Autor: Pablo Retamal Navarro
“Los que estuvimos en el sandinismo pensábamos en el futuro de los hijos, no en el presente”
“Los que estuvimos en el sandinismo pensábamos en el futuro de los hijos, no en el presente” pcuLTo Libros Gioconda Belli Un silencio lleno d e Sa ¿ 2 murmullos Si Gioconda Belli (76) pensaba que con sus memorias El país bajo mi piel (2001), había cerrado la escritura de aquellos años que la marcaron como parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), una serie de acontecimientos la obligó a volver sobre ello. En 2023, el régimen de Daniel Ortega le quitó su nacionalidad nicaragúense, la declararon “traidora a la patria”, le confiscaron sus propiedades y la pensión de jubilación. Ello la obligó a exiliarse en España, país que le concedió la naturalidad.
Desde allí, la idea de una nueva novela no tardó en llegar, y se llama Un silencio lleno de murmullos (Seix Barral). En esta novela, Belli cuenta la historia de Penélope, una nicaragúense que viaja a España para desocupar la casa de su madre, Valeria, recién fallecida. La mujer guarda un rencor con su progenitora, una excombatiente de la revolución sandinista, porque considera que le dedicó más tiempo a la lucha que a ella. Entre esos fantasmas y recuerdos, se va reencontrando con el pasado. Esta semana, Gioconda Belli estuvo en Chile, donde presentó el libro, y recibió a Culto en un hotel del sector oriente. “Este libro surgió como surgen todas las novelas: a partir de una intuición y de querer resolver algo dentro de mí. Una se da cuenta que andas buscando una cura para algo que necesitás analizar y resolver.
En este caso, una de las cosas que me atormentaba era lo que pasó en Nicaragua, de cómo se pudo llegar de una revolución que hizo soñar a mucha gente, a nosotros, sobre todo los que estuvimos en eso y de repente se convirtió otra vez en una tiranía”. Penélope es la hija de Valeria, revolucionaria podía una que identificarse con usted. ¿Cuánto de su propia vida tiene Valeria? Valeria tiene una parte subjetiva mía, pero es bien distinta a mi historia, porque, por ejemplo, mis padres no eran somocistas. Pero creo que toda novela es autobiográfica, como decía la Doris Lessing, y por supuesto que hay de mí en las dos: en Penélope y en Valeria. En Penélope, no porque yo haya tenido una madre que se haya metido en la guerrilla, sino porque tuve una madre que tampoco me dedicó toda su vida. Pero yo lo veía bien, no lo resentí. Me parecía muy bien que mi mamá se metiera al teatro. Ella fue fundadora de un grupo que se llamaba el Teatro Experimental de Managua. Y a mí me gustaba que mi mamá hiciera toda esas cosas.
Me parecía que era una mujer bien inteligente y que podía aportar en esa forma. ¿Cree que en su generación, la de la revolución sandinista, hay una deuda en los afectos con los hijos? Sí, hay una deuda, pero la deuda no es tan grande. Para decirte y contestártelo de la mejor manera: yo creo que las personas que estuvimos involucradas en eso y que teníamos hijos pensábamos en el futuro de los hijos, no en el presente. O sea, la idea era hacer la revolución para que ellos vivieran en un país libre, para que no sufrieran lo que habíamos sufrido nosotros. Y por eso pienso que era una culpa muy coyuntural, pensábamos que esa curva se iba a resarcir más adelante.
Le dedica el libro a sus hijas, ¿cómo fue situarse en ese punto de vista? Una de las cosas que quería con este libro era reconocerles a ellas ese esfuerzo que tuvieron que hacer, esos vacíos que tuvieron que vivir, ese miedo que pasaron por la seguridad de nosotros, por no saber si nos podían matar, por estar separados.
Entonces, yo quería reconocer que esto también fue parte de su entrega, de su contribución a la revolución. ¿En qué momento comenzó a sentirse decepcionada del sandinismo? En los años 90, porque cuando se perdieron las elecciones un gran grupo de nosotros sostuvo que era un buen momento para replantearse el partido como tal. Dentro del partido ya habían cambiado muchas cosas, había mucha muerte en Nicaragua.
Entonces, pensábamos cómo volver a ser una opción de poder a partir de una autocrítica, ver qué cosas habíamos hecho mal, tratar de hacer una opción moderna, ser una oposición constructiva y eso chocó de cabeza con la idea de Daniel Ortega, porque él es una persona que nunca avanzó en su mente. Se quedó en el dogma, en la violencia y empezó a actuar de una manera muy traicionera con nosotros.
Empezó a difamarnos, a decir que nos habíamos vendido al imperialismo, a usar un montón de clichés y de cosas que habían tenido razón en la lucha contra el imperialismo, porque así tuvimos una lucha muy grande durante los años 80. Pero ya después usaba esa muletilla para hacernos daño y lo sigue haciendo.
O sea, todo estas expulsiones que hicieron, esta represión que han hecho desde 2018 ha sido porque, según ellos, están defendiendo la soberanía de Nicaragua contra un nuevo ataque del imperialismo y eso no es cierto, no es verdad.
Lleva 3 años en el exilio en Madrid, ¿cómo ha sido este tiempo para usted? A pesar de que ha sido duro, me ha permitido tener una visión a distancia de todo lo que ha pasado.
Me permite estar con gente que admiro y estar en un país donde se están haciendo cosas interesantes. ¿Cómo fue el proceso en que usted pudo tener la nacionalidad chilena? Lo que pasó fue que me preguntaron qué nacionalidad escogería, yo dije que la chilena, porque le tengo cariño a Chile. Tengo amigos aquí y también por lo que ha hecho Boric, porque admiro mucho su posición, ha sido coherente por lo menos en política exterior. Me dicen que aquí en política interna tal vez no ha sido tan exitoso, pero por lo menos su posición ética la admiro mucho. Entiendo que (mi nacionalización) la estaban discutiendo en el Congreso, pero dijeron que no porque yo ya tenía la nacionalidad española. Revisa la entrevista completa en https: //www. latercera. com/canal/culto/. UN SILENCIO LLENO DEMURMULLOS GIOCONDA BELLI SEIX BARRAL 344 PÁGINAS. La destacada escritora nicaragúense estuvo en Chile presentando su nueva novela: Un silencio lleno de murmullos, donde una hija reflexiona sobre el pasado de su madre, una antigua guerrillera sandinista, con quien tiene cierto encono. Con Culto, habló de esos años, su visión crítica del régimen de Daniel Ortega y cómo fue la trama que casi le dio la nacionalidad chilena. Soren