“Hay que asumir que la transformación es progresiva, gradual”
Por Alejandro Fainé M. Mentalmente dedicado a la academia” está Fernando Atria en Derecho en la Universidad de Chile.
Un espacio más tranquilo, pues “como el país está menos efervescente, agotado, eso se manifiesta también en el ambiente universitario”. Fue ícono la década pasada de quienes enarbolaron la batalla contra la “Constitución tramposa” del 80.
Con sus textos sobre el tema se transformó en el autor favorito del frenteamplismo; y sus críticos lo monitoreaban para encontrar yerros, incoherencias o muestras de ego en sus intervenciones para enrostrárselas, con mayor afán durante la Convención Constitución, que Atria integró.
En torno a un café matinal en Pedro de Valdivia Norte, conversamos de su balance de estos 4 años de debate constitucional, y cómo ve las cosas hacia el futuro tras fracasar el camino acordado para salir de la crisis del estallido.
Tras 4 años y sin texto, ¿hay algo positivo que rescatar? -Hay quienes tienen el diagnóstico de que esto fue una especie de “ tuyente (o constitucional) absurdo” y quieren sacar como moraleja un “gracias a Dios que salimos y podemos volver al 17 de octubre, cuando este país era un 0asis”, Pero no es una correcta interpretación, pues Chile tenía y tiene un problema, para el cual se diseñó una vía de solución: y nos quedamos sin vía de solución y con el problema. Todo esto sí ha permitido entender mejor la profundidad del problema, que tiene que ver con las condiciones de la conversación y de la relación política. Nuestra relación política está dañada al punto que no fue posible tener una conversación que nos llevara a una solución. Fernando Atria, posplebiscito: Cerrada la vía constitucional, el abogado advierte que queda abierto el conflicto social y político.
Aunque los ve difícil de encausar, propone partir por una nueva forma de relación política que explica en esta conversación: “unilateralidades recíprocas”. “El problema es una sociedad doblemente fracturada” —Pero el problema que queda es la forma de hacer política. -El problema es que tenemos una sociedad doblemente fracturada, entre arriba y abajo -elite o clase política/sociedad-, y entre izquierda/derecha.
La política, por ejemplo, dividida en izquierda y derecha, está en una especie de guerra fría en que nadie está dispuesto a concederle nada al otro porque se piensa que este otro lo usará en contra mía o lo fortalecerá. En paralelo, el resto de la sociedad mira con desconcierto e indignación todo esto y rechaza y rechaza.
En todos los hitos electorales del proceso constituyente esa sociedad votó rechazo: no a la constitución de 1980; no a la participación del Congreso Nacional en el proceso constituyente; contra la “clase política” al votar por independientes en la Convención; contra la propuesta constitucional; luego de nuevo que no a la política institucional al votar por los outsiders, los Republicanos, y No este domingo. -Usted propone salir de esta guerra fría mediante “unilateralidades recíprocas”. A veces el Frente Amplio saca unas palabras bien enredadas. ¿Qué significa eso? -Con “unilateralidades recíprocas” apunto a que en una situación de guerra fría todo lo que tú haces yo evalúo si me conviene o no, si me fortalece a mi y a ti te debilita, y viceversa. Todo lo que te fortalecea ti y no me debilita a mí no me conviene; todo lo que me fortalezca a mí y te debilita a ti es bueno. Necesitamos salir de esta lógica y pasar a una en que tenemos un interés común en mantener una convivencia. La única manera de salir de eso es una acción de una delas partes que, sin ser un cálculo, ofrezca una posibilidad de relación distinta. Lo ejemplifiqué en mi columna de El Mercurio en que con el proceso constituyente hemos entendido que la capitalización individual es un componente necesario y adecuado del sistema de pensiones chilenos. No es que lo toleremos a la espera que llegue el momento en que podamos acabar con él, sino que lo apoyamos ahora. Sin perjuicio de eso, nosotros seguimos creyendo que tiene que tener un componente de solidaridad.
En lógica de guerra fría, el otro diría “ah, esto es una victoria cultural”, ¿Qué otra reacción podría producir? Una reacción recíproca unilateral: “Celebramos que la izquierda haya reconocido esto, pero también vemos que aunque queremos capitalización individual, el proceso constituyente nos ha enseñado que el sistema de pensiones necesita tener un componente distributivo, etc”. Son cosas que nos pueden sacar del problema en que estamos. ¿ Es probable que pase? No, porque quizás ocurra que el primero que haga la movida, se encontrará con que el otro se aprovecha de ella para ganar una posición.
Sillas cosas siguen tal como van, anticipo que en pensiones, a pesar de que todo el mundo dice que es inaceptable que el sistema político no responda a esta necesidad, vamos derechito a seguir en eso.
Es cosa de mirar el debate de 15 años de las isapres. -Entonces estamos en un problema cultural, no constitucional. -0 sea, es un problema de crisis de las instituciones políticas, porque eso es lo que las instituciones políticas hacen: permiten que nos encontremos... -¿ Entonces, todavía el problema sigue siendo normativo? -Esta cuestión se discute como si el problema constitucional fuera que necesitamos un nuevo texto. Pero no necesitábamos un nuevo texto constitucional, sino que una nueva relación política que nos permitiera salir de esta guerra fría. Eso es una nueva constitución, creo yo. Eso es lo que el proceso constituyente pretendía: nos iba a poner en un camino de solución -porque nada de esto se arregla de la noche a la mañana-, pero no fue posible.
Usted abogó toda la década pasada por ese camino constitucional. ¿Hay mucha frustración de haberlo tenido en la punta de los dedos y se esfumó? —Por supuesto, hay frustración de teposibilidad de dar un paso de salida y no concretarlo.
Tanto la convención como el consejo fueron manifestaciones de estas dos fracturas de la sociedad: en la Convención es más la fractura de arribaabajo -se incorporó a personas, grupos, que nunca habían estado incorporados-, y en el Consejo fue más la fractura de siempre entre derecha-izquierda, con la novedad de operar sobre la base de la hegemonía del Partido Republicano.
En ambos casos, de modos distintos, no fue posible llegar a buen término, lo que da cuenta de la profundidad del problema que tenemos... “Proceso constituyente ya se acabó hace tiempo” -¿ La Constitución de 1980 en qué estatus queda con estos dos rechazos? -En 2013 -de nuevo, y para que no me digan que es algo que digo oportunistamente-, dije que la constitución tramposa se definía por sus trampas, sus cerrojos, porque la constitución no es un texto, es algo que está en el texto.
Eliminados sus cerrojos, la constitución tramposa desaparece: quórums para la reforma legal y constitucional, Tribunal Constitucional, todos esos cerrojos hoy ya no existen. ¿Cómo fue posible eliminar los cerrojos que importaban de manera repentina, ante una derecha que los defendió por 40 años? El fin de la constitución tramposa lo explica 2019, octubre-noviembre, donde hicieron necesario darle una certificación notarial al hecho de que la constitución tramposa como tal, no el texto, fue desahuciada. -¿ Se acabó el problema constitucional de Chile? La constitución no es un texto como lo piensan los abogados. Decir “Chile tiene una crisis política importante, pero esa crisis no es constitucional” es una contradicción en los términos. Pero sabemos que no tendrá solución formalmente constitucional porque no hay espacio... porque esto yo creo que se cerró, que el proceso constituyente ya se acabó hace tiempo. Otros piensan que se acabó el domingo... Políticamente ya se intentó, no se solucionó.
Lo que nos queda es la solución típicamente chilena de buscar alguna solución menos adecuada... Y una opción, aunque difícil, es esta del “intercambio de unilateralidades recíprocas”. -Eso me plantea el problema en una esfera de cultura políticas... -Pero es que eso son las instituciones: cómo yo defino mi relación con el otro.
Bueno, habrá que intentar cambiar las instituciones por la vía de las prácticas. -Una de las explicaciones del éxito de los 90 y 2000 fue una generación que venía del trauma del 73, y que sabía el costo de no entenderse con el otro, de aceptar que la discusión política tiene límites.
Quizá, lo que vivimos hoy es una generación que lo desconoce. -Lo pondría ligeramente distinto: la tranquilidad de los primeros 15-20 años de la transición era porque la política democrática estaba severamente limitada en sus posiciones por la constitución y todos, por diversas razones, lo aceptaron.
El aprendizaje fue “la política necesita tener estas limitaciones externas”. Pero el costo de eso llevó, desde 2006 en adelante, a una progresiva deslegitimación de esas mismas instituciones por haber aceptado todas esas limitaciones: la sociedad no mira la política como algo propio, sino como una cosa que se le impone y lo que eso nos muestra es que la única manera de tener una política que esté limitada es que sean limitaciones producidas por la propia constitución, autoasumidas. Ese es el proceso constituyente, es la política autolimitándose. Eso es lo que no hemos podido hacer y es lo que Chile necesita.
“Las reacciones iniciales no son muy alentadoras” -¿ Y cómo se rearma la izquierda con este escenario? -Me pareció bien la intervención del Presidente Boric el domingo, dio con el tono adecuado... Lo que entiendo que estaba diciendo -es como lo veo yoes que para salir de esta guerra fría en la que estamos no usaremos el resultado de esta elección como un arma contra los otros, no celebraremos ningún triunfo -aunque se planteó como plebiscito al gobierno-, como un gesto que puede crear un pequeñísimo espacio para una unilateralidad recíproca.
Las reacciones iniciales no son muy alentadoras, pero a lo mejor es demasiado pronto. -¿ Es una izquierda que tendrá que dedicarse a la gestión y asumir el gradualismo -ícono de la Concertaciónen el avance delas políticas públicas? Giorgio Jackson dijo que el programa era inviable con esta Constitución, pero si se Cerró esa vía... -Hay una manera de representar el surgimiento de esta izquierda que representa el Frente Amplio que busca extremar la oposición con la anterior izquierda, para dificultar todo lo posible formar una izquierda unificada... Esa manera de contar la historia, como todo relato, toma ciertos hechos y dice “ese hecho es especialmente relevante, pues devela lo que ocurrió”. Por ejemplo, al enfatizar esa desafortunada frase de Giorgio Jackson cuando dijo que éramos “moralmente superiores”... Hay una historia alternativa y es la que ambas izquierdas debieran enfatizar: hay una necesidad de convergencia en un proyecto transformador común que tiene que tomar en cuenta lo que hemos aprendido en estos últimos cuatro años, que tiene que asumir que la transformación es progresiva, gradual, etc., pero que esa gradualidad no implica renunciar al proyecto político. -El domingo el Presidente llama a la ad y los acuerdos, pero siguen apostando a las mismas ideas matrices de las reformas.
Cuando dice “unilateralidades recíprocas” es un Gobierno que propone sólo 2% de solidaridad de motu proprio, ¿0 no hay que mostrar las cartas aún? -Esa metáfora demuestra el problema. ¿ Por qué no habría de mostrar mis cartas? Porque si sabes lo que tengo, pierdo: eso es mirarlo como una guerra fría, y no facilita los pasos siguientes.
Si hubiera disposición -lo que es improbable-, esperaría un gesto inicial en el discurso, una respuesta análoga en el discurso del otro, que después se va manifestando en propuestas que suscitan respuestas análogas en el mismo nivel y así sucesivamente.
Hacerlo por unilateralidad significa dar el paso porque Chile lo necesita y espero de tu parte una respuesta en igual lógica. -¿ El equipo del Presidente es el mejor que podría gestionar esa estrategia? -Ah, no sé, no me haga responder esas cosas. -Usted interactuó en la CC con la derecha. ¿La ve con capacidad de aceptar un trato como el que usted plantea? -Es una derecha que siente que se juega su existencia. Entonces, claro, está en guerra. Pero me parece desproporcionado. Y probablemente, esto se agudizará, entre otras cosas, por el efecto demostración del otro lado de la cordillera, pues el caso argentino le muestra que no hay ninguna razón que justifique alguna concesión al adversario.
Entonces, si Milei ganó así, ¿por qué nosotros no podemos ganar así acá? A lo mejor hay más sensatez en la derecha chilena y dice “hay cosas más importantes que ganar”. -En su propuesta parecen claves las relaciones interpersonales.
Y se aprecia un deterioro en el puente Macaya-Boric. ¿ Dónde es posible encontrar esos puentes? -Las instituciones son prácticas forizadas. -Pero sabemos que en la historia esa reunión clave, ese llamado de quien tú conoces por años, influye... y no sé có'mo se vuelven a conectar. -Sí, están distanciadas porque han sufrido las consecuencias de esta guerra fría.
Todo esto ha permitido entender mejor la profundidad del problema, que tiene que ver con las condiciones de la conversación y de la relación política”. Hemos entendido que la capitalización individual es un componente necesario y adecuado del sistema de pensiones chilenos. Sin perjuicio de eso, nosotros seguimos creyendo que el sistema tiene que tener un componente de solidaridad”.