EDITORIAL: Mendigos en La Habana
EDITORIAL: Mendigos en La Habana U na gran sorpresa se ha llevado la ahora exministra del Trabajo de Cuba, pues sus comentarios sobre los mendigos en ese país provocaron tal indignación que hasta el jefe del gobierno cubano tuvo que intervenir y destituirla.
En una sesión de la Asamblea Nacional, o parlamento, ella había señalado que "en Cuba no hay mendigos", sino "personas que están disfrazadas de mendigos". Los parlamentarios, todos representantes del Partido Comunista, aplaudieron con entusiasmo sus palabras, pero en dos días el gobierno se convenció de que todas las personas que parecen mendigos y actúan como tales en La Habana son, en realidad, mendigos.
La ahora exministra profundizó en sus ideas señalando que quien vive en situación de calle "es una persona que ha buscado un modo de vida fácil, en un semáforo limpiando un parabrisas, y con ese dinero después va a tomar bebidas alcohólicas en la esquina". Y aún continuó refiriéndose a las dramáticas escenas de gente que se dedica a escarbar en los acopios de basura para conseguir comida o algo de mínimo valor para poder alimentarse.
En su caracterización, no es gente que busque comida, pues esos serían patrones que les están tratando de imponer y hay que llamar a las cosas por su nombre, dijo: esas personas están buscando latas, "están recuperando materia prima y lo que son, son ilegales del trabajo por cuenta propia de recuperación de materia prima y están violando al fisco porque están ejerciendo una actividad económica por la cual no están ingresando nada". La situación cubana alcanza por estos días nuevos niveles de miseria, pues a la falta de alimentos se suman los problemas energéticos, que implican apagones casi a diario en distintas partes de la isla. El déficit de vivienda, según los datos del propio gobierno cubano, supera las 800 mil, pero la construcción solo ha aportado menos de tres mil este año.
Las viviendas en uso están en malas condiciones y a menudo se registran derrumbes con víctimas fatales, especialmente en los pueblos y ciudades menores, lo que no significa que La Habana muestre un aire de ciudad próspera y floreciente, como lo han comprobado los miles de turistas que visitaban la ciudad hasta hace algunos años. Porque el turismo también ha decaído en forma notable y la imagen de Cuba en los países europeos que la apoyaban de una forma u otra ha resultado igualmente afectada. Recientemente se han registrado problemas de abastecimiento de agua y las protestas en estos casos adquieren un carácter más desembozado, con incidentes serios en distintas localidades.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, intervino en la Asamblea Nacional al día siguiente de la exministra, y con signos de clara molestia, aunque sin aludirla, dijo que la revolución enfrenta serios problemas que se derivan de las desigualdades sociales.
Al abordarlos, afirmó, no "puedes denigrar a las figuras que están involucradas en ese tema que estamos reconociendo". Los términos son siempre ambiguos y él tampoco mencionó la palabra "mendigo". Pero es un hecho que la pobreza en Cuba ha alcanzado cotas máximas.
Díaz-Canel dijo: "Lo que pasa es que estamos en una crisis tan profunda que ahora las cosas tienen otras dimensiones". El 80 por ciento de la población, según los pocos estudios independientes que existen, vive en la pobreza.
Aún más incómodos para quienes defienden la revolución cubana y su "sistema democrático distinto del nuestro" --en palabras de la candidata comunista chilena-son los indicadores de desigualdad, que según muchos estudios se acercan a un coeficiente de Gini de 0,5, más alto que el de Chile. La isla de Cuba se ha vuelto verdaderamente inhóspita para sus propios habitantes. El "primer territorio libre de América", que demostraría el significado de no depender de Estados Unidos, vive ahora culpando al bloqueo estadounidense de todos sus problemas.
Aunque es evidente la contradicción en que caen los comunistas cuando afirman que son el primer país independiente del gigante del norte, pero que sus problemas resultan del trato que este les da, insisten en desviar las responsabilidades de su fracaso. La isla de Cuba se ha vuelto verdaderamente inhóspita para sus propios habitantes, pero sigue culpando de todos sus problemas al bloqueo estadounidense. Mendigos en La Habana.