Editorial: Perjuicios del comercio callejero
Editorial: Perjuicios del comercio callejero 01 comercio callejero sigue siendo un tema anivel país, por lo que cada vez resulta más complejo regular esta actividad. La gran mayoría de las mercaderías que ingresan en forma ilegal, tiene como destino la venta callejera. Sectores como calle Matta y Prat en la capital regional y Paseo Ramírez y Latorre, en Calama. Prendas de vestir, en ocasiones imitaciones de marcasreconocidas, accesorios de celulares y juguetes, entre muchos otros productos se transan a precios bajos, porque no se han pagado impuestos de ingreso. El Servicio de Aduanas decomisa productos por miles de dólares, pero siempre es posible evadir los controles. Son las mercaderías que llegan finalmente alos vendedores ambulantes, que se instalan con carros, tarimas, bolsas o en el suelo. Desde hace muchos años ha existido presencia de vendedores en las calles, pero durante estos días hay un descontrol y es posible apreciar cómo prácticamente se han apropiado de las principales calles de nuestras ciudades. Cada cierto tiempo las autoridades realizan campañas para combatir la venta enlas vías públicas, aunquesin resolver este problema. Essabido que en tornoa la venta ambulante prolifera la delincuencia, que aprovecha la con-gestión que se produce en las aceras. En los últimos meses es posible observar cómo los vendedores prácticamente se tomaron las calles ofreciendo sus mercaderías. El combate al comercio callejero parece una historia sin fin, que no ha podido tener una solución que perdure en el tiempo. Y cada año en los días previos a Navidad y Año Nuevo, el problema se desborda. El vendedor callejero es el último eslabón de una cadena en la que hay grupos organizados que internan mercaderías falsificadas, de dudosa calidad, y que se distribuyen evadiendo impuestos y perjudicando al comercio establecido. Essabido queen torno ala venta ambulante prolifera la delincuencia.. Antofagasta y Calama son las ciudades de la región más complicadas con este fenómeno que se agudizó después de la pandemia. Editorial