Autor: Juan Carlos Alvial, filósofo puertomontino
Columnas de Opinión: Víctor Hugo Herrera Burgos
Columnas de Opinión: Víctor Hugo Herrera Burgos Columna promotor de movilidad social desde el deporte.
Más tarde, pude saber que el deporte no sólo ocupaba parte desuvida, sino que era su vida, siendo Maestro Shifu de Kung Fu, montañista y entrenador de fútbol, tanto de damas como varones, iniciando y formando a una cantidad no menor de deportistas en nuestra ciudad y fuera de ella, sabiendo que estas discipli naseran capaces de transformar las vidas completas de sus discípulos, insistiendo en la rigurosidad y la formación del talento de quienes tenía a cargo.
Sé que el último tiempo, el fútbol femenino fue su pasión los fines de semana, entrenando al Club Deportivo de Damas San Luis, en un rubro que hasido dominado por el género masculino, peroque supo poner en lo másalto de lascompetencias en el campo local, cuestión destacada por los miembros de esta institución y sus colegas.
Mientras aún lamento su partida, no dejo de pensar en la serenidad conla cual aftontó los últimos días de suvida, siendo muy probable que la fortaleza que entrega el deporte ante laslesiones y la adversidad, le haya permitido sobrellevar de una manera tranuila y en paz los sufrimientos de un cáncer que lo encontró de sorpresa, pero al que le dio la batalla como un verdadero maestro delas artes marciales, que tuvo el autocontrol necesario para enfrentar unacruzada dura, difícil, pero que estoy seguro que es la más póstuma de todas. U sualmente pasamos la vida destacandoa las personas por suslogros.
Estando sumidosen la cultura del éxito yla meritocracia, deeso no cabe duda, porque pareciera sermás importante el barrio en el cual se vive, el año del auto o el colegio enel cual estudian los hijos, mas hemos olvidadolo valioso y maravilloso queesel serde cada personas. De la misma forma, solemos valorara las personas luego de partir y no en vida.
Hace unos días, me tocó contemplar la despedida de un profesor por excelencia, como fue Víctor Hugo Herrera Burgos, quien la enseñanza de éste en las más dedicó su existencia al deporte y diversas disciplinas, apostando por sectores no siempre incluidos deltodoen la sociedad.
Recuerdo que las primeras ocasiones en la cualesnos encontramos fue en el Instituto Valle Central, que se ubicaba antiguamente en calle Copiapó, haciendo clases a una población que no siempre gozó de los privilegios, pero en la cual creyó profundamente. Más tarde, lo hallé en las Instituciones de Educación Superior Santo Tomás, donde durante más de20 años estuvo de coordinador deportivo delos estudiantes. Enambos casos, pude ver no sólo un facilitador del aprendizaje, como tristementesellama hoy al profesor, sinomás bien un referente moral para quieneslestocabaacompañar. En pocas palabras, era un educador innato, confidente de sus estudiantes y.