Una sociedad irritada
Una sociedad irritada Carta política Joaquín García-Huidobro PEA f f Una sociedad irritada recíenuna familia quese sabía alimentado de la 'ultura europea y no teníamayorinteréspor lo quepudiera venir de los Estados Unidos. Yoheredé esta mismaactitud, hasta querecién alos cincuenta años fui por primera vez a ese país, a una pequeña ciutasno están cerradasconllave durante buena parte del día yla gentelosaludaauno cuandose cruza por las mañanas. Soncosas muy pequeñas, peroimportantes. Calzan con las descripciones de esa sociedad y su espíritu hechas por Tocqueville enLa democracia en América. en América. bargo, los medios de comunicación nos han mostrado un país distinto: dividido, irritado.
Más bien parecen dos países en uno. ¿Qué ha ocurrido? Nosoy la persona más capacitada para dar una respuesta, pero, aparte de la evidente contribución de Trump a este clima enrarecido, hay tres factores que quiero destacar. Elprimero tiene que vercon la identidad del Partido Demócrata. Siobservamos la sociolo'gíadelos resultados dela última elección veremos reafirmada una tendencia deaños: este partido ha dejado derepresentara la clase trabajadora. Los demóratas constituyen una muestra muy claradelanuevaizquierda, son unpartido de intelectuales, universitarios, y minorías detouniversitarios, y minorías detouniversitarios, y minorías detouniversitarios, y minorías detodad provinciana. Quedé fasci-Además, para un profesor co-do tipo, con el apoyo de munado. Naturalmente, sus ciuda mo yo, sus bibliotecas son un chos millonarios.
Sorprendesu desnotienen iónes auténtico paraíso, y desde enidad pararecaudar fontéticaconlas del Viejo Mundo, tonces voy todoslos añosain dos, dondehatriplicadoalosrepero me gustaron mucho esas vestigarenuna de ellas. publicanos. casassin rejas, dondellas puer-Enestassemanas, sinemLa pérdida de buena parte delelectorado popular ha debilitado el papel integrador de ese partido. Es sorprendente, porejemplo, el buen resultado que Trump alcanzó en el voto latino, especialmente entre los hombres. El Partido Demócratatieneque haberlo hecho muy mal para perder un electorado seguro. Además, si le creemos ala prensa, tenía adelante a alguien como Trump, cuyas políticasiban directamente en contrade susintereses.
Aquí hay algo raro, que nos lleva una cuestión muy importante: ¿ han logradola izquierda y los medios de comunicación que difunden sus ideas (New York Times, CNN, etc. ) entender al votante de Trump? Lasimilitud con el caso chileno es notable. Con palabras un poco máselegantes, la única explicación que pareceencontrar partedelaizquierda eselrecursoa categorías como la de "fachos pobres". El clasismo que destilan estos análisis es sorprenlan estos análisis es sorprendente. Los votantes populares de Trumpserían gente egoísta, que ha privilegiado la seguridad yla economíaantes quelos grandes temas, como el derecho al aborto o el apoyo alas "minorías sexuales. Hay que estar muy perdido para aceptar estas explicaciones. Otroelementoquemellama laatención esla desconexión de las élites universitarias respecto delo que piensa gran parte del país, en este caso, casi 73 millones de personas. Unos profesores me decían: "No conocemos a nadie que haya votado por "Trump.
Una vezestuvimos en unrestaurantey nos pareció que una persona que estaba en una mesa vecina podía ser un trumpista, peronoestamosseguros". Obviamente, misamigostienen un problema, porque eso significaqueno hanvisto anadie que esté comprendido en el 50,8% del país, o no han averiguado qué piensala persona que hace elaseoolaque atiendelacajadel supermercado. Gran parte de la violencia verbal delas elecciones norteamericanas tiene que ver con el hecho de quelos partidarios de unay otra postura viven en mundos distintos, incomunicados. Basta verlo que muestra el mapa, donde las zonas republicanas y las demócratas están absolutamente distinguidas y laruptura entre las grandes ciudades y el resto del país es muy notoria. El último elemento que quiero destacar es el papel dela prensa. Todos valoramos que los diarios o canales de TV tengan una línea editorial, pero "aquí vemos que esos medios se transformaron en maquinarias de propaganda por Harris. Una democracia sana requiere una prensasana, si esta pierde toda ecuanimidad, ¿cómo podremos extrañamos que la vida política se transforme en un campo de batalla? Me temo que el malambientenose debesóloa Trump.. - -