Autor: Teodoro Ribera Rector Universidad Autónoma de Chile y ex ministro de Relaciones Exteriores
Columnas de Opinión: Tiempos de realpolitik
Columnas de Opinión: Tiempos de realpolitik l Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha realizado varias declaraciones y adoptado acciones que constatan la nueva forma de relacionarse de su país con América Latina. En una conferencia de prensa, afirmó que su país “no necesita a Latinoamérica, sino que ellos nos necesitan a nosotros”, subrayando una visión de autosuficiencia en la relación bilateral. El incidente entre los presidentes Trump y Petro confirma la tesis de un giro profundo de la política exterior de EE.UU. Lo que parece estar empujando el gobierno de Trump es un ejercicio del poder sin tapujos, incluso respecto de países alineados con él. En el ámbito migratorio, Trump espera expulsar a miles de ilegales y para ello necesita que los detenidos sean recibidos en sus países de origen o en el de sus padres. Incluso, días atrás logró que Venezuela acepte recibir a todos los migrantes venezolanos ilegales capturados en EE.UU. Este desplazamiento humano, de personas retornando a sociedades que ya no son las suyas, generará una creciente inestabilidad política, inseguridad jurídica y un incremento de la delincuencia transnacional. La pregunta para el gobierno chileno es cuántos de ellos procurarán luego llegar a nuestro país y qué medidas preventivas debemos tomar. En el ámbito comercial, Trump impuso aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, medidas que buscan que dichos Estados combatan la entrada de fentanilo y la inmigración ilegal. También advirtió de posibles aranceles al cobre para favorecer su propia industria, en lo que evoca una postura más agresiva y transaccional de su administración hacia América Latina, buscando renegociar términos en áreas clave. Algunos congresistas estadounidenses han solicitado revisar la participación de Chile en el Programa de Visa Waiver debido al aumento de delitos cometidos por chilenos en EE.UU. Señalan deficiencias en el intercambio de información criminal. Es claro que la situación requiere más atención y proactividad en varios otros anillos que configuran la seguridad en Chile para evitar eventuales restricciones.
En efecto, la agenda “regional” del secretario de Estado, Marco Rubio, también está enfocada a temas de seguridad, en los que, si bien Chile no aparece entre los países con nota roja, de nuestro país se espera más claridad y convicción, en especial, más y mejor cooperación policial con aliados de EE.UU. (Argentina), menos ingenuidad con algunos (Venezuela), y más firmeza y menos titubeos con otros (Bolivia). En el contexto del nuevo mandato de Trump y a un año del cambio de gobierno en Chile, sería prudente que la Cancillería se esmere en anticiparse a posibles escenarios de conflictividad, convocando a expertos para evitar o amortiguar decisiones que pueden afectar a nuestro país, al tiempo quese encaminen decisiones quelo beneficien, minimizando trastornos y generando estabilidad en las relaciones bilaterales con EE.UU..