Autor: Carlos Peña
Columnas de Opinión: La excusa del rebote
Columnas de Opinión: La excusa del rebote Mirada constitucionalos hechos son flagrantes y nadie los ha desmentido: Lera: de Chile ve reducidos sus recursos en 12.339 millones y la PDI en 500 millones de pesos. Se suma a ello la rebaja que experimentaron las fiscalías. Y todo ello-no vale la pena ocultarlocuando la persecución del crimen es más urgente que nunca. Pero lo peor -silo hubieraprovino de las explicaciones quese formularon.
Nose trata, se dijo, que se haya decidido disminuir losrecursosalas policías, como yase hizo conlafiscalía, sino quese trata de un “rebote”, o, más precisamente, de un “recorte rebote”. Lo que se quiso decir por la ministra esquela partida rebajada pertenecía o estaba alojada en el Ministerio del Interior y al verse expuesto este Ministerioarebajar su presupuesto, esa rebaja habría recaído finalmente sobrelas policías porquelosítems destinados a estas últimasestaban en las partidas ministeriales. Así nadie quiso rebajar el presupuesto policial, solo se trata de un “rebote”. Si hubiera que ejemplificar en qué consiste una cantinflada, habría que escoger esta: la del efecto rebote. La policía en su conjunto puede estar perfectamente tranquila, no ha visto disminuir sus recursos. Esapenas un malentendido.
Larepartición que vio disminuido sus recursos fue el Ministerio del Interior, lo quelas policías experimentaron ¡ fue apenas un “rebote”! La explicación resultaasílo más parecido a una prestidigitación verbalsi algo así existiera: el Ministerio del Interior no experimentó rebaja puesto que los menores recursos eran para la policía, y esta últimatampoco experimentó merpuesto que loque padeció fuesimplemenma financieraalguna te un rebote. Mutatis mutandis: Si usted ve disminuidos su recursos como consecuencia de que su empleador recibió menos dinero, nose preocupe, nisealarme: essolo unrebote.
Hastaahora sepensabaque una forma derehuirlarealidad, escamotear sus aspectos incómodos, eran la ideología, esos grandesrelatos un gran que, alsubsumir los acontecimientosen proyecto histórico, acababan licuando las dificultades al presentarlas comosimples tropiezos en la gran marcha dela historia.
Pero ahora que lasideología estánala baja-en buena horahay unsucedáneo más bien vulgar que también cumplela función de ocultar las dificultades: se trata de la cantinflada, la expresión disparatada, rocambolesca, que toma ala audiencia delos hechos portontao por estúpida, que desvíael significado hasta hacerlos casi desaparecer. Si las policías dispondrán de menos recursos no hay que preocuparse puesto que ello no es producto de menores recursos, es solo un efecto rebote de lo que ocurrióal Ministerio del que dependían. Esto del recorte rebote-esta cantinfladaesun nuevo signo de una cierta degradación del espacio público y del discurso.
La racionalidad funciona sobre la base de enunciados que pretenden ser verdaderos (cuando el hablante quiere ser honesto) o falsos (cuando quiere mentir). Y el oyente puede discutir la verdad o acusar la mentira y en eso consiste la deliberación y el diálogo, en convenir en lo quese escucha ose lee o, en cambio, refutarlo.
Perolo que no puede ocurrir es que los enunciados que profieren los funcionarios públicos, menosla ministra del interior, renuncien a esos valores (los valores veritativos, el viejo mandato y en vez de de llamar pan, al pan, y vino, al vino) ellos prefieran usar expresiones que no alcanzan ni siquiera la estatura del eufemismo o la mentira puesto que son simplemente cantinfladas que escamotean los hechos..