Población Población de flamencos de flamencos altoandinos altoandinos en Chile y la en Chile y la región andina región andina
Población Población de flamencos de flamencos altoandinos altoandinos en Chile y la en Chile y la región andina región andina En Chile habitan tres de las seis especies de flamencos del mundo: el flamenco andino (Phoenicoparrus andinus), el flamenco de James o parina chica (Phoenicoparrus jamesi) y el flamenco chileno o parina grande (Phoenicopterus chilensis). Estas especies se concentran principalmente en humedales altoandinos (salares, lagunas altiplánicas) del norte de Chile, compartiendo su hábitat con las poblaciones de Bolivia, Argentina y Perú. Son aves altamente móviles y nomádicas, que se desplazan entre distintos cuerpos de agua a lo largo del año en busca de alimento y sitios de nidificación. En consecuencia, las estimaciones poblacionales deben considerarse a escala regional y con censos simultáneos en múltiples países para evitar dobles conteos o subestimaciones.
A continuación se presentan las cifras más recientes de población, tendencias demográficas, estado de conservación y distribución geográfica de cada una de las tres especies altoandinas presentes en Chile, con énfasis en fuentes oficiales y científicas. FLAMENCO ANDINO (PHOENICOPARRUS ANDINUS) El flamenco andino conocido localmente como parina grande es la especie de flamenco más rara del mundo y la de población más reducida de las tres presentes en Chile. Su distribución abarca los Altos Andes del norte de Chile, noroeste de Argentina, suroeste de Bolivia y sur de Perú, generalmente en lagunas salobres sobre los 3.000-4.500 m de altitud. En Chile se le encuentra desde la Región de Arica y Parinacota hasta la de Atacama, principalmente en salares altoandinos como Surire, Huasco, Atacama (Chaxa) y Maricunga. Población: A nivel global se estima una población actual de aproximadamente 40.000 flamencos andinos, de los cuales cerca de 19.000 individuos habitan en Chile. Esta cifra refleja un marcado declive histórico: en la década de 1980 se calculaban entre 50.000 y 100.000 flamencos andinos, pero a mediados de los 90 el total había caído a unos 34.000. Estudios y censos internacionales confirman que la especie se mantiene en números bajos. Por ejemplo, el primer censo simultáneo andino (1997) contó ~33.000 individuos, y en 2020-2021 la población global se estimó nuevamente en torno a 3440 mil ejemplares.
En Chile, los conteos recientes sugieren que la subpoblación nacional se ha mantenido estable dentro de rangos históricos: el censo de 2023 en 40 humedales del norte registró 2.498 flamencos andinos (solo ligeramente inferior a conteos anteriores), indicando que no ha ocurrido una disminución significativa reciente en el país. Asimismo, los resultados preliminares del censo simultáneo internacional de enero 2025 revelaron números estables a nivel regional, con presencia importante de flamenco andino en varios nuevos sitios de nidificación en Bolivia.
No obstante, los especialistas advierten que una estabilidad numérica a corto plazo puede enmascarar problemas demográficos, dado que se trata de aves longevas: si no hay suficiente reclutamiento de juveniles (colonias reproductivas activas), las poblaciones podrían estar compuestas por individuos envejecidos que eventualmente declinarán. Estado de conservación: El flamenco andino está clasificado como Vulnerable tanto a nivel internacional (UICN) como nacional. La UICN lo considera Vulnerable debido a su baja población global y al descenso observado en las últimas décadas. En Chile, el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) también lo ha catalogado como especie Vulnerable bajo el reglamento de clasificación nacional. Además, desde 1981 los flamencos andinos están protegidos por ley al ser declarados Monumento Natural en Chile, lo que prohíbe su caza o la recolección de sus huevos. Tendencias y amenazas: La tendencia poblacional a largo plazo del flamenco andino es descendente, principalmente por la pérdida y degradación de su hábitat.
Sus sitios de alimentación y nidificación lagunas altoandinas poco profundas enfrentan múltiples amenazas antropogénicas: extracción de agua para minería y agricultura, cambios hidrológicos por la minería de litio y bórax, perturbación Flamencos altoandinos alimentándose en un salar andino.
Estas aves incluyen tres especies presentes en Chile: flamenco andino, flamenco de James y flamenco chileno.. Población Población de flamencos de flamencos altoandinos altoandinos en Chile y la en Chile y la región andina región andina censo altiplánico de 2023 registró 5.083 flamencos de James la cifra más alta entre las tres especies confirmando que esta es la especie de flamenco más abundante en el norte chileno actualmente.
Estado de conservación: La UICN clasifica al flamenco de James como Casi Amenazado (Near Threatened). Esto se debe a que, aunque su población absoluta es mayor, experimentó declives en generaciones pasadas y enfrenta amenazas que podrían causar una reducción moderadamente rápida en el futuro. Anteriormente llegó a considerarse En Peligro, pero medidas de protección y la recuperación de algunas lagunas han mejorado su situación relativa, estabilizando la población en años recientes. En Chile, el MMA lo tiene listado como Vulnerable al igual que las otras dos especies de flamencos.
Todos los flamencos altoandinos están además incluidos en el Apéndice II de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas), y el flamenco de James está en el Apéndice I de la Convención de Especies Migratorias, reconociendo su necesidad de protección estricta en todo su rango.
Tendencias y amenazas: La población de flamenco de James mostró una drástica disminución durante el siglo XX (llegando a creerse extinta en la década de 1950), pero gracias a esfuerzos de conservación internacionales logró recuperarse parcialmente.
En las últimas dos décadas su número se ha mantenido relativamente estable, aunque con oscilaciones locales: hay años en que abundan en ciertos salares de Chile y Argentina, y otros en que se concentran más en Bolivia o viceversa. Dado que pueden vivir más de 30 años, la estabilidad numérica podría ocultar un déficit reproductivo un punto de atención para investigadores. De hecho, se ha observado que algunas colonias tradicionales dejaron de anidar recientemente, posiblemente por perturbaciones o cambios en el agua, mientras nuevas colonias aparecieron en sitios remotos libres de actividad minera.
Las amenazas que pesan sobre esta especie son similares a las del flamenco andino: pérdida de hábitat por sequía y sobre-explotación de acuíferos, actividades mineras (particularmente la explotación de litio en salares, que altera la dinámica hídrica), disturbios humanos en zonas de nidificación, cambio climático y eventos climáticos extremos (por ejemplo, lluvias inusuales que inundaron nidos en el pasado). La recolección ilegal de huevos y la caza furtiva han disminuido gracias a la protección legal, pero la UICN advierte que si estas prácticas resurgen o aumentan, podrían inducir un declive poblacional significativo en las próximas décadas. En resumen, aunque hoy la parina chica no muestra un colapso inmediato, su conservación a largo plazo depende de mantener hábitats saludables en todo el altiplano. La identificación de nuevos sitios de cría en 2025 ofrece una señal esperanzadora de resiliencia de la especie, siempre que estos humedales críticos se conserven adecuadamente. FLAMENCO CHILENO (PHOENICOPTERUS CHILENSIS) El flamenco chileno también llamado flamenco austral es la especie de flamenco sudamericano más ampliamente distribuida. A diferencia de las dos parinas altoandinas, el flamenco chileno no se limita a la Puna, sino que ocupa diversos humedales desde el nivel del mar hasta alturas moderadas. Se encuentra en gran parte de Sudamérica, incluyendo Chile (desde el altiplano norte hasta Magallanes), Argentina (donde nidifica en lagunas tanto andinas como pampeanas), Bolivia, Perú, Paraguay, el sur de Brasil y Uruguay.
En Chile su presencia es regular en el altiplano norte (salares de Surire, Atacama, etc. ), pero también en humedales costeros e interiores del centro (por ejemplo, desembocadura del río Maipo, humedales de Batuco y El Yali) y en zonas australes (Chiloé, estuarios de Aysén y Magallanes). Esta amplia distribución geográfica hace que su población se divida en dos subpoblaciones principales: la de la Puna (compartida entre Chile, Perú, Bolivia, noroeste arla patagónica/pampeana, gentino) y que abarca el sur de Chile y Argentina, conectadas posiblemente por corredores migratorios a lo largo de humedales costeros. Población: El flamenco chileno es numéricamente el más abundante de los flamencos altoandinos, pero su población global ha sufrido reducciones significativas. Un censo coordinado continental en 2010 estimó una población mundial de ~300.000 flamencos chilenos, tras contar directamente unos individuos en los sitios de 283.000 concentración conocidos. Esta estimación contrasta con cálculos de la década de 1970, cuando se creía que había hasta 500.000 flamencos chilenos en Sudamérica. La tendencia desde entonces es decreciente, con pérdidas atribuidas a presión humana y cambios ambientales. BirdLife International (2016) y la UICN señalan que la especie probablemente seguirá disminuyendo a un ritmo moderado en las próximas tres generaciones.
En Chile, se calcula que hay alrededor de 30.000 flamencos chilenos distribuidos en distintas regiones del país, con sus mayores concentraciones en el extremo norte (altiplano) y en algunos humedales del sur (e.g. estuarios de Magallanes). El censo de flamencos 2023 en el norte de Chile registró 4.449 individuos de flamenco chileno en los salares altiplánicos, complementando las decenas de miles que habitan fuera del altiplano.
En Argentina, uno de los sitios de cría más importantes es la laguna de Mar Chiquita (Ansenuza), donde se han observado colonias de nidificación de miles de parejas en años recientes, contribuyendo gran parte del contingente global de la especie.
Otros sitios clave incluyen lagunas andinas de alto vuelo (ha nidificado en Surire, Uyuni, etc., aunque menos regularmente) y lagos bajos como la Laguna de los Pozuelos (Argentina), que en 2020 albergó cerca de 40.000 flamencos de varias especies. Estado de conservación: La UICN clasifica al flamenco chileno como Casi Amenazado (NT), debido a que se sospecha un futuro declive poblacional moderadamente rápido por amenazas persistentes. Se considera una especie en peligro de erosión numérica paulatina, aunque no al nivel de Vulnerable aún. En Chile, el MMA lo incluye en la categoría Vulnerable (al igual que las otras parinas) por la continua disminución de sus efectivos locales en las últimas décadas. Además, a nivel regional se le ha calificado como especie “Rara” en zonas fuera de sus núcleos principales (por ejemplo, regiones de Coquimbo y Los Lagos) debido a sus bajas densidades en esas áreas.
Como los demás flamencos, está legalmente protegido: su caza y captura están prohibidas, y está enlistado en convenios internacionales (CITES Apéndice II). Tendencias y amenazas: El flamenco chileno enfrenta amenazas similares a las de sus congéneres altoandinos, aunque su distribución más amplia lo expone también a riesgos en humedales costeros y de baja altitud.
Entre los principales factores de declive se cuentan la pérdida de hábitat (desecación de lagunas, avance de actividades agrícolas e inmobiliarias sobre humedales), la contaminación y disturbio humano en sitios de alimentación (por ejemplo, tránsito de personas y vehículos en salares, turismo descontrolado) y la presión extractiva. Históricamente, la recolección de huevos para consumo humano diezmó colonias de flamenco chileno práctica reportada especialmente en el altiplano hasta fines del siglo XX.
También la cacería incidental ocurrió en algunos lugares (a veces eran perseguidos por supuesta competencia con ganado en lagunas). Si bien estas prácticas han disminuido gracias a protección legal, la UICN advierte que la combinación de factores como el robo de huevos, la caza y la perturbación del hábitat probablemente causará una disminución global de la especie en el futuro próximo. De hecho, la productividad reproductiva del flamenco chileno es baja y es sensible a alteraciones: por ejemplo, perturbaciones durante la nidificación pueden llevar a abandonos masivos de nidos.
Adicionalmente, el cambio climático podría agravar sequías en sus zonas de cría tradicionales (como ocurrió en Laguna Mar Chiquita, reduciendo el área disponible para anidar). Todas estas amenazas han motivado la implementación de medidas de conservación, incluyendo la creación de reservas protegidas (p. ej. Reserva Nacional Los Flamencos en Chile, Reserva de Flamencos de Laguna de los Pozuelos en Argentina, etc. ) y programas de monitoreo continuo. Los censos simultáneos internacionales desde 1997 muestran que, aunque el número total de flamencos australes sigue siendo relativamente alto, la tendencia general es de declive lento y requieren manejo activo para evitar mayores pérdidas. Distribución y conservación regional: A nivel regional andino, las tres especies de flamenco coexisten en varios sitios, demostrando la importancia de proteger paisajes completos de humedales altoandinos. Lugares como la Laguna Colorada (Bolivia) destacan por albergar simultáneamente a las tres especies en grandes cantidades miles de flamencos andinos y de James, junto con flamencos chilenos y servir como sitios de reproducción cruciales. Esta laguna, junto con otras como Salar de Uyuni (Bolivia), Salar de Atacama (Chile) y Laguna Mar Chiquita (Argentina), forma una red de hábitats esenciales para el ciclo de vida de los flamencos altoandinos. Organismos internacionales (UICN, Wetlands International) y ONGs locales trabajan en conjunto con autoridades nacionales para monitorear estas poblaciones y mitigar amenazas. El Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos (GCFA) coordina censos quinquenales y comparte datos con las agencias gubernamentales, permitiendo evaluar tendencias globales.
Gracias a estas iniciativas, hoy se tiene un panorama más claro: en Chile, la población de flamencos altoandinos se mantiene en el orden de decenas de miles de individuos (unos 12.880 contabilizados en 2023 en el norte), mientras que en todo el Altiplano de Suramérica suman del orden de 80 a 100 mil flamencos entre las tres especies. Si bien ninguna de estas especies se encuentra en peligro crítico inmediato, todas están bajo alguna categoría de amenaza (VU o NT) y sus tendencias a largo plazo preocupan a los expertos.
En consecuencia, se han intensificado los esfuerzos de conservación: creación de áreas protegidas en salares clave, planes de manejo de cuencas para asegurar niveles de agua, restricciones a proyectos mineros en humedales sensibles, programas de educación ambiental con comunidades locales (que históricamente interactuaban con los flamencos), y cooperación internacional para la gestión integrada de los humedales andinos.
Solo mediante estas acciones coordinadas se podrá garantizar que los flamencos altoandinos símbolo de los ecosistemas de altura continúen adornando con sus tonos rosados los salares de la región para las futuras generaciones humana (turismo no regulado) y cambio climático. La disminución de precipitaciones andinas y el retroceso de glaciares afectan la disponibilidad de agua en salares, reduciendo el alimento (algas diatomeas y microinvertebrados) del que dependen los flamencos. También históricamente la recolección de huevos y la caza impactaron sus colonias, prácticas hoy controladas pero que persisten en algunas áreas remotas. Todas estas amenazas han provocado descensos significativos: según la UICN, se sospecha que la población continuará reduciéndose en el futuro inmediato. Dada su distribución transfronteriza, la conservación efectiva requiere esfuerzos internacionales coordinados.
En esa línea, desde 2005 se realizan censos simultáneos quinquenales en los cuatro países altiplánicos bajo la coordinación del Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos (GCFA), y CONAF implementa un Plan Nacional de Conservación de Flamencos en el norte de Chile para monitorear y proteger a estas especies. Flamenco andino (Phoenicoparrus andinus) en alimentación. Es el flamenco más escaso, categorizado como Vulnerable a nivel nacional e internacional. Flamenco de James o parina chica (Phoenicoparrus jamesi) El flamenco de James, también llamado parina chica o flamenco puneño, es ligeramente más pequeño y de color rosado pálido. Comparte con el flamenco andino gran parte de su distribución, habitando los lagos altoandinos de la Puna en Bolivia, Perú, norte de Chile y noroeste argentino. En Chile se concentra en el Altiplano de AricaParinacota, Tarapacá y Antofagasta.
Es una especie nómade que suele desplazarse entre distintos salares; la mayoría de sus colonias reproductivas conocidas están en Bolivia (por ejemplo, en la Laguna Colorada) y en el sur de Perú, aunque también puede nidificar en el norte de Chile en años favorables. Población: El flamenco de James tiene una población más numerosa que la del flamenco andino, aunque igualmente restringida al ecosistema altiplánico. Estudios recientes estiman unos 100.000 a 110.000 individuos en total a nivel mundial. Según la Lista Roja de UICN, la población global ronda los 106.000 individuos y se considera estable en la actualidad. Otras estimaciones llegan incluso a ~154.000 aves para 2021 (incluyendo adultos y juveniles), lo que sugiere que podría haber fluctuaciones interanuales amplias asociadas a la disponibilidad de hábitat.
En cualquier caso, decenas de miles de flamencos de James habitan los salares del “Triángulo del Litio” (Bolivia-Chile-Argentina). En el último censo internacional (verano 2025) se contabilizaron 84.000 flamencos sumando las tres especies altoandinas, de los cuales una proporción importante correspondió a parinas chicas, que formaron cuatro grandes colonias reproductivas con más de 560 crías observadas ese año. En Chile, el.