Autor: Juan Carlos Alvial, filósofo puertomontino
Columnas de Opinión: 150 Años del Colegio Inmaculada Concepción
Columnas de Opinión: 150 Años del Colegio Inmaculada Concepción E n la calle Madre Paulina 302 se encuentra un histórico recativa es comprender las necesidades de nuestra población. Primero, permitió educar, empoderar y hacer justicia con generaciones de mujeres que lideran y aportan en las diversas esferas de la sociedad, teniendo siempre presente los valores de las Hermanas de la Caridad Cristiana.
Segundo, fue capaz de abrir un internado que acogió a muchas estudiantes provenientes de sectores rurales (1966 1996), forjando una impronta familiar entre quienes hicieron de su colegio un segundo hogar y marcando un hito en la historia social de Puerto Montt. Tercero, supo adaptarse a los tiempos y abrir su oferta educativa, haciéndose mixto en el año 2012.
Considerando los cambios, el sello formativo del Inmaculada Concepción no se transa y permite entender que la educación no solamente es la mera instrucción ni facilitación del aprendizaje, sino que alberga una profunda convicción humanista y evangelizadora que sigue convocando a familias que ven en este proyecto educativo católico una real posibilidad de formación integral que cala en lo más profundo de los corazones.
El lema "Adelante con Valor y Alegría" no sólo se queda en las aulas e instalaciones del colegio, sino que trasciende a nuestra ciudad-puerto y el pais cada vez que un o una estudiante vive la espiritualidad de la Madre Paulina en un mundo que anhela un sentido, mas no sabe dónde hallarlo. cinto educativo que ha sabido sustentar su propio patrimonio y responder a los actuales desafios, sin dejar de lado su identidad. Hablamos del Colegio Inmaculada Concepción, que celebra sus 150 años en nuestra ciudad-puerto.
El nombre de la calle ya nos dice algo, porque la Madre Paulina es la fundadora de la Congregación de Hermanas de la Caridad Cristiana, quienes llegaron a Ancud el 3 de noviembre de 1874 y posteriormente a Puerto Montt el 3 de enero de 1875, con la misión de fundar un hospital para cuidar a los colonos alemanes y una escuela para educar cristianamente a las niñas y jovencitas, que se encontraba inicialmente en Rengifo. Aunque ya ha pasado un siglo y medio, la impronta del Inmaculada Concepción sigue marcando la historia de mujeres y hombres que han sido educados bajo un carisma mariano eucaristico.
Las generaciones de alumnos son hijos de una mujer visionaria y rupturista para su época, ya sea porque pedagógicamente puso su foco en la formación inicial (kinder) o por su sano atrevimiento a educar a las mujeres en una época en la cual estaban postergadas; llegando a ser, inclusive, el primer colegio que se hizo cargo de la formación de nuestras antiguas escolares en Puerto Montt. Uno de los grandes aciertos de esta histórica comunidad eduC Columna.