Editorial: Celulares en clases
Editorial: Celulares en clases E s innegable la presencia de los celulares, especialmente entre jóvenes y adolescentes y la discusión se ha centrado en la edad de uso y si debe omitirse en las escuelas. La Unesco ha sido clara: solo deberían utilizarse en el aula cuando su aporte al aprendizaje esté explicitamente demostrado. Incluso señala que tener el celular cerca, aunque no se use, puede afectar la atención. Según plantea Carmen Gloria Garrido, directora de Educación de la Universidad Andrés Bello, diversos países han decidido restringir su uso en las escuelas. En Chile, las Municipalidades de Lo Barnechea y Las Condes están apostando por "Espacios libres de teléfonos" y "Recreos sin celulares" respectivamente. Campañas que apuntan a poner en discusión y acción lo señalado. Sabemos que la escuela es, o debería ser, un paréntesis en la vida cotidiana: un espacio que suspende, aunque sea por un momento, el ritmo acelerado del mundo para contemplar, preguntarse y pensar con otros. Como plantea Jan Masschelein, la escuela es un espacio de interrupción, donde se suspende lo dado, para volver a mirar lo comun con otros ojos. Jorge Larrosa, nos recuerda que enseñar es una relación entre cuerpos, entre voces, entre palabras que resuenan en un tiempo común. Es justamente en este contexto que el celular pierde su poder de fascinación. No se trata de imponer una obligación, sino de hacer de la escuela un espacio que provoque presencia, sentido, deseo de aprender y estar con otros.
Un espacio tan interesante, tan vivo, tan sorprendente, que las notificaciones del celular queden relegadas frente a una pregunta bien formulada, una lectura que inquieta, una discusión apasionante, un silencio que invita a pensar y a la posibilidad de asombro por las cosas del mundo. Enseñar es una relación entre cuerpos, entre voces y palabras. Es en este contexto que el celular pierde su poder de fascinación.. No se trata de imponer una obligación, sino de hacer de la escuela un espacio que provoque presencia. E Editorial Enseñar es una relación entre cuerpos, entre voces y palabras. Es en este contexto que el celular pierde su poder de fascinación.