La irreductible Julia Toro cumple medio siglo en la fotografía: “El retrato nunca muere”
La irreductible Julia Toro cumple medio siglo en la fotografía: “El retrato nunca muere” El Ministerio de las Culturas le entregó el premio "Antonio Quintana" a la trayectoria La irreductible Julia Toro cumple medio siglo en la fotografía: "El retrato nunca muere" La nonagenaria autora repasa hitos de su carrera y aborda su preciado proyecto de estudio llamado "Culto al ego". estudio llamado "Culto al ego". estudio llamado "Culto al ego". FABIÁN LLANCA " sta luz me favorece? Yo soy d bien pretenciosa", advierte bien pretenciosa", advierte Julia Toro mientras se acomoda en su casa ñuñoina, en el lugar donde habilitó un estudio fotográfico para implementar su actual proyecto y que tiene que ver con cultivar el ego. Por estos días, la nonagenaria autora está preocupada por la salud de una amiga de juventud. "Es fuerte para mí. Es una amistad que comenzó a los 20 años. Hay pena en el alma porque se me va una compañera de toda la vida", dice.
En paralelo, el premio "Antonio Quintana", que le entregó el Ministerio de las Culturas para relevar su trayectoria fotográfica de cincuenta años, le ha servido de combustible para su trabajo fotográfico cotidiano, manteniéndola activa. "Sigo asimilando el premio porque es una gran responsabilidad. Conocí la fotografía en los años setenta, no sabía nada. Vi la exposición "El rostro de Chile", de Quintana. Fue mi primera revelación fotográfica porque esas fotos se me quedaron en la mente", refiere. En ese comienzo su cultura fotográfica estaba alimentada por los grandes maestros, entre los que menciona a Henri Cartier-Bresson, Man-Ray y Quintana, claro. "Conocía a los antiguos, pero nada de mis contemporáneos", reconoce.
Luego vino su trabajo con Jaime Goycolea, quien venía llegando de Estados Unidos, donde había estudiado fotografía. "Me transmitió los conocimientos fresquitos, pero mirar por el visor no se enseña, esa habilidad se adquiere", comenta. ¿Recuerda ese momento en que se encontró con la fotografía que quería hacer? "Fue cuando tomé la primera foto. Cuando vi a mi hija embarazada sacándose la ropa supe lo que es mirar a través del visor. Esa conciencia me abrió un mundo inmenso. Aunque no andes con la cámara en lo cotidiano, el ojo se convierte en visor, todo es fotográfico. La vida personal, las tribulaciones quedan en segundo plano porque surge la pasión de saber mirar". "La cuestión es mantener el mismo entusiasmo por la fotografía y la fascinación de mirar a través del rectángulo. Siempre he estado activa, es el leit motiv de mi vida. Todo está en la fotografía, tiv de mi vida. Todo está en la fotografía, RUBEN GARCIA "La cuestión es mantener el mismo entusiasmo por la fotografía y la fascinación de mirar a través del rectángulo", refiere la autora. mis preocupaciones están ahí", asegura. Entre tanta actividad se anota también su presencia en la exposición colectiva "Asir la vida. Mujeres artistas en Chile (1965-1990)", que el Museo Nacional de Bellas Artes ofrece hasta fines de septiembre.
Este montaje le ha hecho recordar su debut en las lides expositivas, cuando en 1976 fue invitada a mostrar por primera vez su trabajo en una exhibición grupal en el Museo de Arte Contemporáneo, MAC. "Fue en un homenaje de la Universidad de Chile a Jorge Luis Borges. Cuando me llegó la invitación no lo podía creer. Tuve mucha suerte porque de casualidad hice fotos muy borgeanas en una remodelación de la iglesia de La Merced.
Andaba por ahí con mi cámara, me metí y me encontré con esculturas embaladas, mucho desorden y un cura jubilado que veía cómo deshacían su casa", recuerda. ¿Esos momentos únicos son recurrentes? "He tenido mucha suerte, parece. Cualquier cosa se transforma en algo excepcional.
En la calle y en la vida doméstica hay muchas cosas excepcionales". les". "Hay gente que me dice que yo tengo un sello fotográfico, que pueden reconocer fotos mías, como ocurre con los pintores", dice Toro.
Estas excepcionalidades son también provocadas por Julia Toro en su proyecto "Culto al ego", que son sesiones fotográficas personalizadas que se escenifican en el estudio implementado en su hogar. "La fotografía ha tenido una evolución espectacular, todo el mundo toma fotografías", apunta ella pensando en las millones de imágenes que se intercambian a diario en el mundo digital. "Pese a esto, el retrato nunca muere.
Como mi cuerpo no me acompaña para salir con cámara, se me ocurrió hacer fotos como en los tiempos antiguos, para que las personas vengan a mi estudio", asevera. ¿Son retratos con la marca de Julia Toro? "Hay gente que me dice que yo tengo un sello fotográfico, que pueden reconocer fotos mías, como ocurre con los pintores. Esto tiene que ver más con el espíritu que con la técnica. Empecé con una fotografía visceral y, con los años, las vísceras se han ido calmando". RUBEN GARCIA.