Autor: Carlos Peña
Columnas de Opinión: Los chats dela y la alcaldesa diputada
Columnas de Opinión: Los chats dela y la alcaldesa diputada Mirada constitucionalno de los prejuicios más arraigados en las elecciones ] locales es aquel según el cual se eligen personas y no partidos. Los chats quese han divulgado entre la diputada Cariola yla entonces alcaldesa Irací Hassler lo desmienten. Porque en esa conversación se pone de manifiesto algo que, con tranquilo realismo, había observado Schumpeter: en las elecciones, observó, se decide qué élite gobernará. Donde dice élite se puede leer, en este caso, élite partidaria.
En efecto, estos chats muestran que las decisiones de la alcaldesa estaban dealgún modo influidas o conducidas y a veces casi gitadas por la diputada Cariola (y es de suponer con conocimiento del partido al queambas pertenecen). Elincidente, por llamarlo así, muestra quesi los vecinos creyeron haber elegido aHassler para que fuera ella y el concejo el que adoptara las decisiones y discerniera el mejor curso de acción para la vida enla comuna, se equivocaron ya que estos chats muestran no consejos o recomendasolo que la diputada Cariola formulaba ciones, sino que ellas eran algo más parecido a instrucciones 'como fue el caso del inmueble deSierra Bella puesto queal parecer fue la diputada quien impulsó se le adquiriera incluso “cuando la entonces alcaldesa, a juzgar por los mensajes, prefería originalmente un inmueble distinto.
No hay que extrañarse desde luego que un alcalde o alcaldesaserelacione consu partido, excepto claro que, como ocurreen este caso, esasrelaciones atinjan a las decisiones precisas y específicas que han de adoptarse en un municipio (tan precisas como la adquisición de un inmueble) y en la que la presidenta de la Cámara de diputados participa mostrando el interés y aparentando la decidida pericia, a la hora de formularlla recomendación, de una corredora de propiedades. ¿Reprochable? Por supuesto que sí; aunque no haya delito.
Igual de reprochable que la injerencia del diputado Lavin en las decisiones de la entonces alcaldesa Barriga puesto que si en este último caso hay intereses conyugales, lo que parecen revelar estos chats es la injerencia de intereses partidarios y no precisamente ideológicos, salvo que en esta época decaída y más bien tonta las ideologías se hubieran reducido a decisiones inmobiliarias.
Es inevitable, por supuesto, que quienes ocupan cargos públicos consulten e intercambien puntos de vista con los partidos alos que pertenecen o se dejen inspirar por lasideas que estos últimos promueven (como ocurrió en este caso al atenderse la sugerencia dela diputada de centrar la atención desalud en el género); pero una cosa son los puntos de vista la gestión global de esto o aquello, y otra, decisiones generales relativos la injerencia en 'muy como ha distinta, íficas ocurrido en este caso (la decisión de comprar este inmueble y no otro). Una cosa es orientar políticas comunales y otra cosa empujar decisiones específicas.
La intromisión del diputado Lavín en la gestión de Barriga que se investiga es, de verificarse, reprochable y lo mismo ha de decirse dela participación de la diputada Cariola en la gestión de Santiago si se verifica lo que hasta ahora parece.
Hasta donde se sabe, la competencia para adoptar decisiones en un municipio perttenece a quien detenta la alcaldía y el concejo que la acompaña y no al partido o coalición a la que pertenece quien fue electa. ¿Por qué? Bueno, porque eso es lo que establecen las reglas y lo que decidió la ciudadanía al momento de votar y porque, deotra forma, como también se investiga en este caso, se favorece el tráfico de influencias a favor de quien, sin tener facultades, incide en las decisiones..