Autor: Edgardo Araya Rojas, Licenciadoen Educación
¿ Cuánta violencia más necesitan para actuar?
E Señor director: La reciente balacera que afectó aestudiantes en el centro educativo de San la Paz ha vuelto a ponersobre la mesa un debate que, aunque incómodo para algunos, ya no puede seguir postergándose, El ministro de Educación, consultado por la posibilidad de instalar pórticos detectores de metales enlos colegios, señalóque es “un aspectodela conversación, que puedeserimportante y estamos abiertos a conversarlo; no esni por lejos lo más signilicativo que tenemos que abordar”. Más allá del tono mesurado, sus palabras marcan un giro. Lo que hasta haera una negativarotunda, ahora al menos se insinúa como un punto discutible. Es, sin duda, una apertura forzada por la gravedad de los hechos. Y aunque mínima, es unavance. Estoy convencido de que este gobierno o. El que venga terminará por permitir que las comunidades educativas decidan, según sus propias realidades, si requieren ono estos mecanismos de seguridad. La pregunta es cuánta violencia extrema más debe ocurrir para decisión deje de parecer una concesión tardía y se convierta en una herramienta preventiva. La demora en reaccionar no tiene justificación técnica, sino ideológica. Una visión que se resiste a aceptar que la realidad cambió. Hoy, la violencia extrema que antes veíamos en los márgenes de la sociedad se está instalando en los Negarlo es una forima de abandono.