Autor: RODRIGO FERNÁNDEZ
Expansión de medidas de “urbanismo hostil” enciende el debate entre los especialistas
Expansión de medidas de “urbanismo hostil” enciende el debate entre los especialistas ZERÉPANERACAMZEÁBEPILEFhasta 85 centímetros de altura. imagen recurrente. En ciudades como Londres o N. York también se ven.
EQUIPO DE CIUDADLa instalación de grandes bo-lones frente al Costanera Center, como parte de un “plan de urba-nismo táctico”, según la Munici-palidad de Providencia, ha gene-rado un intenso debate sobre eldiseño y la convivencia en el es-pacio público. La fórmula es un ejemplo deldenominado “urbanismo hos-til”, una tendencia mundial, es-pecialmente en las grandes ur-bes, para prevenir problemas deseguridad, comercio ambulantee incivilidades de todo tipo. En el caso de Providencia, fueideada para evitar la presenciade vendedores informales y hadespertado amplias reaccionespor el impacto que esta clase deelementos puede causar en lostranseúntes y el entorno. Según el municipio, la insta-lación se enmarca en un planpara abordar problemas de se-guridad, ventas ilegales y trán-sito, y gracias a las medidas, sehabrían reducido en 20% losdelitos de mayor connotaciónsocial en la zona. Respecto de la ubicación deestos elementos, la municipali-dad señala que no es permanen-te y que la disposición final aúnestá por definirse. Rodrigo Fernández, académi-co de la U. de los Andes y doctoren Transporte, considera que “elmensaje es que los peatones noson considerados en las medidasde diseño vial urbano, conges-tionando sus escasos espacios decirculación. Las intervencionesde urbanismo táctico deben con-tar con la participación ciudada-na para que tengan aceptación”, sostiene acerca del caso. Bolones, escaños más pequeños y otras intervenciones:evitar problemas de seguridad o incivilidades. Expertos advierten desafíos, como eldesplazamiento de adultos mayores, si no se implementa correctamente. En otros lugares de la capitalse ha dispuesto este tipo de obje-tos, observa Julio Nazar, acadé-mico de la Facultad de Arquitec-tura de la UDD.
A su juicio, ter-mina siendo un arma de doble fi-l o : “ S e i n s t a l a n e l e m e n t o smetálicos en grandes bancas dehormigón, en grandes losetas dehormigón, para impedir que elskater utilice el lugar y lo terminerompiendo, por ejemplo.
Pero ala larga, eso también genera queel espacio sentable se vea afec-tado, y termina transformando ala banca en un objeto decorativosin una utilidad práctica”. Así como hoy estas interven-ciones buscan hacer frente al co-mercio ambulante y las incivilida-des, años atrás, el uso de bolonesapuntaba a evitar “alunizajes” debandas delictuales en locales co-merciales o bancos, o impedirsimplemente que vehículos se es-tacionaran sobre las veredas.
Dificultades para losmás vulnerablesGeraldine Herrmann, acadé-mica de la U. de Chile, advierteque los pasillos estrechados porestas intervenciones complicanaún más la circulación de perso-nas con movilidad reducida:“Son complicaciones para que, por ejemplo, dos sillas de ruedaspasen una al ladode la otra, paraq u e m u j e r e s uotras personastransiten con co-ches de guaguas, con niños de lamano, con bul-tos. Para callescomerciales, debería haber vere-das libres de obstáculos de tres acinco metros.
En Alemania, in-cluso, se recomiendan cinco oUna persona mayor, porejemplo, requiere sentarsetras caminar cierto tramo, yesto no lo permite”...............................................................................El mensaje es que los peatones no sonconsiderados en las medidas de diseño vialurbano, congestionando sus escasos espaciosde circulación”......................................................................................................................GERALDINE HERRMANNACADÉMICA U.
CHILEseis metros”. Aunque la investigadora deCedeus reconoce que el comer-cio ambulante es una gran com-p l i c a c i ó n q u etambién ocasionaproblemas paradesplazarse, des-carta que la solu-ción recaiga enestas interven-ciones: “Generafrustración, por-que, en general, uno siente queSantiago es una ciudad muyorientada al automóvil, y dondesiempre se pide que se mejorenlos espacios justamente para lospeatones”. Además, Herrmann pun-tualiza que los adultos mayo-res suelen ser los más afecta-dos: “Nuestras calles siguensiendo diseñadas, muchas ve-ces, sin considerar las necesi-dades y requerimientos de to-dos.
Una persona mayor, porESPACIO120 centímetros de veredaquedaron disponibles tras lainstalación de los bolones enProvidencia. ejemplo, req uier e sen tars etras caminar cierto tramo, yesto no lo permite”. Factores paratener en cuentaEl “urbanismo hostil” tambiénbrinda ejemplos en otras ciuda-des de Chile.
Por ejemplo, la Mu-nicipalidad de Iquique indicaque ha tenido que implementar, entre otras cosas, la “instalaciónde separadores metálicos en ban-cas para que no duerman enellas”, y se ha visto forzada a rea-lizar el “retiro de juegos infanti-les de algunos barrios, pues eranusados para pernoctar”. En Arica, en tanto, el Ministe-rio de Obras Públicas señala queinvirtió $671 millones en la insta-lación de unas estructuras en laribera del río San José, las cualesfueron construidas con piedras yconcreto, que por su forma y dis-posición impiden que las perso-nas se instalen en esas zonas. Además, están diseñadas paradisminuir la velocidad del aguaante una eventual crecida y queesta escurra con mayor facilidad.
En Los Lagos, en tanto, el exse-remi de Vivienda Fernando Gün-ckel asegura que la proliferaciónde bolas de concreto o de los mo-nolitos que hay, por ejemplo, enla Plaza de Armas de PuertoMontt, también “son barreras pa-ra evitar que espacios públicos setransformen en estacionamien-to”. Sin embargo, el arquitectotambién advierte que esta clasede obstáculos puede representarun problema “en una emergen-cia, para que lleguen bomberos, una ambulancia, que pueda pasaruna camilla.
Es algo que debe serhecho de otra forma”.. Se trata de una tendencia global que restringe el uso de zonas del espacio público para Bolones, escaños más pequeños y otras intervenciones: —Las estructuras ubicadas en el Costanera Center miden —Las divisiones en las bancas públicas se han convertido en una José para impedir la proliferación de personas en situación de calle.