Autor: ISABEL PLÁ
Columnas de Opinión: La gestión también es política
Columnas de Opinión: La gestión también es política I N I P O sentidos: una visión fundada en parámetros que han demostrado ser equivocados y una gestión muy deficiente. La evidencia es abrumadora, prácticamente todo lo que importa en la vida de los chilenos se ha ejecutado en estos años con lentitud, incompetencia técnica, negligencia. A ese déficit, que impacta a millones de personas, se agregan no pocos casos de irregularidades, desapego al Estado de Derecho o, directamente, corrupción. Hagamos un repaso, a vuelo de pájaro. A más de un año y medio del incendio en Viña, se han entregado menos de 100 viviendas, de las cerca de cinco mil destruidas. Al menos la mitad de las familias optó por arreglárselas por su cuenta.
Se esfumó por completo la promesa presidencial, sobre las brasas de ese fatídico verano: “Que sepan que no los vamos a dejar solos”. La Junaeb entregó el año pasado el equipo de útiles para cerca de dos millones de escolares cuando terminaba el primer semestre. No vale la pena citar acá las explicaciones de la autoridad responsable, son ridículas al lado del impacto que generó. Perdimos la cuenta de los errores de la Dipres en sus proyecciones presupuestarias. Bajo permanentes críticas, fundadas en los irrefutables números, los habitantes de Hacienda optaron por desacreditar al mensajero, el Consejo Fiscal Autónomo, encargado precisamente de seguir el manejo fiscal de Chile. El caso del nuevo Hospital El Salvador supera a la imaginación. Licitado en el 2014, es el único hospital Geriátrico de Chile, cuenta con más de 600 camas y está habilitado para atender a una población de 500 mil usuarios de varias comunas de Santiago. El MOP posterga una y otra vez su recepción final, mientras una legión de inspectores renueva sus objeciones. La empresa a cargo ha denunciado “resistencias ideológicas al modelo de concesiones” (cuadra con la visión oficialista) y debe hacerse cargo de trabas burocráticas, que pueden costarle miles de millones de pesos.
En una nota reciente, se rep o r t a n o t r o s v e i n t e proyectos adjudicados entre 2020 y 2025 por 10 mil millones de dólares, completamente paralizados.
Esta semana nos encontramos con la negativa de la S e r e m i d e V i vienda de Valparaíso para cumplir la orden de la Corte de Apelaciones de demoler la toma de Quilpué.
Las razones se fundan en una combinación nefasta: la ideología, el desprecio a la propiedad privada y la negligencia, porque, efectivamente, nadie quiere dejar a la intemperie a las familias que allí viven, pero es tarea del Estado reubicarlas y no de sus dueños. C o n b u e n a voluntad, incluso los casos de corrupción podrían adjudicarse al d é f i c i t d e gestión.
No se exigió tal PRÁCTICAMENTE TODO LO QUE IMPORTA EN LA VIDA DE LOS CHILENOS SE HA EJECUTADO EN ESTOS AÑOS CON LENTITUD, INCOMPETENCIA TÉCNICA Y NEGLIGENCIA. o cual garantía, no se fiscalizó a tiempo, no se miró el artículo de la Constitución que impedía la compraventa de una casa. En fin, la Contraloría, bendita institución a estas alturas, ha mostrado últimamente que hay bastante de eso. Pero hay algo más trascendente que meros movimientos administrativos y que, incluso, la calidad técnica de los equipos a cargo de la pega que justifica la existencia del Estado.
La gestión importa porque detrás de ella hay una manera de concebir la política: una puede ser la de alcanzar el poder para demostrar que una visión de sociedad cuenta con respaldo mayoritario; otra, la de alcanzarlo con determinadas ideas, para servir a Chile. Ambas opciones suenan parecidas, pero no son lo mismo. Para gobernar se necesita, primero y obvio, votos. Luego, preparación. Entenderlo exige humildad, escasa por estos días. n Es imposible, además de inconveniente para la salud del Estado, separar la dimensión política de un gobierno, de su competencia en la gestión. El actual tiene problemas en ambos NÓ.