COLUMNAS DE OPINIÓN: El caballo muerto y la reforma
COLUMNAS DE OPINIÓN: El caballo muerto y la reforma Benjamin Villena Profesor asociado UNAB e investigador IPE, LM2C2 y MIPP.
El caballo muerto y la reforma n proverbio nativo americano dice: U "Cuando descubras que estás montando un caballo muerto, lo mejor es desmontar". Es la sensación que genera la reforma previsional en Chile: insistimos en seguir espoleando al mismo caballo, a pesar de las señales de que el camino elegido ya no parece viable. Desde que comenzó este debate, hace 10 años, la productividad laboral se ha estancado y los costos laborales han subido. Por otro lado, hubo retiros de fondos masivos, dejando cuentas vacías de personas de bajo ingreso. Además, con la PGU los incentivos a trabajar en un régimen formal se han deteriorado. Un alza desmedida de los costos laborales por mayores cotizaciones podría frenar contrataciones, causar despidos, o incentivar la informalidad. El estudio de Joubert (2015) estima que un alza de la cotización del 10% actual a un 18,5% podría aumentar los trabajadores informales en unas 420 mil personas. Habrá mayor ahorro y mejor pensión para quienes permanezcan formales. Quienes se vuelvan informales o desempleados, lamentablemente, no cotizarán nada y verán cómo sus pensiones disminuyen. Si bien cotizar 18% es el promedio de país desarrollado, es inviable para muchos trabajadores en Chile, donde la productividad laboral es sustancialmente menor.
Políticas como flexibilizar la contratación, reducir los costos laborales, fortalecer el seguro de desempleo o mejorar la calidad de la capacitación y la educación, en cambio, podrían elevar la formalización del empleo, subir la productividad, y mejorar las pensiones por la vía de cotizaciones más frecuentes. También es necesario un sistema que aumente la rentabilidad de los ahorros previsionales. Comisiones porcentuales del saldo ahorrado, al menos parcialmente, lograrían una rentabilidad neta mayor para las personas más jóvenes y darían incentivos fuertes a las AFP para enfocarse en la rentabilidad, beneficiando a todos los cotizantes. Finalmente, tarde o temprano, tendremos que abordar la. edad de jubilación. Es muy humana la resistencia a desmontar un caballo muerto. Hay un apego natural a las ideas en las que hemos invertido tiempo y energía. Pero desmontar no significa renunciar al objetivo de mejorar las pensiones. Significa reconocer, pragmáticamente, que el camino ya no es viable, y que es necesario explorar nuevas rutas, sobre un caballo lleno de vida.. - -