COLUMNAS DE OPINIÓN: Boric con la izquierda radical
COLUMNAS DE OPINIÓN: Boric con la izquierda radical E l discurso de Boric tuvo un comienzo decidor. Reconocía desaciertos, el error de querer imponer su visión en la Convención Constitucional. Indicó que la democracia suponía incorporar al otro.
Sin embargo, sus cuestionamientos jugaban con la cuestión de la velocidad de los avances, de que las ideas y el horizonte de avance no se abandonaban. ¿A cuál Boric creerle? ¿ Al aspirante a estadista, dispuesto a la apertura, a llegar a grandes acuerdos, para emprender reformas de carácter nacional que restablezcan la legitimidad del sistema político y el progreso económico, social y cultural? ¿ O al radical que compartía las ideas de la maldad del mercado, la bondad de la deliberación pública y el avance hacia el comunismo por la vía de prohibir progresivamente al mercado según un régimen de derechos sociales? ¿ Al Boric comunista o al Boric socialdemócrata? ¿ Al revolucionario o al fabiano? Quisiera uno pensar que el cargo le hizo madurar, que las ideas de sociedad sin clases y superación del Estado en una situación post-institucional, han quedado atrás como impracticables y fuentes inevitables de opresión y violencia. Pero el análisis de los proyectos en marcha o los frustrados, y de sus camaradas de ruta, llaman a sospecha.
Fue Boric quien apoyó el proyecto constitucional de la convención, que vulneraba la división social del poder, concentrándolo en una cámara ú n i c a ( o ú n i c a e n l a práctica), que hacía estallar la unidad nacional o del pueblo con la noción de una multiplicidad de naciones. Fue Boric quien con un discurso lindante el fanatismo, recibió un 62 por ciento de rechazo: la peor derrota democrática de la izquierda en su historia.
Es Boric quien hoy aboga por un sistema que concentrará el financiamiento de la educación superior en manos del Estado, amenazando en su base la libertad del pensamiento, especialmente de la universidad (quien controla el financiamiento, controla la viabilidad de las universidades). Es Boric quien se rodea de delfines de ideas radicales, como la de "sociedad sin clases" de Winter. O, peor aún, de Giorgio Jackson, el sospechoso del caso de las fundaciones, incluido el robo de los computadores con los datos del asunto, también el suyo propio.
Jackson, el admirador de Íñigo Errejón y Pablo Iglesias, quien declaraba llevar en su mochila subrayados los textos de Atria, el fanático develado por Jocelyn-Holt en "La Escuela tomada"; el mismo que declara "inaceptable" la posición del "escéptico" en la deliberación pública, que propugna la prohibición del mercado en áreas enteras de la vida social (idealmente todas), y, por esas vías, la consecución de un estadio postinstitucional o comunista. Mientras Boric no decante con claridad por alguna opción, tendremos pleno derecho a mantenerlo a él y sus aliados más cercanos en las filas de la izquierda radical. Boric con la izquierda radical Hugo Herrera Prof. Filosofía del Derecho UDP "¿ A cuál Boric creerle? ¿ Al aspirante a estadista o al radical? ¿ Al comunista o al socialdemócrata?"..