Lejos de la bulla
Lejos de la bulla A ntes de contener el drama de la urbanización rural desc o n t r o l a d a q u e afecta al territorio nacional, es necesario preguntarse por las razones del apetito de un sector de la sociedad por un modelo idealizado de vida agreste, pero con las comodidades de la vida urbana, que configura la demanda por estas parcelaciones y alimenta el negocio desregulado. No podemos abordar el problema sin comprender su demanda.
El sueño de vivir "lejos de la bulla" se ha venido gestando por generaciones; en principio, dentro de la lógica de la vivienda suburbana y la segunda casa, para escapar de la rutina citadina, y hoy como alternativa radical a una vida urbana considerada poco atractiva o, incluso, malsana.
Se trata de un modelo que apela a un concepto abstracto de "libertad" y contacto con la naturaleza que aparentemente no podría encontrarse en la ciudad; más bien reniega de ella, por razones que deben ser analizadas en un contexto global y local.
Por décadas ha existido en el mundo el anhelo de reproducción del "sueño americano" (estadounidense) del suburbio disperso y rodeado de vegetación a su vez inspirado en la "ciudad jardín" de inicios del siglo 20, alternativa "higiénica" y redentora de los dolores de las urbes industrializadas desde el siglo previo, densas, segregadas y muy contaminadas, donde la autonomía y la libertad dependen de la posesión de un automóvil y conexión a las redes civilizadoras de comunicación, energía y saneamiento.
Junto con la visión suburbana, ha existido también por largo tiempo y por similares motivos, una cultura de la segunda vivienda, un refugio para las merecidas vacaciones como componente de un derecho social y económico conquistado. También hay que encontrar razones para querer escapar de la acelerada urbanización del planeta y sus efectos en la calidad de vida y sus expectativas. Estamos en plena transición histórica, abandonando un equilibrio atávico ruralidad versus urbanidad con consecuencias insospechadas. Si en 1950 el 30% de la población mundial era urbana, en 2007 esta superó a la rural por primera vez y se calcula que en 2050 dos tercios de ella vivirán en ciudades.
La humanidad ha ingresado, pues, a una inédita "Era Urbana", en que la mayor parte de la población habita asentamientos densos; en algunos casos inmensas conurbaciones (se estima que el área de Guangzhou-Shenzhen, en China, contiene más de 50 millones de habitantes) y en otros, megalópolis que ya superan los 20 millones de habitantes, todo esto mientras el mundo rural pierde población y trascendencia cultural.
No es casual, entonces, que se venga gestando en algunas de las grandes metrópolis del mundo un fuerte movimiento reactivo, incorporando los nuevos conceptos de "smart growth", "urbanismo ecológico" y "urbanismo táctico", entre otros; reclamando el espacio cedido por más de un siglo en exclusividad a los medios de transporte motorizado, para devolverlo al peatón como principal sujeto urbano, y ponerlo al servicio de formas diversas de movilidad, así como al principio superior de la defensa y promoción de la escala del barrio y la integración social. Lejos de la bulla Sebastián Gray Arquitecto FRANCISCO JAVIER OLEA Estamos en plena transición histórica, abandonando un equilibrio atávico ruralidad versus urbanidad con consecuencias insospechadas. TIERRA DE NADIE.