Recuerdos de tres penquistas que partieron a la “casi guerra” del “78
Recuerdos de tres penquistas que partieron a la “casi guerra” del “78 Hace cuatro décadas, el país estuvo a un paso de un conflicto armado con Argentina, lo que hizo que miles de chilenos se pusieran al servicio de la nación, entre ellos militares de Concepción, tres de los cuales relatan hoy dicha experiencia.
Germán Palma Pérez cronicaGestrellaconce. cl a han transcurrido Y 46 años desde que Chile estuvo a un paso de una guerra con Argentina, un casi conflicto bélico que se originó por el reclamo del país vecinos por las islas Nueva, Picton y Lennox, en el extremo sur del continente, pero que finalmente no se desató, gracias a la mediación del entonces Papa Juan Pablo II. Sin embargo, la crisis diplomática llegó a tal punto, que ambas naciones desplegaron gran parte de sus fuerzas armadas, con la sola consigna de defender con sangre esos territoriosen disputa.
De hecho, la Fuerza Aérea, la Armada y el Ejército chileno concentraron sus medios para resguardar la amplia frontera que nos separa con los transandinos, focalizando el poderío bélico enel extremosur, perosin dejar de lado la amenaza de una posible agresión de los vecinos del norte. El reciente 29 de noviembre se cumplieron 40 años desde que se firmó el definitivo tratado de paz y amistad entre ambos países, hito diplomático que selló un clima de armonía binacional.
DE CONCE A MANANTIALES Corría septiembre de 1978 y el entonces comandante del regimiento Chacabuco, coronel Jaime García Zamorano, reunió a todo su personal para comunicarles lo que a esas alturas era un secreto avoces. "Señores, la situación es tan delicada con los argentinos, que se hace imperioso que nos despleguemos al sur cuanto antes.
Es el momento de hacer valer nuestro juramento de dar la vida por ARCHIVO INTERNET, ARCHIVO INTERNET, MILITARES TANTO CHILENOS COMO ARGENTINOS SE MOVILIZARON A LAS ZONAS FRONTERIZAS ENTRE AMBOS PAÍSES EN EL SUR A LA ESPERA DE LA GUERRA QUE NO FUE nuestra patria", habría dichoel alto oficial a su gente, entre ellos, tres jóvenes militares, todos compañeros de promoción que hoy, a más de cuatro décadas de aquel suceso, desmenuzan lo que -aseguran fue una de las experiencias más trascendentales de sus vidas.
En la actualidad, todos están por sobre los 70 años, la mayoría son abuelos que, en el seno de su hogar, relatan vivencias de aquellos meses donde tuvieron que convivir con el frío, el viento, la ansiedad y la efervescencia, con la única consigna de defender la patria hasta rendir la vida si fuera necesario.
Uno de estos veteranos de guerra es Juan Garín Beltrán, cabo 2* en esos entonces, que, con tan sólo 24 años de edad, tuvo que conjugar esta importante cruzada con la preocupación de quién cuidaría durante su ausencia a su pequeño hijo, Miguel Ángel. "Me había separado hace poco de la mamá de mi hijo, por lo que cuando me ordenaron desple'garme al sur, mis padres y hermanos se hicieron cargo de sus cuidados; hecho que agradezco ya que me $e Recibimos la orden de transportar material bélico desde Valparaíso a Punta Arenas, todo en el más alto sigilo". Germán Palma Bustos permitió estar tranquilo y enfocado en mis tareas militares", expresó.
Cuenta que su desplazamiento desde el Biobío hasta la región de Magallanes fue a bordo de un buque de la Armada de Chile, trayecto que duró seis jornadas y que incluyó un vertiginoso paso por las movidas aguas del Golfo de Penas. "Los primeros días en el sur fueronajetreados, pues hubo que realizar muchas actividades para instalar la unidad en Manantiales, Tierra del Fuego. En lo particular, estuve encuadrado en la compañía de plana mayor, como conductor y radio operador", manifestó.
Asegura que la instrucción diaria, el deporte y los momentos de esparcimiento ayudaron a mantener en alto la moral de la tropa; que a esas alturas ya estaba plenamente consciente que la muerte en combate podría ser el más posible desenlace. "Fue un momento fuerte, pero la juventud y el convencimiento de nuestro juramento a la bandera me hizo estar tranquilo y como viajábamos todos, nuestra reacción fue positiva y muy patriota. No tuve miedo de morir, si incertidumbre. Creo que nadie, ni el.
Recuerdos de tres penquistas que partieron a la “casi guerra” del “78 cEDIDR LASISLAS EN EL EXTREMO SUR POR LAS QUE SE INICIÓ LA DISPUTA, más antiguo y de gran experiencia estaba preparado para vivir esa difícil situación. En lo militar y como buen chileno, asumí que era nuestro deber y quela patria nos necesitaba", manifestó.
Si bien Chile estuvo en desventaja en cuanto a tecnología, cantidad de tropas y material bélico; siempre existió pleno convencimiento que había que proteger la soberanía nacional. "En el caso de producirse la guerra, creo queal menos las unidades desplegadas venderían muy cara su derrota, pues el enemigo nos superaba en personal y armamento.
Gracias a Dios no hubo derramamiento de sangre en esa experiencia de la que fui parte y que me permitió compartir tantos emotivos momentos con queridos camaradas, a quienes los llevo siempre en mi corazón de soldado.
Hoy con mis compañeros de promoción, seguimos unidos y nos relacionamos cada cierto tiempo y muy pronto cumpliremos 50años desdeque iniciamos nuestras carreras en el Ejército de Chile", concluyó el soldado, que se acogió a retiro con el grado de suboficial mayor, tras más de tres décadas de servicio en la institución.
ELDÍA "D" Cuatro meses pasaron desde que la patria los llamara a defenderla, más de 120 días de permanencia en la pampa magallánica, gélidos parajes del extremo sur que se transformaron en hogar y testigo mudo deestos chacabucanos.
Si bien hasta esos entonces no se había disparado ningún tiro contra el enemigo, para diciembre de 1978 el clima de ansiedad era extremo y sólo se apaciguó con las eficientes tratativas del cardenal italiano Antonio Samoré. "Recuerdo aquella tarde del 22 de diciembre como si fuera ayer, cuando nos dijeron que teníamos que arranchar y preparar nuestro equipo para irnos alas posiciones de combate en Primera Angostura.
De inmediato pensé que Podría tratarse de mi últimacomida caliente; por lo Sd SOLDADOS DEL REGIMIENTO CHACABUCO SE APOSTARON EN LA ZONA FRONTERIZA CON ARGENTINA HACE 46 AÑOS. que mi sensación fue extrema y aún me emociona", parte relatando el también cabo 2? Alfredo Pérez Sierra.
Añade que aquellas horas fueron interminables y cargadas de extrema tensión, donde cada uno tenía clara sus tareas, que no eran otras que resistir al máximo en caso que desembarcara el enemigo. "En ese momento no sabíamos si se había logrado parar el conflicto, por lo que la posibilidad de enfrentamiento era real, Estuve en ese hoyo con mis tres soldados conscriptos, esperando que se desatara la cosa, pero con el supremo ideal de dar todo por mi país.
Al paso de unas horas, se nos informó que se había acordado la paz y que teníamos que retirarnos; fue un momento maravilloso, increíble, donde todos nos abrazábamos y llorábamos de la emoción". Oriundo de Coronel, a sus 23 años tuvo que partiral conflicto dejando en Concepción a su recién nacida hija Lida, sin dudas, una de las pruebas que reafirmó su convicción de militar.
Hoy y con la parsimonia propia que le entregan sus 73 años de vida, no duda en afirmar que se siente afortunado ¿ 6 Fue un momento fuerte, pero la juventud y el convencimiento de nuestro juramento a la bandera me hizo estar tranquilo". Juan Garín Beltrán de haber sido parte de aquel batallón chacabucano. "Me siento orgulloso de ser veterano de guerra, es algo que no todos pueden contar y queno he dejado de relatar a mis hijos y nietos", finalizó. EN ALTA MAR "Recibimos la orden de transportar material bélico desde Valparaíso a Punta Arenas, todo en el más alto sigilo. Fue una misión secreta, que nos obligó dejarnos crecer el pelo y la barba y vestir prendas de civil, en mi caso, recuerdo que me puse unos jeans rotos y unos polerones bien desastrados.
La idea era no levantar sospecha que éramos militares", cuenta Germán Palma Bustos, cabo 2? del regiól Al paso de las horas se nos informó que se había acordado la paz y teníamos que retirarnos; fue un momento maravilloso". Alfredo Pérez Sierra miento Chacabuco, que al igual que sus dos compañeros de promoción, se alejó de su familia para defender a Chile de una posible agresión externa.
El mentado viaje se extendió por seis días a bordo del buque mercante "Lago Lanalhue", cuya tripulación jamás imaginó que esos polizones en realidad eran seis efectivos del Ejército, que en todo momento custodiaron la "delicada carga", consistente en fusiles, camiones, municiones, morteros, cohetes, cañones anti aéreos, jeeps de combate, entre otros pertrechos. "Aprovechamos la instancia de desembarcar en Punta Arenas todo lo que traíamos, cuando el cónsul de Argentina viajó a CEDIDA CEDIDA Buenos Aires. Antes de eso no podíamos, ya que obviamente iba a infor'mar a su país la llegada del material. Esa misma noche sacamos todo del buque y lo trasladamos a Puerto Perci, lugar donde nos esperaban los conductores de los vehículos que llevábamos y de noche nos fuimos con ellos a Manantiales", relató.
Padre de un pequeño de solo meses de vida, que dejójunto a su esposa Carmen, este insigne infante cruzó gran parte del Pacífico para cumplir con la misión. "Nuestra moral siempre estuvo en lo alto, jamás pensamos que perderíamos la guerra, ya que estábamos muy bien instruidos y dispuestos a todo con tal de defender cada centímetro de nuestro territorio", sostuvo.
Con pelo cano y la sabiduría propia de sus actuales 73 años, elahora retirado suboficial comparte el mismo orgullo de sus camaradas, de haber sido parte de quizás las páginas más complejas de la historia diplomática y militar chilena en el siglo 20; esa que dice que estuvimos a nada de un conflicto bélico con nuestros vecinos argentinos, pero que se evitó gracias a la formidable mediación papal. O.