Autor: Carlos Peña
Columnas de Opinión: Marcel versus el gobierno
Columnas de Opinión: Marcel versus el gobierno El ministro de Hacienda ha hecho noticia esta semana por la flagrante discrepancia que ha mantenido con otros miembros del gabinete.
Mientras él afirma que las noticias acerca del crecimiento son más bien malas o decepcionantes, la ministra Vallejo ola ministra Jara se esmeran por describir la mismasitua= ción como un logro en la tarea de normalizar el país que es lo que, aunque no se reconozca ha acabado sustituyendo -para qué inicial agenda engañarsela transformadora. ¿Qué se esconde detrás de esas discrepancias? Lo que subyace en ellas no estuna cuestión menor, o simples diferencias de modales ala hora de hacer frente a un hecho incómodo, sino que se trata de dos formas de concebir la acción política.
Mientras para el ministro Marcel la realidad es independiente de la voluntad, y es necesario reconocer sus bordes y sus límites, como única forma de cambiarla, para la ministra Vallejo o Jara, e incluso también para el presidente, de lo que se trata es de modificar la realidad, mover, como se dijo tantas veces en la campaña, el límite de lo posible.
Ya se ha olvidado; pero en el origen de la fuerza política hoymayoritaria, una parte que piensa en el fondo, que el saber económico de ministros como Mar= cel es un pretexto para no hacer política democrática.
Todo el gobierno ha estado atravesado por esa tensión subterránea y los últimos incidentes (el de los bonos a los vocales, la gratuidad en educación oel tema del crecimiento) no hacen más que confirmar que ella es la clave de las vicisitudes del gobierno que transita entre el deseo de la simple voluntad y la racionalidad técnica que sabe que en este mundola simple voluntad no basta y que carente de contención racional puede causar estropicios. gobernante, el Frente Amplio, se encuentra la idea de que durantelas últimas tres décadas la técnicayel saber de losexpertos(en una palabra, "de los economistas” había desplazado o usurpala voluntad podo o sustituido a pular, a la voluntad del pueblo.
De esta manera, en Chile habría existido una democracia de él tes, dominada por los técnicos o los llamados technopols (personas que poseen saber técnico y redes políticas) que habría expli cado la pervivencia del modelo neoliberal al quese ha intentado, sin éxito hasta ahora, alojar en tuna tumba.
Las diferencias entonces entreel ministro Marcel y el resto del gabinete, e incluso el presidente, no son entonces rencillas poli cas, es decir, discrepancias relativas a cómo hacer frente a las asperezas cotidianas que posee el quehacer gubernamental, sino que se trata de dos formas de concebir el fondo de la tarea de gobierno y la verdadera índole del quehacer político.
Mientras el ministro Marcel, vale la pena resterarlo, cree que hay variables indóciles a la voluntad que si se transgreden el resultado es peor queel quese pretende evitar, hay otra parte del gabinete que piensa que las variables económicas debensubordinarsea la voluntadCuando el ministro Marcel se sumóal gobierno del Frente Amplio-abandonando el Banco Centrales probable que lo haya hecho creyendo quesu saber podía remediar la ignorancia económica de la nueva generación.
Evidentemente se equivocó porque -losabe ahora-no era la ignorancia el problema sino algo peor y más radical: la convicción que animaa la generación en el poder según la cual la voluntad guía al mundo y dibuja la realidad..