Autor: Rodrigo Ojeda Profesor de historia
COLUMNAS DE OPINIÓN: Profesor de historia
COLUMNAS DE OPINIÓN: Profesor de historia Rodrigo Ojeda __Profesor de historia Dicen Dicen que es la profesión más importante y la que forma a todas las demás. La que hoy educa con lo posible y se exige lo finposible. Cada cierto tiempo es cuestionada por “expertos” e incomprendida. Pero otra cosa es estar estar en el aula y con el pizarrón. La educación pública está en una encrucijada, con cientos de diagnósticos, protocolos y reformas que agobian. Llena de acrónimos acrónimos y sumida enun recambio desde lo municipal a los senicios locales; una especie de “transantiago educativo”, educativo”, ahora el bus amarillo cambia de color, pero los problemas basales persisten.
Durante elrecorrido existen existen agresiones verbales y físicas, y siempre se culpa al conductor (profesor). Las aulas son el reflejo diario de una sociedad en el cual manda el más fuerte, con autoridades cuestionadas, reglas deslegitimadas y el uso de la violencia e inseguridad social. De las cotonas y delantales hemos pasado a los overoles blancos y encapuchados en liceos. El debate debate democrático en su interior quedó silenciado. Su presencia ya no es aislada, aparecen con atuendos combustibles ajenos a cualquier lista de útiles escolares, escolares, con consignas añejas y ajenas al pensamiento crítico. Combaten las desigualdades estructurales y la violencia institucional con frases incendiarias y bombas moloto En sus movilizaciones hay resabios juveniles y no tanto, validando todas las formas de lucha, enfrentando a enemigos reales e imaginarios. Se imponen a rostro cubierto con códigos ajenos a lo educativo y formativo, conductas que sobrepasan el manual de convivencia. Aunque el ministro y profesor (Cataldo) diga que “no es un juego” fabricar y portar bombas molotov, hay escolares que decidieron jugar con fuego, cometiendo delitos y tienen que asumir las consecuencias legales. Optaron por la vía armada pasando de los dichos a los hechos, un camino sin retorno retorno acompañado de sustentos antidemocráticos e irracionales.
Lo imos durante el “estallido”, con cientos cientos de escolares en las distintas plazas y calles a lo largo de Chile, jugando con piedras y fuego”. La violencia violencia sobrepasa a cualquier comunidad educativa y a sus profesores.
Es evidente que detrás de esos escolares escolares hay marcos teóricos que han sido traspasados por adultos, los que siguen reclutando para continuar la “revuelta”. Adultos que usan las aulas escolares de cajas de resonancia de sus paradigmas, con ese roñoso manual del guerrillero urbano ante escolares sin mayor bagaje cultural ni espiritual. No olvidemos los elogios y aplausos que recibieron tras las evasiones masivas. Cientos de jóvenes son instrumentalizados, no reconocerlo, es tapar el sol con un dedo parafraseando parafraseando a la vocera cada vez más muda.
Pero hay otro reclutamiento en las poblaciones mediante narcotraficantes, una realidad evidente con jóvenes convertidos en fantasmas viviendo el día a día, preocupados de lucir marcas internacionales y armas, desertando de la educación formal, aprendiendo aprendiendo en la calle a sobrevivir, luciendo sus “gracias” en las redes sociales. Una generación “zombie” en el abismo existencial. Una pobreza olvidada en cientos de reportajes de prensa.
La juventud escolar está extraviada extraviada y en éxtasis, con una retórica anticapitalista expresada con balbuceos, con voceros entrenados que se imponen desde las capuchas, doblegando las reglas democráticas y de convivencia escolar, sobrepasando al profesor que se esfuerza más allá de lo profesional por rescatar de las garras del ideologismo y de otros flagelos, alumnos con una corta vida entregada a recompensas recompensas instantáneas del hedonismo, las drogas y otras pulsiones. Una libertad mal entendida carente de responsabilidades y delimites. Olvidando que no hay libertad sin límites ni consecuencias. Una lección que debe ser retomada y educada desde los primeros años todos los días.
La pandemia social permanece y crece ante la ausenciaynegligencia ausenciaynegligencia parental, coosumismoy adicciones, desmotivación y falta de expectativas, abusos y maltratos maltratos de todo tipo, anomia social, relativismo moral, ausencia de referentes y de actividades espirituales, por nombrar algunas heridas y ausencias sociales. Lo anterior llegó a las escuelas. La contienda en el aula, día a día es desigual a pesar del heroísmo de cientos de anónimos intentando lo imposible. A pesar de todos todos los esfuerzos, los profesores conviven con niveles de violencia normalizados y silenciados. No es fácil trabajar en las aulas vulnerables e inseguras tratando de suplir lo que no corresponde a la profesión educativa. educativa. Las urgencias sociales y la educación necesitan un acuerdo educativo por sobre los gobiernos de turno, turno, restableciendo el orden, la ley y la autoridad del profesor. Por ahora, lo que se enseña durante las mañanas mañanas se esfuma en las tardes. Aula insegura. - - - -