COLUMNAS DE OPINIÓN: Seguridad energética en tiempos de conflicto
COLUMNAS DE OPINIÓN: Seguridad energética en tiempos de conflicto Opinión Seguridad energética en tiempos de conflicto Mónica Marcela Jaime Torres Escuela de Administración y Negocios, Universidad de Concepción. D esde hace más de una década se ha discutido la importancia de la seguridad energética como un componente central de la política energética en el país.
Esta última busca garantizar un suministro de energía suficiente para satisfacer la creciente demanda, confiable, de manera de abastecer un flujo constante y accesible para los usuarios, y sostenible, que busque transitar hacia fuentes de energía limpia; asimismo, promueve la eficiencia energética, para realizar un mejor uso de los recursos escasos.
Si bien algunos aspectos de esta política se encuentran a discrecionalidad de los entes reguladores -y son manejados a través de instrumentos de distinta índole-, otros aspectos están estrechamente vinculados al contexto internacional, introduciendo vulnerabilidades en el sistema. Un ejemplo de ello son las fluctuaciones en los precios de los commodities que pueden surgir en respuesta a conflictos o crisis internacionales. El actual conflicto entre Irán e Israel, que ha afectado al precio del petróleo y sus derivados, ha venido a recordarnos la fragilidad de nuestro sistema.
Estas fluctuaciones se han traducido en un incremento en el precio de la bencina y la parafina, y en el caso hipotético de que el conflicto se prolongue, los efectos podrían alcanzar al transporte público y los alimentos, con el subsecuente aumento en la inflación. Los impactos observados son diferenciados en la población.
En el caso de la parafina, que es un combustible clave para la calefacción de un porcentaje importante de los hogares chilenos durante la temporada de invierno, aumentos sucesivos en su precio podrían contribuir a un aumento en la pobreza energética. Abordar estas problemáticas requiere un enfoque sistemático, que va mucho más allá de fortalecer los mecanismos de estabilización y mitigación existentes.
En primer lugar, es necesario avanzar en la diversificación de la matriz energética, para así reducir la dependencia con ciertos combustibles; esto es particularmente importante en los ámbitos de calefacción y transporte, y va en línea con la política de transición energética sustentable. En segundo lugar, es imperativo promover la adopción de tecnologías con alta eficiencia energética en los sectores productivo y residencial, y entregar educación sobre las acciones que se pueden desarrollar para ahorrar energía. En tercer lugar, es necesario trabajar en un sistema de integración nacional para facilitar la distribución de combustibles que podrían sustituir a los derivados del petróleo. Finalmente, es importante establecer redes internacionales de colaboración en materia de mercados energéticos y riesgos de seguridad, que contribuyan al mejoramiento de los mecanismos de estabilización existentes. Finalmente, se debe anticipar riegos potenciales, y establecer alianzas que permitan ampliar la cadena de oferentes. Vivimos en un mundo globalizado, por lo que siempre estaremos expuestos a shocks. Sin embargo, en presencia de crisis debemos recordar que, "no se trata de tener las oportunidades correctas, se trata de manejar las oportunidades correctamente".. - -