Columnas de Opinión: Los chats de la diputada y la alcaldesa
Columnas de Opinión: Los chats de la diputada y la alcaldesa MIRADA CONSTITUCIONALIgual de reprochable que la injerencia del diputado Lavin en las decisiones dela entonces Barriga alcaldesa Puesto que si en este último caso hay intereses conyugales, lo que parecen revelarestos chats es la injerencia de intereses partidarios y no precisamente ideológicos, salvo queen esta época decaída y más bien tonta las ideologíasse hubieran reducidoa decisiones inmobiliarias.
Esinevitable, por supuesto, que quienes ocupan car= gos públicos consulten e intercambien puntos de vista con los partidos a los que pertenecen o se dejen inspirar porlasideas que estos últimos promueven (como ocurrió en este caso al atenderse la sugerencia de la diputada de centrar la atención de salud en el género); perouna cosa son los puntos devista generales relativos a la gestión global de esto o aquello, y otra, muy distinta, la injerencia en decisiones específicas como ha ocurrido en este caso (la decisión de comprar este inmueble y no otro). Una cosa es orientar políticas comunales y otra cosa empujar decisiones específicas.
La intromisión del diputado Lavín en la gestión de Barriga que se investiga es, de verificarse, reprochable y lo mismo ha de decirse de la participación de la diputada Cariola en la gestión de Santiago si se verifica lo que hasta ahora parece.
Hasta dondesse sabe, la competencia para adoptar decisiones en un municipio pertenece a quien detenta la alcaldía y el concejo quela acompaña y no al partido o coalición a la que pertenece quien fue electa, ¿Por qué? Bueno, porque eso es lo que establecen las reglas y lo que decidió la ciudadanía al momento de votar y porque, de otra forma, como también se investiga en este caso, se favorece el tráfico de influencias a favor de quien, sin tener facultades, incide en las decisiones. Uno delos prejuicios más arraigados en las elecciones locales es aquel según el cual se eligen personas y no partidos. Los chats que se han divulgado entre la diputada Cariola y la entonces alcaldesa Irací Hassler lo desmienten. Porque en esa conversación se pone de manifiesto algo que, con tranquilo realismo, observado había Schumpeter: en las elecciones, observó, se decide qué élite gobernará. Donde dice élitese puede leer, en estecaso, élite partidaria.
En efecto, estos chats muestran que las decisiones de la alcaldesa estaban de algún modo influidas o conducidas y a veces casi digitadas por la diputada Cariola (y es de suponer con conocimiento del partido al que ambas pertenecen). El incidente, por llaque si los marlo así, muestra vecinos creyeron haber elegido a Hassler para que fuera ella y el concejo el que adoptara las decisiones y discerniera el mejor curso de acción para la vida en la comuna, se equivocaron ya queestos chats muestranno solo que la diputada Cariola formulaba consejos o reco'mendaciones, sino que ellas eran algo más parecido ainstrucciones como fue el caso del inmueble de Sierra Bella puesto que al parecer fue la diputada quien impulsó se le adquiriera incluso cuando la entonces alcaldesa, ajuzgar por los mensajes, prefería originalmente un inmueble distinto.
No hay que extrañarse desdeluego que un alcaldeo alcaldesa serelacionecon su partido, excepto claro que, como ocurre en este caso, esas relaciones atinjan a las decisiones precisas y espect. ficas que han de adoptarse en un municipio (tan precisas como la adquisición de un inmueble) y en la que la presidenta de la Cámara de diputados participa mostrando el interés y aparentando la decidida pericia, ala hora de formular la reco'mendación, de una corredora de propiedades. ¿Reprochable? Por supuesto quesí; aunque no haya delito.. MIRADA CONSTITUCIONAL Carlos Peña