Columnas de Opinión: Conversaciones de Monsalve
Columnas de Opinión: Conversaciones de Monsalve para establecer indicios de delitos o para confirmar sospechas de que, si hizo ese tipo de cosas, si el deseo lo llevó a visitar sitios de citas o a contratar escorts, entonces se insinúa no puede ser sino unagresorsexual o un violador. Pero ¿ no se advierte adónde puede llevar todo esto? Una delas ideas más famosas de Kant quese enseña en las escuelas de derecho, es la distinción entre el derecho y la moral. Tanto el derecho comola moral, enseña Kant, deuna cierta conducta, mandan disponen que hacer esto u omitir lootroes debido u obli'gatorio.
Por ejemplo, tanto el derecho como la moral ordenan no matar a otro ¿ Cuáles la diferencia entreambos entonces si es que pueden ordenar lo mismo? La diferencia radica en que paracumplirla regla de derecho basta con lo queella ordenasin ejecutar importar el motivo dela obediencia. Pedro puede querer matara Juana; perosia pesar de desearlo ardientemente no lo hace solo porque teme el castigo, entonces incluso la ley, obedeció el asícumplió derecho, es un ciudadano corecto. Para cumplir la regla moral, en cambio, se requiere que se ejecute lo que ella ordenaporun específico motivo: el deber. Solo actúa moralmente entonces quienejecuta lo que la regla ordena porque cree que es su deber hacerlo; actúa legalmente en cambio quien cumple la regla, aunqueen su interior habite un motivo quela contradice.
Así entonces delo quese tra: ta en el caso Monsalve -a lo único que puede ser expuesto-esauna investigación paTa dilucidar si cometióel delipero loqueno todeviol debe hacerse es hurgar en su intimidad y en su deseo para sostener que, si tenía esos deseos, llamaba a una escort, intercambiaba mensajes y sect tabaconella, entonces no pudosino actuar como un violador. ¿Es reprochable en sí mismo queelexsubsecretario Monsalve haya mantenido conversaciones conun sitio deci. tas y eventualmente contratado escorts? Preguntas como esa se han planteado decenas o centenas de veces, cada vez que unaautoridad es sorprendida enuna actitud que contraría las convenciones sexuales. Perosialejecutaresaconducta mientras fue autoridad no cometió delito alguno ¿ qué motivo habría para condenarlo o para considerar que esas conversaciones lo acreditan como un depredador o psicópata? Evidentemente ninguna. Sino hay delito, ese intercambio que, hemos de suponer, mantuvo Monsalve constituye una cuestión juré dicamente lícita que, de no ser porla investigación desus chats se habría mantenido oculta sin que nadie seenterara.
O, si se prefiere, esas conversaciones o intercambios pueden convertirlo retroactivamente en un mal subsecretario arguyendo que debía controlar el comercio sexualilícitoen vez de consumirlo (y en tal caso no solo él sería el malo, sino también quien sin investigarlo lo eligi6); pero es del todo irrele'vante para la única cuestión público que hoy dedeinterés be despertar la atención: sicometió o noviolación. El derecho penal de una sociedad liberal castiga conductas o actos; perono personalidades ni trayectorias vitales, ni deseos ocultos.
Elderecho penal de la personalidad es propio de gobiernos o estados iliberales quesesienten con derecho a regimentar no solo las conductas externas delas personas, sino también sus deseos y sus pensamientos íntimos, y llea revisar toda su gadoelcaso trayectoria vital en busca de delitos, como si en vez de constituir un acto de infracción dela ley, el delito consistiera en apartarse de un modelode conductaal queseestima virtuosoo especialmentecívico. El peligro quetiene la revisión pormenorizada delas conversaciones privadas olos chats de una persona-en este caso Monsalve-es que se hacen inferencias a partir de esas conversaciones. MIRADA CONSTITUCIONAL