Autor: Pedro Araya Guerrero Senador de la República
Columnas de Opinión: Institucionalidad pública y privada
Columnas de Opinión: Institucionalidad pública y privada NE: Región de Antofagasta esreconocida anivelmundial como un pilar fundamental del desarrolloeconómico de Chile por suriqueza minera. Esta frase, que hemos leído y escuchado, desde tiempos muy remotos, implica unaactividad que genera empleo y aporta significativamente al Producto Interno Bruto. Pero vamos más allá. Porque la actividad de la minería también hay que mirarla a escala humana, social, de convivencia, ya que presenta retos sustantivos en su vinculación con las comunidades locales. Ahíestá el desafio. Porque nose trata de un tema de responsabilidad social corporativa, sino que de una cuestión de sostenibilidad e incluso justicia territorial. Históricamente, la minería ha sido vista como una actividad extractiva con poca consideración por las dinámicas sociales y culturales de las comunidades cercanas. A menudo, las localidades dondese desarrollan estas operaciones enfrentan impactos negativos, como la sobreexplotación de losrecursos hídricos, la contaminación del aire y la degradación delsuelo. Pero además, y no me cansaré de repetirlo, la actividad mineratiene que hacerse cargo deotra serie deexternalidades negativas que genera, como por ejemplo, en el plano de la seguridad pública.
En ese tema es imperativo que cree mecanismos para compensar alas comunidades, con contribucionesconcretasa programas y políticas de largo alcance, y de estaforma aumentar la inversión en tecnología y capital humano para suplir esa prioridad ciudadana. Junto cono anterior, son imprescindibles los aportes en la construcción y mejoramiento de espacios públicos y de caminos. Sería tapar el sol con un dedo, desconocer que mucho del bienestar dela región, pasa por subirlos estándares en estos ru-bros puesto que impactan directamente en la calidad devida de nuestras vecinas y vecinos. Entonces, es fundamental en estos tiempos, enrielarlarela-ciónentrela minería y las comunidades desde una óptica de cooperación y participación activa. En primer lugar, las empresas deben entender que su éxito alargo plazo está indefectiblemente ligado al bienestar de las comunidades. Esto implica adoptar un enfoque de desarrollo sostenible que prioriceel uso responsable delos recursos naturales y minimice los impactos ambientales. Por otro lado, es vital promover mecanismos efectivos de participación ciudadanaen la toma de decisiones. Lascomunidades deben ser escuchadas no solo al inicio de los proyectos, sino alo largo de todosu ciclo de vida. El Estado también tiene un rol indelegable. No puede limitarse a ser un mediador pasivo; debe actuar como un garante del equilibrio entre desarrollo económico y justicia social.
Esto significa fortalecer la fiscalización ambiental, asegurar que los recursos generados por la minería se traduzcan en beneficios tangibles para las comunidades y fomentar la inversión en infraestructura, educación y saluden las zonas mineras. tiene una oportunidad única paLa Región de Antofagasta ra liderar este cambio, convirtiéndose en un referente de sostetravés del nibilidad e inclusión. Estoy convencido de que soloa diálogo genuino y la colaboración podremos construir un futuro donde la riqueza minera beneficie a todos. El desafío está planteado: transformemos laminería en una fuerza de integración y desarrollo sostenible, para que Antofagastasea no solo unaregión rica en minerales, sino también en calidad de vida y oportunidades para su gente.. Columna