Previsión: Lecciones del debate
Previsión: Lecciones del debate T E M A S E C O N Ó M I C O S La aprobación de la reforma previsional será, sin duda, uno de los hitos de la administración Boric. El texto fue resultado de un largo trabajo político realizado por senadores de Chile Vamos y el Ejecutivo. Sin embargo, su contenido recién fue conocido el pasado 15 de enero, con la presentación de las indicaciones que le dieron su configuración, dificultando su debate en profundidad. Se trata de una reforma compleja, con detalles técnicos que requerirán un cuidadoso proceso de implementación. Desde un punto de vista político, el impacto es aún incierto. En la oposición dejó en evidencia discrepancias respecto de los pilares que deben sustentar un sistema de protección social. En el oficialismo, las diferencias ideológicas probablemente se acentuarán cuando se inicie la implementación, que demandará un amplio trabajo reglamentario. Previsión: Lecciones del debate La premura política por despachar la reforma de pensiones conspiró contra un debate más profundo de su contenido final. El mundo técnico contribuyó más con opiniones que con estudios acabados. La implementación no puede sufrir la misma falencia. Las últimas semanas La tardía presentación de las indicaciones y la premura política por cerrar el acuerdo antes del receso legislativo impidieron un debate más pausado. Aun así, y dado que los tiempos eran conocidos, sorprendió la pasividad de buena parte de las universidades y centros de estudio. Y es que las instituciones de la sociedad civil llamadas a contribuir al debate de ideas debieron haber estado preparadas para ofrecer instancias donde contrastar visiones y discutir contenidos. Fue una oportunidad perdida, reflejo de cierta desconexión de diversos centros de pensamiento frente a la contingencia. Ahora bien, ante la ausencia de un debate académico y técnico más pausado, el mundo político recurrió a otras alternativas. Un ejemplo fue la sesión convocada por la comisión de Hacienda del Senado la semana pasada, en donde se invitó a exponer al Consejo Fiscal Autónomo y a un número acotado de economistas.
Así, a solo días de haberse conocido la configuración que tendría la reforma y los documentos técnicos de la Dirección de Presupuestos, senadores apremiados por los tiempos quisieron recoger algunas opiniones de gente con preparación y experiencia. El resultado fue positivo dado el contexto. Con el desafío de digerir cabalmente las más de 170 páginas de indicaciones, el CFA evacuó un informe con alertas y recomendaciones, mientras los economistas invitados expusieron sus preocupaciones. Algunas fueron recogidas por los parlamentarios y negociadas con el Gobierno, pero siempre en un escenario en donde la urgencia de aprobar fue la prioridad.
El resultado fue un texto comparado de más de 700 páginas, pasado casi inmediatamente a votación en la sala del Senado (lunes 27 de enero) y posteriormente a la Cámara de Diputados (miércoles 29). Así, en un lapso de menos de 15 días, no hubo casi posibilidad de un debate técnico profundo.
Y, frente a la escasez de sana confrontación de ideas, la atención mediática estuvo puesta en las opiniones personales de exautoridades políticas con experiencia técnica, profesionales que estuvieron tras el diseño de la reforma y economistas con interés en políticas públicas.
Naturalmente, la complejidad del texto y el tiempo acotado para su estudio han de haber sido desafíos para configurar una opinión informada más amplia. ¿Existe consenso? Tras los festejos de las coaliciones que confluyeron al acuerdo, sumados al activo rol de los parlamentarios, ministros y profesionales que contribuyeron al diseño, se ha configurado un aparente consenso técnico. Lo cierto, sin embargo, es que cualquier reforma de esta complejidad no puede estar libre de dificultades conceptuales y prácticas. Por lo tanto, todo análisis técnico debería tener matices. El peso de los elementos negativos y positivos puede estar perfectamente balanceado por las posiciones ideológicas individuales, pero un apoyo sin reparos no parece lo adecuado. De hecho, incluso con los tiempos acotados, se levantaron diversas alertas.
Por de pronto, el impacto sobre el empleo, la sustentabilidad fiscal del nuevo fondo, el uso del nuevo aporte permanente de un punto porcentual de los salarios sin contraparte de beneficios establecidos o el arriesgado papel del Instituto de Previsión Social, que permite la separación (voluntaria) de la industria.
También, la incertidumbre respecto del Seguro de Invalidez y Sobrevivencia, la peculiar estructura organizacional del Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP), la cuestionable tasa de retorno de este asumida en los estudios de Hacienda o el debate en torno a si sus obligaciones financieras deben ir bajo o sobre la línea en las cuentas públicas.
En fin, cada uno de los mencionados, además de las dificultades prácticas del proceso de transformación de los multifondos en fondos generacionales, anticipando una licitación de stocks de afiliados no libre de riesgos, son elementos que en el diseño final (reglamentos) van a requerir un análisis crítico y objetivo. Por lo mismo, asumir de antemano la existencia de un pleno consenso técnico en un asunto tan complejo no solo parece contrario al sano debate, sino también riesgoso.
En esta nueva etapa, el mundo técnico y académico debe estar preparado para hacerse cargo de las dudas que persisten, dando espacio a distintas visiones y evitando caer en el tono irreflexivo de las redes sociales.. - - -