Autor: POR ROBERTO AMPUERO ESCRITOR, EX MINISTRO Y EMBAJADOR, ES ACADEMICO DEL CENTRO PAIS HUMANISTA DE LA UNIVERSIDAD SAN SEBASTIAN Y DE LA UNIVERSIDAD FINIS TERRAE
Columnas de Opinión: ¿Por qué ficciones? escribe usted
Columnas de Opinión: ¿ Por qué ficciones? escribe usted n esta misma columna E mencioné tiempo atrás decide protagonista serás, pero se va desdibujando y apagando pese a los esfuerzos del autor, y se vuelve irrelevante y desaparece simplemente. Es un misterio que eso de crear personajes. En todo caso hay que aceptar la voluntad de los personajes en el manuscrito, tal vez reaparecen mañana en otra novela, felices y en gloria y majestad. O se pierden en la nada. Sospecho que muchos escritores tenemos más personajes enterrados en el sótano que viven novelas.
Escribir ficciones es duro porque a lo largo de la vida plantea interrogantes distintos, entre ellas, la de por qué escribir ficciones si la vida humana y el mundo actual constituyen ya material suficiente para alimentar todo tipo de situaciones. ¿ No será preferible dedicarse a algo concreto y más rentable? ¿ No es la vida de por si un collar de preocupaciones, dolores, dramas pero también de alegrías y satisfacciones, como para duplicar aquello real a través de palabras impresas que a lo mejor nadie leerá nunca? El gran escritor brasileño Jorge Amado decía: ". .. escribo para ser leído, influir sobre la gente, y contribuir a la modificación de la realidad de mi pais". Creía firmemente que la novela podíacasi como los políticos, por decir algo-, cambiar un pais.
Yo soy más bien escéptico y pienso que los paises aprenden muy lentamente, si es que aprenden, por eso de que "nadie aprende por experiencia ajena". El destacado autor de ciencia ficción Ray Bradbury dijo: "Pero ante todo, escribo porque estoy enamorado de la vida y porque le estoy agradecido por haber vivido esta época. Y en compensación, debo pagarle bien, ¿no?". ¡ Fenomenal! Me pareció un ser feliz y realizado ese Bradbury, a quien tuve el privilegio de escuchar en una charla en una universidad estadounidense en 2004. No hay nada más sano que ser feliz con la actividad que uno realiza.
Agradezco ser tan afortunado pues me pagan por hacer lo que más me gusta hacer: escribir ficciones. --que en mi taller de escritura creativa inicio las primeras lecciones comentando con los alumnos respuestas que dan escritores consagrados ante la pregunta de por qué escriben literatura. Hay, desde luego, una infinidad de respuestas. Lo mismo ocurre entre quienes escriben por hobby narraciones.
Algunos grandes literatos dicen que escriben porque les gusta o es lo único que saben hacer; otros que lo hacen pues están insatisfechos con el mundo que los rodea, y otros dejan correr la pluma porque les apetece moldear personajes y circunstancias mediante la palabra escrita. Y hay quien goza la actividad pues lo hace sentir un pequeño dios Esto último es interesante. Un escritor puede pensar que es un dios con respecto a sus personajes, pero se equivoca. Uno puede crear o eliminar personajes a gusto, pero al crearlos con "alma y cuerpo", los dota también, y sin notarlo, de voluntad y libertad.
Y esose advierte en lo siguiente: No todos los personajes resultan necesariamente como el autor los planeó, no necesariamente harán lo que uno desea que hagany, algo curioso, hay personajes que uno concibió como secundarios pero que empiezan a crecer en el manuscrito con independencia del plan del creador, y que además se las arreglan para tornarse cruciales. Y hay alguno que uno Y el notable Friedrich Dürrenmatt responde a la pregunta de por qué escribe: "Porque es una pasión. Cuando escribo estoy ante una catástrofe. Tengo siempre la impresión de ser un diletante, de no saber escribir, de no saber alemán, de no tener imaginación, de encontrarme ante la nada. Pero es una pasión". Tiene razón: cuando inicias una novela sientes que estás partiendo de cero y que la experiencia ayuda, pero te sientes un neófito.
Y Stefan Hermlin, a quien conoció en los años setenta en la bella ciudad de Weimar, afirma: "Se escribe menos por temor a la muerte que por temor a desaparecer sin dejar huella". Hermlin tiene una biografia singular: combatió en la Guerra Civil Española mientras en Alemania regia el nacionalsocialismo hitleriano, y después de 1945 vivió en el socialismo de la RDA hasta su muerte. En alguna medida este poeta y narrador recoge tribulacionessobre la vida y la muerte de creadores, de personas y ¿ quién sabe ?hasta de personajes literarios. También me encanta mostrar a mis alumnos fotografias de los estudios donde los escritores trabajan porque revelan mucho.
Suelen tener una atmósfera especial, misteriosa, estimulante o apaciguadora, y me da la impresión de que alli habitan no sólo los personajes de su autoría sino también los autores y los personajes de sus libros predilectos. Se trata de modestos templos donde convergen los pequeños dioses y sus discolas criaturas, que a menudo los sobreviven. Hay otros autores que escriben donde pueden, porque llevan una existencia errante. Otros, en cambio, son verdaderos eremitas, aman la soledad y el silencio, y sus acompañantes son los libros que han disfrutado y los que se proponen leer.
A cierta entrada edad uno intuye que -a diferencia de lo que pensaba cuando jovenno alcanzará a leer todos los libros que anhela leer y que éstos -como las paredes de casa y los árboles del jardinpresenciarán nuestra partida.
John Cheever cuenta que "el cuarto en que trabajo tiene una ventana que mira hacia un bosque, y me gusta pensar que las personas que me escriben compartiendo sus reflexiones sobre mis libros, gente seria, amable y misteriosa, está alli". Joan Didion dice algo que tambin da que pensar: "cuando estoy cerca de terminar un libro, duermo en el mismo cuarto en que escribo.
De alguna manera el libro note abandona cuando duermes junto a él". Y Susan Sontag no le daba importancia al espacio donde escribia, porque le gustaba desplazarse y dejar pasar el tiempo sin hacer nada cuando no escribía.
Eso le creaba además una ansiedad que la recargaba de energia y la devolución a la escritura. "Pero escribir requiere mucha soledad", decía. "Y no escribo todo el tiempo, pues viajo mucho, pero escribo cuando viajo", pero cuando escribía, se olvidaba hasta de comer.
Y con respecto a su escritura Amy Tan afirmo: "Me rodeo de objetos que se relacionan con mi historia personal, como libros viejos, cuencos, tazones, cajas y bancos de la China imperial, y me acompaña mi perro Bubba Zo". Cierro esta columna con la reflexión del escritor angolano José Vieira Luandino, de quien hace siglos fui su traductor en Leipzig y de quien aprendí mucho cuando yo tenia veinte años: "No comprendo la realidad sino a través del acto de la escritura de ficción. Y también sólo me descubro en ese acto. Yen élme oculto. Escribo para sentirme vivo. Para vivir". 08. S. ESCRIBÍA PORQUE ESTABA ENAMORADO DE LA VIDA, MURIÓ EN 2012, A LOS 91 AÑOS.