mundo bien remoto, que se extinguió.
Ahora, algo de ese mundo sobrevive, eso que Armando Uribe llamaba “los caballeros de Chile”. Pero es un mundo perdido, eso hace que uno se acerque a los personajes, a las situaciones, en una actitud distinta. O con menos culpa de acercarse. Claro, más como la necesidad de reconstruir y entender. También me propuse en esta novela no juzgar en lo posible. Quise más bien recrear lo que fue eso. Ahora, hay críticas que están siempre, por ejemplo, en boca de Joaquín Edwards Bello. Ahí hay una mirada crítica a ese período de Chile que fue bien oscuro, con mucha corrupción, con gobiernos muy ineficaces.
Pero, claro, es un momento dentro de la novela. ¿Pero se sacó la obligación o culpa de tener que criticar?Nunca tuve culpa, simplemente esta novela salió así... Bueno, tal vez influye la mirada de mi abuela. La voz de mi abuela que yo sentía dentro. Pero tal vez alguien va a decir que esta es la novela que refleja a Arturo Fontaine, que por fin refleja su verdadero mundo. Incluso como pesadez. En cierto modo, representa el mundo del cual vengo, pero que terminó hace muchísimo tiempo. Pero sí, efectivamente, en la historia están metidos varios de mis parientes.
Pero desde el comienzo, dije: si empiezo a juzgar, lo que me va a pasar es que no voy a poder recrear este mundo, porque voy a estar como persona de hoy mirando; entonces, tú te pones en una posición en la cual no puedes crear seres humanos, haces apología y demonios. Porque es un mundo lleno de injusticias, lleno de cosas que es muy fácilCaer en la crítica social... Barata. Es propia de la historia hacer su crítica. Nadie que lea la novela puede dejar de sentir hasta qué punto la libertad de la mujer estaba cercenada.
También quería poner en la novela que Teresa Wilms fue castigada como escritora, porque, claro, comprobar el adulterio de una mujer casada con dos hijos ya era un escándalo, pero lo que realmente produjo horror fueron las cartas. Las cartas que Sara su suegra califica de lascivas. Ellas hicieron todo esto inaceptable, imperdonable, cartas que Teresa le escribía todos los días a Vicho después de estar con él, muy eróticas; eso es lo que supe yo ahora, porque esas cartas desaparecieron. Entonces, no se puede separar el enclaustramiento de su escritura. Y en la novela, ella aparece escribiendo desde el primer momento como escritora. “Estoy bastante en esta novela”La ensoñación romántica de la época marca el libro, la espera para el encuentro de los amantes. Sí, porque en esa época el amor crecía como por debajo de las reglas e inhibiciones. Y eso demoraba el avance y tal vez intensificaba el amor. Ahora, uno podría preguntarse, ¿puede una feminista de hoy tener una pasión así? Bueno, creo que ahí están las cartas de Simone de Beauvoir y Nelson Algren, que son una pasión erótica, brutal, avasalladora. Este tipo de amor no lo creó el romanticismo, sino que es muy anterior, es algo ancestral. Está en Safo, siete siglos antes de Cristo, está en el Cantar de los Cantares. A mí esta historia me permitió reflexionar sobre esto. En el libro hay un diálogo en que Joaquín Edwards Bello, citando a Oscar Wilde, le dice a Vicente Balmaceda que el amor es una burda exageración entre una persona y todas las demás. Claro, encontraba que había que poner y lo puse en boca de Joaquín a alguien que fuera como totalmente escéptico de todo esto que está pasando en la novela.
Pero finalmente, hasta hoy, todos seguimos hablando de amor, buscándolo en la música, el cine, los libros. ¿Tu crees? Yo oigo de repente gente que me dice no, eso ya no existe. ¿Y usted qué piensa? ¿ Descubrió en este libro que era más romántico de lo que creía?“Me pregunto si no hay una cierta nostalgiael testimonio de Joaquín Edwards Bello en eso es muy elocuente. Vicho es, en casi todas sus crónicas que he leído, el personaje que más levanta”. Y a usted le daba curiosidad este hombre. Claro, bueno, mi abuelo estaba ya muerto hacía mucho tiempo, y mi abuela estaba volviendo en estos cuentos a su juventud. Entonces, me describía cómo era “Cuevitas” Jorge Cuevas, Joaquín Edwards Bello, me describía los bailes, las fiestas, la ropa, todo lo que tú te imaginas. En el fondo, ella era una especie de literatura oral. Dice en el prólogo que su abuela hacía lo mismo que hace un escritor, le suponía intenciones a todo. Exacto. Entonces, ella de alguna manera me metió en esta historia. Pero pasó mucho tiempo, dice Fontaine, “y la historia quedó ahí, pero sabía que iba a escribir sobre esto en algún momento.
Y fue muy determinante lo que pasó después con Teresa Wilms, que se puso de moda, apareció en el radar como una especie de semilla del feminismo, una mujer que fue castigada en un mundo que castigaba la libertad de las mujeres de una manera espantosa, eso está en la novela. Y esa vida ya me interesó, porque me di cuenta de que había más antecedentes. Bueno, leí el diario de vida de ella, leí lo que escribió Gustavo Balmaceda, su marido. Hubo otras personas que le hablaron de esta historia. Una fue Olga Balmaceda, medio hermana del marido despechado de Teresa Wilms, quien la recibió ya desatado el escándalo y escuchó de Teresa su desesperación.
Otra fuente que tuvo Fontaine, mientras era un joven estudiante de Columbia, fue Raymundo Larraín, personaje de la alta sociedad chilena, de una generación mucho más joven, pero que conoció a Jorge Cuevas cuando ya era el marqués de Cuevas, estaba rico, y casado con una Rockefeller. A Larraín, Cuevas le contó muchos episodios de ese período, incluyendo su amistad con Teresa Wilms, a quien vio también después en París, en sus últimos años. Y el cuento seguía dándome vueltas. Y de repente, yo no sé por qué, bajó, esa es la palabra. Y empecé a escribir dice hoy Fontaine, sentado en el escritorio del departamento donde vive con su señora, Tamara Avetikian, rodeado de todos sus libros y fotos.
“Me propuse no juzgar”¿ Diría que ha sido un escritor intermitente?AINOLATACLAIROTIDEAZELITNEGY entonces ella que se sabe inteligente, ella, Teresa, una mujer casada y con dos hijas, una mujer aficionada a la lectura y a la música, una mujer de espíritu libre que sabe cómo son los hombres, lo está dejando hacer. Eso es lo ridículo. Y, sí, Gustavo es más buenmozo. Por su espalda pasa a ratos una especie de escalofrío y siente miedo de sentir miedo. Entonces es bueno poder abandonarse a la risa que todo lo perdona. Y esa carcajada insistentemente baja de Vicho enredándose a la suya la conforta y anima y apoya. Porque él se ríe de lo que ella dice y también de puro gozo al verla reír. O, incluso, cuando se imagina que ella ya se va a largar a reír. Son esas risas las que habría que interrumpir y detener. Son ellas las que están creando esta complicidad maldita. Son ellas las que evaporan su sentido de responsabilidad de mujer casada y hacen que tomarse en serio lo que ocurre que es nada, por supuesto, nada sea absurdo.
Este es el arranque, la partida, de Y entonces Teresa, que marca el tono, anuncia el romance y adelanta quizá el fatal desenlace de una historia que muchos conocen, que en tiempos de feminismo ha tenido lecturas y relecturas, pero que en la pluma de Arturo Fontaine adquiere vigencia. Y que es quizá su statement sobre el romance. ¿Esta nueva novela suya es una excusa para reflexionar sobre el amor?Sí, así es. Una pregunta que me hago es qué valor o qué sentido o qué significa un amor como el de Teresa y Vicho hoy.
Y no sé si eso es posible, a lo mejor no. ¿Por qué no?No sé, pero me pregunto si no hay una cierta nostalgia por esa forma de querer en la que tal vez ya no creemos. No lo sé. En el sentido de este amor que espera, este amor que sufre. Sí, que lo llena todo. La vida entera.
Todas estas son preguntas que están dando vuelta en la novela. ¿Qué hace autodestructivo un amor? En realidad, la novela es una sola gran pregunta: ¿ cómo vivir el amor? Después de Oír su voz, su libro de 1992, ambientado en el desarrollo del capitalismo y la crisis económica durante Pinochet; de sus poemas en Tu nombre en vano (1995); de su segunda novela, Cuando éramos inmortales (1998), “una bellísima novela sobre el dolor de la infancia”, como alguien la describió; de la La vida doble (2010) que tocaba la tortura y la traición en dictadura, Arturo Fontaine, escritor, filósofo, ensayista, profesor universitario, 72 años, se embarcó en Y entonces Teresa, sobre la escritora Teresa Wilms (1983-1921), mujer de mítica belleza, casada y con hijos, que seenamora del primo de su marido, desatando un escándalo que hace que la encierren en un convento del que huye con la ayuda de Vicente Huidobro, para terminar en París, donde se quita la vida.
“Con el trasfondo de Chile de comienzos del siglo pasado, Y entonces Teresa recrea una historia de amor y agonía, mostrándonos magistralmente un modo de narrar y escribir que creíamos perdido”, dice Raúl Zurita sobre el libro. La historia le daba vueltas a Arturo Fontaine desde que era adolescente, cuando su abuela Valentina, “ya vieja y viuda” como dice en el prólogo se la contaba. “Con el avance de los años estaba más desinhibida mi abuela. Ya estás en edad de conocer la vida como es, me decía. Y no solo como te han enseñado que debe ser. Yo estaba por cumplir los dieciocho”, escribe. Yo le oía a ella estos cuentos de Teresa Wilms, de Gustavo (Balmaceda), que era su primo hermano, de Vicho (Vicente Balmaceda, amante de Teresa), que había salido con ella. Y a pesar de que mi abuela fue muy feliz con mi abuelo, siempre guardó un rinconcito para Vicho, eso no me cabe duda. Un rato después, Fontaine recuerda que entre las cosas que su abuela le contó de Vicente Balmaceda era una anécdota de una vez que salió con él. “Un día Vicho la pasa a buscar, ella va bajando las escaleras y la mamá le dice: ¿ Vas a salir de nuevo con Vicho?. Sí, le dice mi abuela. Me parece pésimo, tienes que cortar esta relación. Entonces, mi abuela le dice ¿ por qué mamá?, si no tiene nada de particular que yo salga con él. Y su madre le responde: Mira, un hombre como Vicho, con solo mirar a una mujer como tú la mancha. ¡Lo encontré fantástico! ”, dice Fontaine y se ríe. “Y“El amor es peligroso.
Y ahí está la historia de Teresa y Vicho, que lo muestra muy claramente”. Teresa” (Catalonia) le daba vueltas a Fontaine desde que era adolescente. (Se ríe). No me siento identificado con esa palabra, porque estoy siempre escribiendo, siempre. Lo que pasa es que soy ineficiente. Escribo mucho que no queda. Podo mucho. Ese es un factor, y el otro es que, bueno, a veces tú estás escribiendo algo y se te desarma. Ahora, es verdad que he publicado mucho menos que otros escritores. Ha sido como una escritura interrumpida por otros oficios, por sus trabajos.
No tan interrumpida, la verdad es que más bien mis otros trabajos tienden a nutrir mi escritura y me han dado una cierta independencia para no vivir de lo que hoy día es imposible en Chile. ¿Y le ha dado también más libertad en el sentido de estar menos involucrado en el mundo de los escritores?Sí, eso es sano, estar un poquitito en los márgenes. Durante el estallido, en octubre de 2019, un grupo de escritores le pegó fuerte en una réplica tras un artículo suyo. No me importa nada. Y creo que el tiempo demostró quién tenía la razón. Fue por un artículo en Letras libres que publiqué, y a un grupo de escritores les molestó mucho, porque estaban todos esperando que el estallido fuera una nueva revolución, un nuevo Chile, qué sé yo. Pero mira, la vida de los escritores, como la de los artistas en general, está llena de estas cosas. Y tengo bastante cuero duro en ese sentido, no me produce una sensación personal, no tengo nada personal contra ninguna de las personas que me criticaron. Al contrario.
Sí, la verdad que eso fue parte de lo que me fue pasando, que me fui envolviendo en esa cuestión del amor y de la tensión entre la cotidianidad y la pasiónerótica, y todo ese tipo de temas que están en la novela. Así que creo que estoy bastante en esta novela, en toda esa parte.
Ahora, un novelista tiene derecho a imaginar mundos muy distintos al propio. ¿Este es el libro más personal que ha escrito?No, creo que más personal fue Cuando éramos inmortales, porque esto está muy atrás, son historias de personajes que no conocí. Entonces, mi único vínculo con la historia es el relato de estas viejas que yo oí en mi juventud. Y luego lo que leí, como te contaba, pero no es algo donde yo tenga una experiencia directa. Pero es la novela más romántica que ha escrito. Sí, sin duda. Y, claro, lo que pasa es que nos da miedo enamorarnos de verdad. El amor es peligroso. Y ahí está la historia de Teresa y Vicho, que lo muestra muy claramente.
Pero sí, yo escribí esta novela con el corazón, si tú quieres. ¿La gente vive hoy el amor con freno de mano?No quiero generalizar, pero sí creo que hay gente, no sé cuánta, que vive un mundo con gran liberación sexual, pero donde el amor mismo está muy entre paréntesis, muy como algo que queda suspendido y donde pasiones avasalladoras como las que aquí aparecen no entran. Hay mucha gente que vive así, como protegiéndose de eso. Quizá por eso leemos menos novelas. Es probable.
Ahora, no sé, hoy se escriben menos historias de amor, sí, pero se escriben.. El escritor, filósofo e intelectual chileno lanza Y entonces Teresa (Catalonia), una novela sobre Teresa Wilms que se adentra en su tormentosa relación con su marido, su amante, pero que sobre todo es una gran reflexión sobre el amor. “En realidad, la novela es una sola gran pregunta: ¿ cómo vivir el amor?”, dice. POR PAULA CODDOU B. FOTO MACARENA PÉREZ forma de querer en la que tal vez ya no creemos”. La historia que está en “Y entonces