Obama ingenuo; Trump y Putin, imperialistas
Obama ingenuo; Trump y Putin, imperialistas Todo comienza con la ingenuidad de Obama: "Ninguna nación puede ni podría intentar dominar otra nación", afirmó en 2009.
Sus palabras, según alguien, parecían el deseo ilusorio de una candidata a M i s s U n i v e r s o (Trump era entonces el propietario de ese concurso, un mercachifle). Cinco años después, coincidentemente con la anexión de Crimea, Obama sostuvo que "los Estados Unidos no ven a Europa como un campo de batalla entre Oriente y Occidente, tampoco la situación de Ucrania como un juego de suma cero". Para Obama, Rusia era una "potencia regional". Así pensaron otros respecto de Alemania y Japón cercanos a la II Guerra Mundial, que se extendió al mundo con decenas de millones de muertos. A la fecha de esa declaración, Putin iba en su tercer mandato. Ya va en el quinto. En sus 25 años en el poder ha negociado con cinco presidentes de EE.UU., otros tantos cancilleres alemanes, ocho primeros de ministros italianos y británicos. A todos los ha amenazado y engañado, salvo a Trump, con quien coincide. Trump, con sus aspiraciones sobre Canadá, Panamá y Groenlandia, es tan imperialista y nacionalista como Putin. Ambos se entienden perfectamente. Así se explica que Trump intente rehabilitar a Putin, sujeto de una orden de captura internacional por genocidio en Ucrania. Hace un par de días Trump logró eliminar, en la reunión del G7, la acusación de su predecesor, gobiernos y aliados que calificaron a Putin de agresor por su invasión de Ucrania. Ahora, según Trump, el provocador de la invasión es Zelenski, a quien, al igual que Putin, quiere remover. Lo consideran un obstáculo por su resistencia a entregar territorio ucraniano.
También los une el narcisismo: basta observar cuando caminan pomposos y con el ceño fruncido, uno bajo los dorados de los salones del Kremlin, y el otro, atravesando los oropeles de pésimo gusto en Mar a Lago.
Mientras Trump con su proteccionismo destruye las reglas del comercio internacional, por sus afinidades con Putin, que también desprecia los valores compartidos entre los países y el multilateralismo, horada alianzas y bases de la política exterior de Occidente. La Cancillería hace bien en organizarse para prevenir potenciales daños a Chile de la política comercial de Trump, pero debe ir más allá. Debería prepararse para asumir el realismo de la nueva diplomacia que imponen Putin y Trump, en que la amistad entre los países, los principios y tratados bilaterales y multilaterales son temporales. Realidad para la que los europeos no estaban preparados y se lamentan por no contar con fuerzas armadas capaces de defenderlos. El ex primer ministro británico Palmerston hace más de dos siglos sostenía: "No hay aliados ni enemigos eternos.
Solo nuestros intereses son eternos y perpetuos, y nuestra obligación es perseguirlos". C O L U M N A D E O P I N I Ó N A Trump y Putin también los une el narcisismo. Por Hernán Felipe Errázuriz Obama ingenuo; Trump y Putin, imperialistas Si desea comentar esta columna, hágalo en el blog. - -