COLUMNAS DE OPINIÓN: un llamado urgente a la acción global
COLUMNAS DE OPINIÓN: un llamado urgente a la acción global Por: Margaret Caro Villegas Directora Carrera Nutrición y Dietética Universidad Autónoma de Chile, Sede Temuco Los datos son tan alarmantes como dolorosos. Más de 295 millones de personas padecieron hambre hambre aguda en 2024, según el más reciente Informe Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias de la FAO. El mundo enfrenta una catástrofe humanitaria silenciosa, silenciosa, pero masiva, alimentada por conflictos armados, crisis económicas, desastres climáticos y desplazamientos forzados. El hambre, esa que creíamos superada por los avances tecnológicos y el desarrollo económico, hoy golpea con más fuerza fuerza que nunca, cobrando vidas y dejando secuelas físicas y sociales irreparables. Las cifras duelen aún más cuando revelan las paradojas de nuestra época: mientras el hambre crece, el planeta desperdicia un tercio de los alimentos alimentos que produce. Esta contradicción nos obliga obliga a cuestionar seriamente nuestros sistemas de producción, distribución y consumo, que parecen beneficiar a unos pocos y condenar a millones.
El informe también plantea que países como Nigeria, Sudán, República Democrática del Congo, Bangladesh, Etiopía, Afganistán y Pakistán encabezan encabezan la lista de territorios donde la inseguridad alimentaria se ha convertido en una tragedia cotidiana. cotidiana. En 26 países o territorios, además de la falta de alimentos, la crisis nutricional golpea con igual o mayor crudeza. Sudán, Yemen, Malí y Palestina (especialmente en la Franja de Gaza) viven hoy las crisis más graves, al borde mismo de la hambruna, con millones de niños y niñas en riesgo vital. Se calcula que 37.3 millones de niños padecen desnutrición desnutrición aguda, de los cuales 10.2 millones sufren una desnutrición severa que amenaza directamente sus vidas. La situación de las mujeres embarazadas y lactantes lactantes es igual de dramática.
Sólo en la República Democrática del Congo, un tercio de ellas enfrenta desnutrición aguda, mientras que en Etiopía, Sudán, Sudán, Afganistán y Sudán del Sur la cifra supera el millón en cada uno de estos países. El hambre en pleno siglo XXI no es solo un fracaso fracaso ético y político, es una ofensa a la humanidad entera. No hay justificación posible para que este drama siga siendo parte de nuestro presente. Urge que los gobiernos del mundo, las empresas, las organizaciones organizaciones internacionales y cada ciudadano que tenga en sus manos capacidad de decisión, actúen con la responsabilidad y la urgencia que la situación situación exige. Necesitamos voluntad política, cooperación internacional, internacional, inversión en sistemas alimentarios sostenibles y estrategias efectivas de distribución de alimentos. Es tiempo de que la solidaridad deje de ser solo un discurso y se transforme en políticas concretas que garanticen a cada persona el derecho derecho básico a alimentarse dignamente. El hambre tiene rostro, tiene nombre y tiene cifras. cifras. Actuar es un deber ético y una responsabilidad ineludible de nuestro tiempo..