Chilenos ante la inmigración
Chilenos ante la inmigración Parece haber poco sustento para las expresiones de “¡ No a la xenofobia! ” que se escucharon en la Quinta Vergara. La cuestionada rutina del cómico George Harris en el recientemente finalizado Festival de Viña dio pábulo para una suerte de enfrentamiento entre el público chileno y el de origen venezolano.
Así, las tempranas pifias de los nacionales, descontentos por una presentación que no lograba conectar con la audiencia, contrastaban con los aplausos de los venezolanos, congregados en gran cantidad ese día para ver a su compatriota. La historia ya es conocida: pese a la insistencia de los animadores por intentar salvar la situación, el artista terminó abandonando el escenario antes de lo previsto. Transcurridos los días es válido analizar si lo que se vivió en las tribunas de la Quinta Vergara fue un hecho puntual o una muestra de distanciamiento de la ciudadanía con los inmigrantes.
La encuesta Bicentenario UC, dada a conocer en diciembre recién pasado, revela que un 70% de los consultadosconsidera que hay un gran conflicto entre chilenos e inmigrantes, una cifra considerable, pero 8 puntos porcentuales menor a la de 2023.
Por otra parte, si bien un 88% percibe que la cantidad de inmigrantes es excesiva, el 66% de los encuestados señala que los inmigrantes que tuvieran su situación legal al día debieran tener los mismos derechos que los chilenos para acceder a beneficios de salud, educación y vivienda, y solo el 8% señala haber tenido malas experiencias con personas inmigrantes, tales como “desacuerdos, tensiones, peleas o conflictos”. Por ello, a la luz de estas cifras parece haber poco sustento para las expresiones de “¡ No a la xenofobia! ” que se escucharon en la Quinta Vergara. Lo anterior, en todo caso, no obsta a que en el día a día se puedan registrar situaciones conflictivas como resultado de las distintas costumbres que tiene cada comunidad.
Así lo han dado a conocer publicaciones deprensa que han constatado la molestia de vecinos ante hábitos más estridentes o ruidosos para celebrar fiestas por parte de venezolanos, lo que puede contrastar con la actitud de los chilenos, por lo general más austeros en esas materias.
La inmigración masiva que ha estado ocurriendo a nivel global en los últimos 15 años, mucho mayor a la existente en el siglo pasado, es el factor que con más fuerza está cambiando la política del mundo, a tal punto que incluso está definiendo elecciones.
Sin ir más lejos, el fracaso de Biden en materia inmigratoria fue un elemento que repercutió en la victoria de Trump, y el reciente resultado de la elección en Alemania, con un triunfo de la CDU sobre una plataforma más dura contra la inmigración, unido al alza de AfD, aún más radical en sus posturas al respecto, así lo muestran. No se avizora que las razones que motivan esta inmigración vayan a cambiar. Para que las personas estén dispuestas a abandonar sus paí-ses, sus familias y sus lazos afectivos, tienen que estar sufriendo circunstancias políticas o económicas muy adversas, y de manera generalizada.
En efecto, las dificultades económicas y de todo tipo que, por ejemplo, enfrentan los africanos los impulsan a arriesgar su vida por llegar a Europa; algo similar ocurre con muchos latinoamericanos, en particular los venezolanos, muchos de los cuales quieren ingresar a EE.UU., o a Chile. Esas condiciones no se modificarán de un día para otro, por lo que este fenómeno seguirá definiendo una buena parte de la agenda política de los países que los reciben. No se pueden sacar conclusiones definitivas de un hecho puntual como el que se vivió en la Quinta Vergara. Especialmente cuando las encuestas que han intentado reflejar el sentimiento de la sociedad ante la inmigración evidencian que existen en ella actitudes contradictorias, algo normal en el marco de la diversidad de toda comunidad..