El regreso de Trump
El regreso de Trump E N F O Q U E S I N T E R N A C I O N A L E S Un mundo expectante Trump también ha utilizado este período de transición para delinear su estrategia hacia diferentes temas y escenarios del mundo. Baste señalar los nombramientos de sus enviados especiales a las guerras de Ucrania y Medio Oriente: el general (r) de tres estrellas Keith Kellogg y el empresario Steve Witkoff, respectivamente. Ambos comenzaron a trabajar hace varias semanas.
De hecho, el reciente acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamas se podría interpretar como el primer logro del nuevo gobierno, tomando en cuenta la efectiva gestión de Witkoff ante el Primer Ministro Benjamín Netanyahu. ¿La razón? En gran medida, el acuerdo es básicamente el mismo plan que Biden presentara en mayo del año pasado. La única diferencia es que la presión de Trump sobre Netanyahu fue todo lo efectiva que no pudo ser la de Biden. Tal vez un adelanto de lo que podríamos ver en Ucrania en los próximos meses. Es que Trump desea terminar ambos conflictos a la brevedad, pues no quiere asuntos que lo "distraigan" de sus principales objetivos. En Asia, especialmente en relación con China, se anticipa una postura más agresiva. Durante su primer mandato, la relación estuvo marcada por una retórica confrontacional y una guerra comercial de impacto global. En esta nueva administración, es probable que esa línea se mantenga y aun se endurezca, especialmente en sectores estratégicos, como tecnología y seguridad. Con todo, el viernes sostuvo una comentada conversación telefónica con Xi Jinping, en la que hablaron de comercio, de la crisis del fentanilo y del futuro de TikTok.
Como sea, los más optimistas en China esperan que Trump cumpla su palabra de exigir a Taiwán asumir un mayor coste económico por su defensa o que, incluso, en su afán de alcanzar acuerdos económicamente ventajosos, pudiera reducir significativamente el compromiso de Washington con la defensa de la isla.
Señal o no, en su discurso en Nueva York, en diciembre pasado, afirmó que "la era de la debilidad ha terminado", y prometió que EE.UU. retomará el liderazgo global, pero bajo un modelo de "la nación primero". Recientes intervenciones de Trump sugieren una política exterior expansionista, a partir de declaraciones suyas sobre apropiarse de Groenlandia, recuperar el control del Canal de Panamá o rebautizar el Golfo de México como el Golfo de América. ¿Habla en serio o está blufeando? La pregunta comenzará a responderse a partir de hoy, aunque sabido es que una de sus prácticas habituales es la de instalar duras amenazas para mejorar su posición negociadora.
En cualquier caso, países como Irán y Corea del Norte saben que están en la mira. ¿Y América Latina? Hace años que la región permanece "fuera del radar" de Washington y eso en parte ha permitido la "supervivencia" de regímenes como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Es una interrogante si la llegada de Marco Rubio a la Secretaría de Estado significará un cambio. Desde ya, es probable que Trump ponga especial interés en la Argentina de Javier Milei, dada su profunda afinidad. Por lo mismo, Chile debería seguir de cerca el nuevo actuar de Trump para evitar "errores no forzados" con la nueva administración y resguardar una relación clave para nuestro país. El regreso de Donald Trump marca el inicio de una era aún más incierta en el orden internacional. Su experiencia previa y su enfoque directo podrían llevar a transformaciones significativas. La naturaleza de estos cambios dependerá, en gran medida, de cómo maneje las relaciones con aliados y rivales, y de si su estilo confrontacional puede adaptarse a las complejidades del escenario mundial. Este Trump de 78 años no es el mismo outsider que en 2016 rompió con las normas del establishment político. Luego de su victoria de noviembre pasado, respaldada por un electorado que exigía (y exige) cambios inmediatos, se muestra como un líder que conoce el funcionamiento del poder.
Desde la elección de noviembre, de hecho, más que como un mandatario electo, Trump ha actuado como si ya fuera un presidente en funciones, estableciendo una narrativa que busca posicionarlo como un hombre de acción, listo para dirigir desde el primer día de este segundo mandato. A través de reuniones con líderes internacionales, discursos públicos y la estructuración de su gabinete, ha dejado claro que su regreso será transformador. Este es un Trump diferente y con prioridades definidas. Ahora comprende mejor las dinámicas de Washington y cómo manipular el aparato burocrático para concretar su visión. Además, su enfoque ha sido más meticuloso en la construcción de alianzas. Después de todo, su promesa de un gobierno ágil y directo será puesta a prueba en un entorno global de tensiones crecientes y en un país profundamente dividido. Durante la campaña, se comprometió a revitalizar sectores clave de la economía estadounidense, centrándose en la independencia energética y el fortalecimiento de la manufactura. Entre las primeras señales de este enfoque está su anuncio de planes para expandir la producción de petróleo y gas, revirtiendo políticas medioambientales de la administración Biden. La seguridad en la frontera sur es otra prioridad.
Prometió reiniciar la construcción del muro fronterizo y detener lo que llamó "políticas laxas de Biden". Sabe que este tema fue crucial para movilizar a su base electoral y busca mostrar resultados tangibles en los primeros meses de mandato. Por eso, la concreción de las primeras deportaciones masivas (se habla de Chicago como el lugar elegido para partir con las redadas) parece inminente. El regreso de Trump Hoy, Donald Trump se convierte en el 47º Presidente de los Estados Unidos (ya fue el 45º), iniciando su tan anhelado segundo mandato. Comenzarán cuatro años que auguran importantes transformaciones en ese país y un fuerte impacto en el orden mundial.. - - -