EDITORIAL: Mejor educación
EDITORIAL: Mejor educación Editorial Mejor educación Antofagasta no puede seguir siendo una región rica con una educación pobre. Se trata de una cuestión estructural de cara al futuro.
No hay tiempo que perder. ntofagasta es la región que más aporta al PIB nacional, y sin embargo, enfrenta una paradoja que debería avergonzarnos como sociedad: pese a su riqueza, la caliad de su educación sigue siendo deficiente. Este contraste entre la abundancia económica y la pobreza educativa plantea interrogantes fundamentales sobre nuestras prioridades como país y la gestión de los recursos públicos y privados.
La reciente publicación de los resultados de la PAES 2024 expone una realidad preocupante: ninguno de los colegios particulares de la región, a pesar de sus elevadas mensualidades que pueden superar los $500.000, figura entre El rol de la autoridad los100 mejores del país. en priorizar en serio Este hecho no solo cuesla educación es Hon laeficaciadela,. educación privada, sino sustantivo, pero también revela un proponiendo metas. blema estructural más profundo que atraviesa todo el sistema educativo regional.
Por otro lado, el sistema público no ha logrado convertirse en una alternativa sólida: su desempeño es muy pobre, lo que se explica en los recursos y nuestra capacidad para atraer y retener a profesores bien formados debido a las condiciones laborales y la falta de incentivos. Antofagasta es una región de una enorme musculatura industrial, vale decir, tenemos un soporte desde el cual corregir y mejorar nuestros indicadores. Asimismo, es clave que las autoridades entreguen toda la ayuda posible al sistema educativo, pero con mediciones y objetivos claros y mensurables. Hasta ahora se habla mucho de la educación, pero los resultados siguen siendo mediocres, con brechas más amplias entre los sistemas público y de pago y territorialmenteal interior del país. En la práctica, esto significa que estamos generando ciudadanos de primera, segunda y tercera categoría, de acuerdo a la educación que reciben.
Antofagasta puede resolver este divorcio entre crecimiento económico y desarrollo social en Chile (porque habrá que incluir los déficit de la salud también). Debemos ser capaces de cerrar esta grieta, para cortar la reproducción de un sistema de desigualdades que perpetúa ciclos de exclusión, limitan el potencial delas futuras generaciones con un riesgo inmenso..