Un acuerdo para avanzar
Un acuerdo para avanzar tpj 1 IP Congreso Pleno, sesión de Cuenta Pública (1 de junio, 2024). O PRENSAI. Un acuerdo para avanzar Necesitamos cuanto antes un Pacto de Desarrollo, el que no necesita abarcarlo todo, pero sí lo fundamental para sacar al país del marasmo, con metas claras y estaciones bien definidas.
Gonzalo Blunel Ingeniero civil, exriinistro de Estado El año comenzó con un golpe devastador para el país: los megaincendios en Viña del Mar y Quilpué, que cobraron la vida de 135 compatriotas y dejaron en evidencia la feroz negligencia del aparato estatal para atender la emergencia.
Casi de inmediato, vino el fatídico accidente del expresidente expresidente Sebastián Piñera en el lago Ranco, tragedia que conmocionó al país y que hizo brotar un breve momento de republicanismo, que se desvaneció a las pocas semanas. Con el paso de los meses se pudo apreciar la consolidación consolidación de las grietas que socavan la marcha del país. Lo más delicado es el avance del crimen organizado, el que cada semana nos horroriza con homicidios violentos, descuartizamientos, secuestrosy sicariatos. El despiadado asesinato de tres carabineros en Cañete, quienes fueron emboscados, ultimados y quemados el mismo día del aniversario institucional, fue una cruel demostración del poder alcanzado por la delincuencia y el terrorismo.
También resulta preocupante constatar la fatiga de material exhibida por nuestras instituciones públicas, salpicadas por casos de corrupción y escándalos, como los casos Audiosy Fundaciones, ola gravísima denuncia contra el exsubsecretario Manuel Monsalve, que golpearon golpearon severamente a los principales poderes del Estado.
Ni El 2024 fue un año particularmente df ícil para Chile, marcado por tragedias, escándalos, conflictos y la profundización de nuestras debilidades estructurales, esas que llevamos arrastrando por más de una década. hablar de la fragmentación y banalización sin límites de la actividad parlamentaria, que cada día se supera a sí misma, o de la brutal decadencia de los liceos públicos, lo que quedó una vez más en evidencia tras los resultados de la PAE5 (ningún establecimiento emblemático logró posicionarse entre los 300 mejores colegios de Chile, mientras que hace 20 años el Instituto Nacional era 90, el Carmela Carvajal 320 y el Liceo Lastarria 86). Si a lo anterior le sumamos una economía que no logra despegar, desde 2014 estamos pegados en un mediocre crecimiento del 2%, una inflación que se niega a volver a los rangos establecidos por el Banco Centraly una cesantía que acumula casi dos años por sobre el 8%, cifra que parece haberse convertido en el nuevo «piso» de nuestro alicaído mercado laboral, el cuadro se torna deprimente. Tomárselo en serio Esta franca decadencia hay que tomársela muy en serio. No solo porque debilita las perspectivas de progreso individual, individual, sino, sobre todo, porque erosiona las bases de nuestra convivencia democrática. Al final, la democracia se sustenta en una premisa fundamental, que es su capacidad de producir progreso de manera pacífica, respetando las libertades y derechos fundamentales de los ciudadanos. Cuando esa promesa se pone en cuestión, la adhesión a las reglas democráticas se diluye y emerge la anomia, como ocurrió durante los difíciles meses que siguieron al estallido social. No es casualidad que el líder mundial más admirado en Chile sea Nayib Bukelel, fenómeno que bajo ningún punto de vista debe ser menospreciado, ya.
Un acuerdo para avanzar Gane quien gane la próxima elección presidencial, enfrentará un Congreso atomizado donde hasta el más mínimo acuerdo significa un esfuerzo monumental. que refleja una insatisfacción generalizada respecto de la capacidad del Estado de brindar seguridades básicas. Las cifras al respecto son elocuentes: el 65% cree que el país ha retrocedido en los últimos veinticinco años, mientras que solo el 18% cree que ha mejorado. Asimismo, el 59% se siente pesimista respecto del futuro de Chile, versus un 35% que se siente optimista.
Por otra parte, las tendencias tendencias globales que se estiman tendrán mayor impacto en el país constituyen puros riesgos para las seguridades más elementales de las personas: crimen organizado (35%), inmigración (33%)y cambio climático (28%). En síntesis: vamos mal, pero mañana podría ser peor. Desafíos para el Gobierno Este cuadro plantea un reto mayor para el presidente Gabriel Gabriel Boric y su gobierno, quienes tienen la primerísima responsabilidad en la marcha del país.
Lamentablemente, pareciera ser que la estrategia para este último año será refugiarse en su zona de confort, anclado en la base dura de apoyo, que han logrado mantener en torno al 25%-3o%, a punta de guiños a la barra brava, como los inaceptables indultos a los presos del estallido o el obstinado rechazo al proyecto minero Dominga.
Aquello les da confort para enfrentar la ripiosa contingencia, permite cohesionarse de cara a las elecciones de noviembre y, de paso, blinda el liderazgo presidencial dentro del mundo de la izquierda, pensando en una futura proyección nacional e internacional. internacional. Pero, como contrapartida, hace imposible cualquier posibilidad de construir acuerdos que nos saquen del fango de los últimos años. Es cosa de juzgar la forma en que se ha conducido la negociación por las pensiones. A ratos, da la impresión de que se está realizando un esfuerzo genuino por alcanzarlo.
Sin embargo, hay momentos en que el propio mandatario pareciera desahuciarlo, impresión que se acentuó luego del corcoveo del ic y sectores de izquierda reacios a cualquier cualquier acuerdo que no signifique el fin del sistema actual. Es de esperar que el acuerdo que se fraguó en el Senado sin duda, una buena noticia prospere y pueda convertirse en ley.
Un tercer fracaso en reformar el sistema previsional clausurará la posibilidad de avanzar en cualquier otra materia relevante reforma política, salud o educación, ya que no es admisible pedir a la oposición que pague costos por alcanzar acuerdos no son pocos los que se requieren cuando no hay disposición disposición suficiente para asumirlos como propios.
De paso, también se acelerará la pérdida de relevancia del Gobierno, el temido «pato cojo», en la medida en que la renuncia a liderar dichos acuerdos traspasará anticipadamente esa responsabilidad a quienes buscan asumirla, que son los candidatos que intentarán llegar a La Moneda durante 2025. Las idas y vueltas de la negociación previsional revelan uno de los rasgos más representativos de la nueva izquierda frenteamplista, que es su incapacidad de reconocer reconocer los límites que impone la realidad.
Cuando esta no les da las mayorías suficientes, aquellas que en su fuero íntimo deben estar seguros de representar, prefieren detener la marcha antes que avanzar de modo progresivo, negando con ello la condición más propia de la política: los avances siempre son parciales, las victorias nunca son definitivas.
Como lo señaló Pepe Mujica en su entrevista de despedida uno que fue revolucionario y a quien de seguro deben tener en el altar de los consagrados, la democracia no se trata de buscar la sociedad perfecta, sino la mejor posible. Esto plantea, a su vez, un desafío mayúsculo para la centroizquierda chilena, en cuanto a si seguir de la mano con esta nueva izquierda, o bien, intentar recomponer el proyecto propio.
Al fin y al cabo, desgastada y todo, fueron figuras de la vilipendiada Concertación las que vinieron al rescate del Gobierno cuando la estantería se venía abajo, tras la debacle del plebiscito constituyente de septiembre de 2022.
Preguntas para la izquierda Esa es la gran pregunta que se develará durante 2025, cuando veamos las alianzas programáticas y electorales que logre conformar el socialismo democrático. ¿Estarán dispuestos a reivindicar su legado, la obra de sus propios gobiernos, aquella que desconocieron durante octubre de 2019? A partir de entonces, ¿será posible retomar viejas alianzas, por ejemplo, con el socialcristianismo, corriente que hoy languidece en medio de una crisis de identidad aun mayor que la que experimentan los socialistas? (Queda acaso algo de la vieja DC de Frei Montalva, Aylwin, Valdés, Boeninger y Foxley?). Por último, ¿volverán a enarbolar proyectos de mayoría que representen a los sectores populares populares antes que a las minorías identitarias, que promuevan el progreso en lugar del decrecimiento, y que se basen en reformas en vez de refundaciones?. Un acuerdo para avanzar En la oposición: optar por la moderación En el caso de la oposición las cosas tampoco se ven sencillas. sencillas. El principal riesgo para la centroderecha es repetir los errores de la centroizquierda, dejándose seducir por los sectores más extremos. Aquellos que ven en los adversarios a enemigos irreconciliables yen cualquier negociación, una rendición inadmisible.
Fenómeno que, en todo caso, responde a tendencias más globales que locales, como se ha venido manifestando en democracias consolidadas, como es el caso de España, Alemania o Austria, influido por el auge de las redes sociales, sociales, los botsylasfake news. Aunque también, es necesario reconocerlo, por la propia incapacidad de las democracias liberales para lidiar con los problemas de la modernidad, como los flujos migratorios masivos, el cambio tecnológico ola crisis climática. De momento, hay señales que invitan a un cauto optimismo. Su principal figura presidencial, Evelyn Matthei, representa posiciones moderadas de derecha. Ylas últimas elecciones fueron una bocanada de aire fresco para el sector.
El fuerte crecimiento en alcaldes y gobernadores regionales de Chile Vamos, que pasó de 87 a 122 y de ia 6, respectivamente, sumado al triunfo de figuras de talante dialogante en comunas tan disimiles como Antofagasta, Providencia, Independencia o Punta Arenas, junto con el débil resultado del Partido Republicano (obtuvieron 8 alcaldes y ningún gobernador), constituye un incipiente cambio de tendencia que da cuenta de que el electorado ha vuelto a privilegiar liderazgos que proyecten disposición a alcanzar acuerdos (no hay que olvidar que en la elección del Consejo Constitucional de mayo de 2023 los republicanos, por sí solos, obtuvieron más de un tercio del electorado). En cualquier caso, las mismas elecciones municipales municipales mostraron que el país está divido en dos grandes mitades, mitades, las que a su vez están fragmentadas en una cantidad insólita de partidos.
Si tomamos la elección de concejales como referencia, hoy existen 13 partidos por el lado del oficialismoy8 oficialismoy8 por el lado de la oposición (sin contar que el 42% de los electos fue en calidad de independiente). De hecho, Chile es el país de la OCDE con más partidos en la Cámara de Diputados (21), seguido de Croacia (16), Dinamarca (16) y Países Bajos (13); todos. regímenes parlamentarios que obligan a formar coaliciones para gobernar. Aquello constituye el mayor riesgo para lo que viene. Gane quien gane la próxima elección presidencial, enfrentará un Congreso atomizado donde hasta el más mínimo acuerdo significa un esfuerzo monumental. Esa falla geológica de la política debe ser corregida a la brevedad, porque afecta las posibilidades de avanzar en prácticamente todos los ámbitos.
Enla práctica, cualquier 1 segúnla encuestacademdel co de noviembre de2oa4, su imagenpositiva alcanza el 81%. 2 ver encuesta Cadem, ç de enero de 2024.3 ¡ PU Parline (2023). reforma relevante debe materializarse a través de proyectos de ley, lo que requiere la venia del Congreso. Por lo mismo, debe valorarse el esfuerzo que está realizando un grupo transversal de senadores por introducir mejoras al sistema político, acotando el número de partidos y sancionando el transfuguismo parlamentario. Sin dicha reforma, será imposible abordar los múltiples cambios que el país necesita para salir del estancamiento, lo que arriesga seguir alimentando la frustración ciudadana, elástico que conviene no seguir estirando. No solo porque es una inmoralidad arruinar miles de proyectos de vida, sino porque es una invitación declarada para el arribo de populistas y caudillos que pueden terminar sepultando nuestra democracia.
Por lo mismo, necesitamos cuanto antes un Pacto de Desarrollo, idea empujada por el exministro Ignacio Briones y un conjunto diverso de economistas, el que no necesita abarcarlo todo, pero sí lo fundamental para sacar al país del marasmo, con metas claras y estaciones bien definidas.
Aumentar la seguridad pública, contener la migración irregular, desatar la inversión y el crecimiento, crecimiento, recuperar las salas de clases y mejorar la calidad de la educación, y atender la crisis en salud y vivienda, parecen ser las urgencias más evidentes. Ahí, tanto la centroizquierda y como la centroderecha debiesen tener incentivos para converger. Primero, porque, si no, dará lo mismo ganar elecciones. Gobernar será un ejercicio imposible para cualquiera. Segundo, porque ya lo han hecho en el pasado, en momentos de crisis de mucho mayor calado. Así fue con el MOP Cate, la Crisis Pingüina o el Acuerdo por la Paz y la Constitución. Y, tercero, porque ambas son responsables de lo que somos, con nuestras luces y sombras que, al hacer el balance, siguen siendo más motivo de orgullo que de reproche. Por lo mismo, vale la pena el esfuerzo. Cuando la democracia se vuelve un juego de suma cero, no solo arriesga su legitimidad, también arriesga su propia supervivencia. supervivencia. M Debe val orarse el esfuerzo que está realizando un grupo transversal de senadores por introducir mejoras al sistema político, acotando el número de partidos y sancionando el transfuguismo parlamentario..