Autor: Anyelina Rojas Valdés, periodista UCN
Llegar a los 100 años sin enfermedades, Llegar a los 100 años sin enfermedades, con una vista privilegiada, leer sin lentes con una vista privilegiada, leer sin lentes y no tomar remedios, es una historia que y no tomar remedios, es una historia que vale la pena compartir vale la pena compartir
Llegar a los 100 años sin enfermedades, Llegar a los 100 años sin enfermedades, con una vista privilegiada, leer sin lentes con una vista privilegiada, leer sin lentes y no tomar remedios, es una historia que y no tomar remedios, es una historia que vale la pena compartir vale la pena compartir Sin embargo, también era una mujer piadosa, solidaria, de grandes sentimientos. Trabajaba en la Iglesia de la Salitrera Victoria y era una mujer de mucha fe. Un día, llegó a la salitrera un joven que la cautivo, cuando ambos ya estaban por los 40 años. Así, Ester terminó casada con el que fue el amor de su vida, don José González Barrera y con quien compartían valores, que luego inculcaron a su propia familia. Pensaban, sin embargo, que, por la edad, quizás sería complejo agrandar la familia. Y menos aún pensar en nietos, pero, legaron dos hijas y después dos nietos, Piero y Alonso y dos bisnietas a los que el jefe de hogar alcanzó a conocer. Recuerdan Nina y Sonia, que cuando vivían en la Oficina Victoria, su padre trabajaba en el Laboratorio y su madre, se dedicaba a las tareas del hogar fundamentalmente. Siendo visionarios y sabiendo que las buenas rachas no son eternas, don José se inscribió en una cooperativa de viviendas, que haría casas en el Puerto Grande, Iquique. Un año antes del cierre de la salitrera más grande, la familia se trasladó a Iquique, instalándose en la población Gómez Carreño. La llegada no fue fácil. Luego de vivir casi en una gran familia, la pampina y victoriana, la ciudad, y su dinámica, era distinta. Y también lo ingresos económicos que mermaron en la familia. Entonces doña Ester, siempre envalentonada, decidió colaborar, del acontecimiento, incluso, algunos viniendo de otras ciudades.
Conversamos con doña Ester por invitación de sus hijas Nina y Sonia, quienes están orgullosas por las enseñanzas de su madre -también de su longevo padre fallecido hace tres añosy el estilo de vida que le ha permitido estar bien, lúcida y sana.
Cuentan las hermanas, que su madre era una mujer activa, hasta hace tres años, cuando enviudó, cayó en una pena eterna que la llevó a recluirse en su habitación y no pasar mucho en las otras dependencias del hogar. Eso sí, la lecturadiaria de la revista Condorito -sin usar lentesy un vasito de tinto al almuerzo, son ya parte de su rutina. RECUERDOSPara doña Ester, la vida de antes era más entretenida.
Nos cuenta que ella era muy activa y la pasaba muy bien de joven, incluso, jugó fútbol en la pampa ella era una niña, cuando no era tan común, que las mujeres practicaran este deporte; jugaba a las bolitas, al trompo en fin. Físicamente era de mucha fuerza, así que había que pensarlo para interponerse en su camino.
Doña Ester del Rosario Montenegro González, no toma ningún tipo de remedio -salvo por algún resfriado-, no padece problemas de presión ni de diabetes; posee una vista perfecta siendo una gran lectora de la clásica revista “Condorito”. Esto podría ser normal, si es que la persona ha llevado una vida saludable, ¡Pero cuando la vida es centenaria es un tremendo logro! En efecto, doña Ester, celebró 100 años de vida este miércoles 4 de diciembre, junto a sus 2 hijas, dos nietos, sus dos bisnietas y numerosos familiares que participaranayudando en la casa de otra familia pampina, siendo una especie de nanita de cuatro niños -1 hombre y tres mujeres mujer-, hasta que emprendieron el vuelo para transformarse en profesionales. Allí estuvo 30 años más o menos. Los niños hoy adultos, son los hijos de Luis Collao, Presidente de la Corporación Hijos del Salitre, Social Cultural y Deportiva, y de su esposa también pampina, Carlina León. Todos ellos profesionales y cariñosos hasta el día de hoy, con Ester.
LA VIUDEZJosé González, en Iquique, también tuvo que hacer frente al destino, para sacar adelante a la familia junto a su esposa, lo que dice doña Ester, lo lograron, pero resalta a cada momento que “antes se pasaba mucho mejor era más entretenido”. Hace unos 5 años, José empezó a enfermar, hasta quedar en cama. Ester, con más de 90 años, lo atendía, le cocinaba y conversaban. Pero de a poco su marido se fue apagando, y ella con él, así que empezó a restringir su vida y se quedó en el dormitorio, mientras José estaba en otro lecho de enfermo. En el 2021, a los 97 años, muere José y Rosario decayó demasiado. Pese a su buena salud, no quiso levantarse de la cama y empezó a usar silla de ruedas para los desplazamientos. Hoy goza del amor de sus hijas, nietos, bisnietas y familiares, muchos de los cuales participaran en el gran almuerzo por su centenario de vida.
Dice que “antes se pasaba mucho mejor, porque era más entretenido” y que se tomará un buen vaso de vino con los invitados. ¿Cuál es la clave para llegar así a los 100 años? Llevar una vida saludable y llena de amor, con mucha actividad física y cultivando los valores que aprendió de pequeña: respeto, generosidad, gran capacidad de ayuda, solidaridad, leer mucho, pasarlo bien en familia. ¡Feliz cumpleaños doña Ester!. Llegar a los 100 años sin enfermedades, Llegar a los 100 años sin enfermedades, con una vista privilegiada, leer sin lentes con una vista privilegiada, leer sin lentes y no tomar remedios, es una historia que y no tomar remedios, es una historia que vale la pena compartir vale la pena compartir Sin embargo, también era una mujer piadosa, solidaria, de grandes sentimientos. Trabajaba en la Iglesia de la Salitrera Victoria y era una mujer de mucha fe. Un día, llegó a la salitrera un joven que la cautivo, cuando ambos ya estaban por los 40 años. Así, Ester terminó casada con el que fue el amor de su vida, don José González Barrera y con quien compartían valores, que luego inculcaron a su propia familia. Pensaban, sin embargo, que, por la edad, quizás sería complejo agrandar la familia. Y menos aún pensar en nietos, pero, legaron dos hijas y después dos nietos, Piero y Alonso y dos bisnietas a los que el jefe de hogar alcanzó a conocer. Recuerdan Nina y Sonia, que cuando vivían en la Oficina Victoria, su padre trabajaba en el Laboratorio y su madre, se dedicaba a las tareas del hogar fundamentalmente. Siendo visionarios y sabiendo que las buenas rachas no son eternas, don José se inscribió en una cooperativa de viviendas, que haría casas en el Puerto Grande, Iquique. Un año antes del cierre de la salitrera más grande, la familia se trasladó a Iquique, instalándose en la población Gómez Carreño. La llegada no fue fácil. Luego de vivir casi en una gran familia, la pampina y victoriana, la ciudad, y su dinámica, era distinta. Y también lo ingresos económicos que mermaron en la familia. Entonces doña Ester, siempre envalentonada, decidió colaborar, del acontecimiento, incluso, algunos viniendo de otras ciudades.
Conversamos con doña Ester por invitación de sus hijas Nina y Sonia, quienes están orgullosas por las enseñanzas de su madre -también de su longevo padre fallecido hace tres añosy el estilo de vida que le ha permitido estar bien, lúcida y sana.
Cuentan las hermanas, que su madre era una mujer activa, hasta hace tres años, cuando enviudó, cayó en una pena eterna que la llevó a recluirse en su habitación y no pasar mucho en las otras dependencias del hogar. Eso sí, la lecturadiaria de la revista Condorito -sin usar lentesy un vasito de tinto al almuerzo, son ya parte de su rutina. RECUERDOSPara doña Ester, la vida de antes era más entretenida.
Nos cuenta que ella era muy activa y la pasaba muy bien de joven, incluso, jugó fútbol en la pampa ella era una niña, cuando no era tan común, que las mujeres practicaran este deporte; jugaba a las bolitas, al trompo en fin. Físicamente era de mucha fuerza, así que había que pensarlo para interponerse en su camino.
Doña Ester del Rosario Montenegro González, no toma ningún tipo de remedio -salvo por algún resfriado-, no padece problemas de presión ni de diabetes; posee una vista perfecta siendo una gran lectora de la clásica revista “Condorito”. Esto podría ser normal, si es que la persona ha llevado una vida saludable, ¡Pero cuando la vida es centenaria es un tremendo logro! En efecto, doña Ester, celebró 100 años de vida este miércoles 4 de diciembre, junto a sus 2 hijas, dos nietos, sus dos bisnietas y numerosos familiares que participaranayudando en la casa de otra familia pampina, siendo una especie de nanita de cuatro niños -1 hombre y tres mujeres mujer-, hasta que emprendieron el vuelo para transformarse en profesionales. Allí estuvo 30 años más o menos. Los niños hoy adultos, son los hijos de Luis Collao, Presidente de la Corporación Hijos del Salitre, Social Cultural y Deportiva, y de su esposa también pampina, Carlina León. Todos ellos profesionales y cariñosos hasta el día de hoy, con Ester.
LA VIUDEZJosé González, en Iquique, también tuvo que hacer frente al destino, para sacar adelante a la familia junto a su esposa, lo que dice doña Ester, lo lograron, pero resalta a cada momento que “antes se pasaba mucho mejor era más entretenido”. Hace unos 5 años, José empezó a enfermar, hasta quedar en cama. Ester, con más de 90 años, lo atendía, le cocinaba y conversaban. Pero de a poco su marido se fue apagando, y ella con él, así que empezó a restringir su vida y se quedó en el dormitorio, mientras José estaba en otro lecho de enfermo. En el 2021, a los 97 años, muere José y Rosario decayó demasiado. Pese a su buena salud, no quiso levantarse de la cama y empezó a usar silla de ruedas para los desplazamientos. Hoy goza del amor de sus hijas, nietos, bisnietas y familiares, muchos de los cuales participaran en el gran almuerzo por su centenario de vida.
Dice que “antes se pasaba mucho mejor, porque era más entretenido” y que se tomará un buen vaso de vino con los invitados. ¿Cuál es la clave para llegar así a los 100 años? Llevar una vida saludable y llena de amor, con mucha actividad física y cultivando los valores que aprendió de pequeña: respeto, generosidad, gran capacidad de ayuda, solidaridad, leer mucho, pasarlo bien en familia. ¡Feliz cumpleaños doña Ester!.