Autor: Nuestra gente también.
Editorial: Accidentes por escarcha: ¿Cómo evitarlos con simpleza y compromiso?
Editorial: Accidentes por escarcha: ¿ Cómo evitarlos con simpleza y compromiso? El invierno en Magallanes no se anuncia: se impone. Con la llegada del frío, las calles se visten de escarcha y nieve, convirtiendo el entorno urbano en un paisaje de postal. Pero detrás de esa belleza helada, se esconde una amenaza diaria para miles de personas que caminan nuestras veredas.
Las caídas por hielo no son excepciones: son parte habitual de la temporada. ¿Estamos haciendo lo suficiente para prevenirlas? La limpieza de veredas no debería ser vista como un simple gesto de cortesía, sino como un acto de responsabilidad comunitaria. En muchas ciudades del mundo, los ciudadanos están legalmente obligados a mantener despejadas las aceras frente a sus domicilios o negocios. En Magallanes, aunque no exista una normativa estricta y universal, la necesidad de asumir este compromiso debería surgir por simple empatía. Los adultos mayores son particularmente vulnerables. Una fractura por caída no solo implica dolor y hospitalización: puede significar la pérdida de autonomía. También los niños, quienes caminan apresurados a la escuela, y las personas con movilidad reducida, que enfrentan obstáculos diarios, sufren los costos de una vereda mal mantenida. Y aunque los municipios hacen esfuerzos titánicos por cubrir la mayor cantidad de calles, los recursos son limitados y no pueden llegar a todas las esquinas. Aquí entra en juego la fuerza de lo colectivo. Si cada vecino o vecina se hiciera cargo de su pequeño tramo de acera, los beneficios serían inmediatos: menos accidentes, mayor fluidez peatonal, e incluso un ambiente más amable y solidario. No se necesita maquinaria pesada: basta con una pala, algo de sal gruesa, y unos minutos por la mañana. También es importante avanzar hacia una mayor conciencia institucional. Sería deseable que existieran campañas invernales más visibles, incentivos para quienes limpian sus veredas, y eventualmente, una ordenanza que establezca claramente las responsabilidades de cada ciudadano durante el invierno. La transformación cultural parte desde lo cotidiano. Cambiar la idea de que “no es mi problema” por la de “puedo hacer algo” es clave para construir ciudades más seguras y humanas. Porque la escarcha no discrimina: puede afectar a cualquiera. Pero sí podemos elegir cómo enfrentamos su presencia. Este invierno, antes de mirar con resignación cómo la vereda se cubre de hielo, pensemos en la persona que camina tras nosotros. Un acto pequeño puede evitar una tragedia. Magallanes lo merece. “Un invierno más seguro en magallanes comienza con la acción de cada vecino”..