Autor: Joaquín García-Huidobro
Una sociedad irritada
Una sociedad irritada Carta políticabargo, los medios de comunicación nos han mostrado un país distinto: dividido, irritado. Más bien parecen dos países en uno. ¿Qué ha ocurrido? No soy la persona más capacitada para dar una respuesta, pero, aparte de la evidenteocontribución de Trump a este o tores que quiero destacar. El primero tiene que verconuwexaicaraisooenocrata. Siobservamos la sociolo-pecienunafamiliaquese tasnoestán cerradas conllave gíadelosresultadosabía alimentado de ladela última elección veremos reafirmada ultura europea ynote gentelosaludaauno cuandose unatendenciadeaños:este parlo quepu cruza porlasmañanas. Sonco tido ha dejado derepresentar a níamayorinterésporLos demócratasconstituyen muy claradelanueva izquierda, la clase trabajadora. una muestra sonunpartido deintelectuales, y minorías deto universitarios, sasmuy pequeñas, peroimpor dos. Yoheredé tud, hasta que recién alos cinciones deesa sociedad tantes. Calzan con las descripy su espíritu hechas por Tocqueville en América. Además, para un profesorco do tipo, con el apoyo de mu-diera venir delos Estados Uni esta mismaacticuentaañosfuiporprimeravez. a ese país, a una pequeña ciuenLa democracia dad provinciana. Quedé fascimoyo, sus bibliotecas son unnado. Naturalmente, susciuda-paraíso, desnotienenpara recaudar fon-y desde en-auténticoJónes-losre-de ellas. tética con las del Viejo Mundo, tonces voy todos los añosainpero me gustaron mucho. esas vestigarenuna Enestas semanas, sinemcasassin rejas, donde las puer-chos millonarios. Sorprendesu idad dos, dondehatriplicadoa publicanos. La pérdida de buena partedurante buenaparte deldíayladelelectorado popular ha debilitado el papel integrador de ese partido. Es sorprendente, porejemplo, el buen resultado que Trump alcanzó en el voto latino, especialmente entre los hombres. El Partido Demócratatieneque haberlo hecho muy mal para perder un electorado seguro. Además, si le creemos ala prensa, tenía adelante a alguien como Trump, cuyas políticasiban directamente en contrade susintereses.
Aquí hay algo raro, que nos lleva una cuestión muy importante: ¿ han logradola izquierda y los medios de comunicación que difunden sus ideas (New York Times, CNN, etc. ) entenderal votante de Trump? Lasimilitud con el caso chileno es notable. Con palabras un poco máselegantes, la única explicación que pareceencontrar partedelaizquierda eselrecursoa categorías como la de “fachos pobres”. El clasismo que destilan estos análisis es sorpren-dente. Los votantes populares de Trumpserían gente egoísta, que ha privilegiado la seguriquelos dad yla economíaantes grandes temas, como el derecho al aborto o el apoyo alas "minorías sexuales. Hay que estar muy perdido para aceptar estas explicaciones. Otroelementoquemellama laatención esla desconexión de las élites universitarias respecto delo que piensa gran parte del país, en este caso, casi 73 millones de personas. Unos profesores me decían: “No conocemos a nadie que haya votado por “Trump.
Una vezestuvimos en unrestaurantey nos pareció que una persona que estaba en una mesa vecina podía ser un trumpista, peronoestamosseguros”. Obviamente, misamigostienen un problema, porque eso significaqueno hanvisto anadie que esté comprendido en el 50,8% del país, o no han averiguado qué piensala persona que hace elaseoolaque atiendelacajadelGran parte dela violencia verbal delas elecciones norteamericanas tiene que ver con el hecho de quelos partidarios de unay otra postura viven en mundos distintos, incomunicados. Basta verlo que muestra el mapa, donde las zonas republicanas y las demócratas están absolutamente distinguidas y laruptura entre las grandes ciudades y el resto del país es muy notoria. El último elemento que quiero destacar es el papel dela prensa. Todos valoramos que los diarios o canales de TV tengan una línea editorial, pero “aquí vemos que esos medios se transformaron en maquinarias de propaganda por Harris. Una democracia sana requiere unase transforme batalla? Metemo que elmalam-en un campo de bientenose debesóloa Trump.. ps E