Indescifrable belleza de "María Antonieta"
Indescifrable belleza de "María Antonieta" ejos, lo más favorecido en los espectáculos escénicos del Teatro Municipal de Santiago en esta etapa post pandemia ha sido el ballet.
Considérese que frente a temporadas oficiales de ópera ahora estancadas en cuatro títulos (tradicionalmente eran seis), las de danza no sólo retomaron su antigua extensión, sino que han incluido importantes estrenos: "Nijinska, secreto de la vanguardia" y "Callas, la divina" en 2023, más "María Antonieta" el presente año.
Esta última obra, debutada mundialmente en 2019, llegó a la compañía del Ballet de Santiago en el Teatro Municipal, mostrando una coreografía de Thierry Malandain sobrecargada de danza, bellisima en su maravillosa escapada del estilo clásico hacia expresiones más modernas de inagotable creatividad, todo envuelto en extremo refinamiento y elegancia, llegando a la sofisticación. Insoportablemente bella, bella, como dice una canción popular. Ver "María Antonieta" eleva Comentario de danza el goce de los sentidos a un nivel muy superior, a lo que contribuye un vestuario de muy noble hermosura, nunca rimbombante. Súmese a tan logrado placer sensorial la música de apoyo conformada por algunas sinfoconformada por algunas sinfonías de Haydn y un trozo de Gluck, con sus sones siempre amables y melodiosos. Todo bien, pero, desgraciadamente surgen los peros. Y ahí está el hecho de que en "María Antonieta" la forma devora con excesiva intensidad al fondo.
Siendo una obra coreográfica de contenido narrativo-histórico sobre una famosa reina francesa, con personajes, tiempo y lugares definidos, su maravillosa coreografía soslaya esa gravitación y grafía soslaya esa gravitación y grafía soslaya esa gravitación y CEDIDA CEDIDA toma vuelo hacia la abstracción y lo conceptual. El espectador así puede no percibir en integridad lo que la danza le está contando, o pretende contar.
Curiosa o paradojalmente el programa de sala detalla una docena de personajes solistas que cuesta mucho identificar y entender en su accionar, agravada esa dificultad por la exhibición de un vestuario cuya tendencia a la uniformidad no transmite del todo buenas diferencias ni jerarquías en el "quién es quien". El detalladísimo argumento escrito se explaya largamente en hechos, relaciones, fechas, dichos e incluso pensamientos que la propuesta danza no explícita claramente y lleva a la audiencia a quedar colgada en la incomprensión. Así las cosas, el espectador puede navegar en un mar de dudas, pero dichoso de disfrutar, se insiste, de una coreografía bellísima como pocas, que ha traído aires frescos al Ballet de Santiago. Santiago. Santiago. Santiago. Santiago..