“El 14”: donde el alma descansa en la orilla del camino
“El 14”: donde el alma descansa en la orilla del camino “El 14”: donde el alma descansa en la orilla del camino POR ANTONIO ALFARO RIVERA ESCRITOR En En el kilómetro 986 de la Carretera Carretera Panamericana o la Ruta 5 Norte, justo donde el asfalto se bifurca hacia El Salvador y hacia Antofagasta, Antofagasta, existe una posada que se ha ganado el corazón de generaciones de camioneros, trabajadores y viajeros.
Allí, entre el espeso espeso manto blanco de la camanchaca y el olor a cazuelas y café humeante, se levanta levanta “El 14”. Un pequeño refugio que no sólo alimenta el cuerpo, sino también el alma. La historia de esta posada es, en realidad, realidad, la historia de una mujer.
María Mercedes Mercedes Vidal Matamala, nacida en Rere, una localidad del sur de Chile conocida conocida por sus “campanas de oro” y su devoción devoción a San Sebastián, llegó a Chañaral a los 22 años para cuidar a una tía enferma. Pero la vida, que nunca sigue un libreto, le tenía preparado otro destino. Su tía falleció falleció poco tiempo después, y ella quedó sola en el nortino puerto.
Sin recursos, sin familia, ante ella, apareció el horizonte negro del miedo y la desesperación, pero, para una mujer como María Mercedes, eso solo podía y debía, durar solo un instante, instante, con una fe profunda y una voluntad férrea, sacudió sus miedos y su pena y resolvió resolvió rápidamente lo que tenía que hacer. “Me sentí varada como una barca en la arena después de una tormenta”, recuerda. recuerda. Pero no se rindió. “Desde que tengo uso de razón esa palabra no existe en mi diccionario, mi madre me enseñó eso” nos dice. Caminó por las calles del Chañaral Chañaral de mediados de los 60 del siglo pasado buscando trabajo, trabajo, tocó puertas, muchas, muchas, hasta que una se abrió. Fue en el restaurant restaurant “Mi Casita”, donde comenzó limpiando y terminó atendiendo mesas. En solo ocho meses aprendió todo lo necesario para abrir su propio negocio.
Y decidió hacerlo a la orilla del camino, camino, donde se construía la carretera Panamericana, Panamericana, Con determinación un día ingresó a la empresa “Koscina”, se plantó frente al dueño y mirándolo directamente a los ojos, le contó de su proyecto. Hablo con la verdad “Como siempre lo he hecho a pesar de que muchas veces me ha traído incomprensión y disgustos con muchas personas” vuelve a decirnos.
En ese momento momento su mirada está situada en el pasado pasado ya lejano: “Le dije con sinceridad y con firmeza, apenas tengo un poco de dineEl dineEl 14 de julio de 1967 nació su posada.
“El 14”, ante nuestra pregunta del porqué bautizó así a su posada, antes de que ella nos cussteste, aventuramos nuestra tesis que podía ser por la distancia que separa a Chañaral de su posada, es decir 14 kilómetros, kilómetros, o bien porque siempre soñó con conocer Francia y su capital, capital, París, la llamada “ciudad “ciudad luz” y el 14 de julio es el día de ese país. Pero no, ninguna de esas teorías tiene asidero, el nombre de su posada no tiene nada de revolucionario, revolucionario, aunque algunos lo insinúen por coincidencia coincidencia con la Toma de la Bastilla. María Mercedes Vidal Matamala, se ha quedado en silencio y nos mira fijamente fijamente mientras elucubro explicaciones, Ella irradia energía por todos sus poros, pero ciertamente que su mirada serena y firme sobresale. Entonces retorna la palabra palabra y nos dice: “Noooo. Aclaremos, desde aquí al puerto hay solo 12 kilómetros. Y se llama así porque ese día la inauguré, no más”, diceyde su boca sale una carcajada carcajada diáfana, hermosa, que contagia y se esparce entre el comedor y la cocina de su posada. Desde entonces, María Mercedes no ha parado. Trabajó de domingo a domingo, sin vacaciones, sin feriados.
Convirtió su dormitorio en comedor, en su comienzo, artesanalmente hizo mesas y bancas para los comensales y con la ayuda de un pensionista fiel, levantó un pea,. pea,. , queño imperio de sabor y cariño. cariño. Cocinó para cientos de trabajadores, escuchó sus historias, vio como pasaba pasaba el tiempo, escuchó sus penas y también sus alegrías. alegrías. “Uno en este traba, traba, jo empieza a convertirse en r muchas cosas y hasta consejera consejera también, aunque haya sido sin quererlo” Comenta.
Su menú siempre fue simple, casero, con ese sabor que recuerda al hogar: cazuelas, caldillos, pescado frito (aprovechando la cercanía del mar) charquicán, porotos, café para los más jóvenes y un buen té remojado y cargado cargado para los más antiguos y por supuesto siempre el pan amasado.
Ese es un infaltable infaltable en cada almuerzo, Hoy, con 80 años recién cumplidos, María Mercedes sigue dirigiendo, cocinando cocinando y atendiendo su posada que al cabo de tantos años y desde su inauguración es parte fundamental de su vida. “Trabajo “Trabajo porque quiero. Me gusta. Me da vida”, dice.
Vive enel mismo lugar, acompañada ro, pues es lo que más pude juntar, pero lo necesito para comprar la mercadería y poder cocinar”. Pidió fiado una mediagua mediagua prefabricada, “Estoy segura que Dios le habló a ese caballero y medio crédito”. En este momento, ella sigue con su mirada, mirada, su mente y su corazón en otro tiempo, tiempo, en otro lugar, su voz parece venir de muy lejos, luchando por no perderse, peleando peleando para no ser presa del olvido.
Luego agrega, “Me encalillé en 000 escudos una fortuna para la época y alguien sin ahorros “Al salir de esa oficina ya en la calle, tiritaba entera y entonces me puse a rezar a Dios y pedirle a San Sebastián que intercediera por mí” y se lanzó al vacío con las monos llenas de esperanza. 1.
“El 14”: donde el alma descansa en la orilla del camino “El 14”: donde el alma descansa en la orilla del camino “El 14”: donde el alma descansa en la orilla del camino POR ANTONIO ALFARO RIVERA ESCRITOR En En el kilómetro 986 de la Carretera Carretera Panamericana o la Ruta 5 Norte, justo donde el asfalto se bifurca hacia El Salvador y hacia Antofagasta, Antofagasta, existe una posada que se ha ganado el corazón de generaciones de camioneros, trabajadores y viajeros.
Allí, entre el espeso espeso manto blanco de la camanchaca y el olor a cazuelas y café humeante, se levanta levanta “El 14”. Un pequeño refugio que no sólo alimenta el cuerpo, sino también el alma. La historia de esta posada es, en realidad, realidad, la historia de una mujer.
María Mercedes Mercedes Vidal Matamala, nacida en Rere, una localidad del sur de Chile conocida conocida por sus “campanas de oro” y su devoción devoción a San Sebastián, llegó a Chañaral a los 22 años para cuidar a una tía enferma. Pero la vida, que nunca sigue un libreto, le tenía preparado otro destino. Su tía falleció falleció poco tiempo después, y ella quedó sola en el nortino puerto.
Sin recursos, sin familia, ante ella, apareció el horizonte negro del miedo y la desesperación, pero, para una mujer como María Mercedes, eso solo podía y debía, durar solo un instante, instante, con una fe profunda y una voluntad férrea, sacudió sus miedos y su pena y resolvió resolvió rápidamente lo que tenía que hacer. “Me sentí varada como una barca en la arena después de una tormenta”, recuerda. recuerda. Pero no se rindió. “Desde que tengo uso de razón esa palabra no existe en mi diccionario, mi madre me enseñó eso” nos dice. Caminó por las calles del Chañaral Chañaral de mediados de los 60 del siglo pasado buscando trabajo, trabajo, tocó puertas, muchas, muchas, hasta que una se abrió. Fue en el restaurant restaurant “Mi Casita”, donde comenzó limpiando y terminó atendiendo mesas. En solo ocho meses aprendió todo lo necesario para abrir su propio negocio.
Y decidió hacerlo a la orilla del camino, camino, donde se construía la carretera Panamericana, Panamericana, Con determinación un día ingresó a la empresa “Koscina”, se plantó frente al dueño y mirándolo directamente a los ojos, le contó de su proyecto. Hablo con la verdad “Como siempre lo he hecho a pesar de que muchas veces me ha traído incomprensión y disgustos con muchas personas” vuelve a decirnos.
En ese momento momento su mirada está situada en el pasado pasado ya lejano: “Le dije con sinceridad y con firmeza, apenas tengo un poco de dineEl dineEl 14 de julio de 1967 nació su posada.
“El 14”, ante nuestra pregunta del porqué bautizó así a su posada, antes de que ella nos cussteste, aventuramos nuestra tesis que podía ser por la distancia que separa a Chañaral de su posada, es decir 14 kilómetros, kilómetros, o bien porque siempre soñó con conocer Francia y su capital, capital, París, la llamada “ciudad “ciudad luz” y el 14 de julio es el día de ese país. Pero no, ninguna de esas teorías tiene asidero, el nombre de su posada no tiene nada de revolucionario, revolucionario, aunque algunos lo insinúen por coincidencia coincidencia con la Toma de la Bastilla. María Mercedes Vidal Matamala, se ha quedado en silencio y nos mira fijamente fijamente mientras elucubro explicaciones, Ella irradia energía por todos sus poros, pero ciertamente que su mirada serena y firme sobresale. Entonces retorna la palabra palabra y nos dice: “Noooo. Aclaremos, desde aquí al puerto hay solo 12 kilómetros. Y se llama así porque ese día la inauguré, no más”, diceyde su boca sale una carcajada carcajada diáfana, hermosa, que contagia y se esparce entre el comedor y la cocina de su posada. Desde entonces, María Mercedes no ha parado. Trabajó de domingo a domingo, sin vacaciones, sin feriados.
Convirtió su dormitorio en comedor, en su comienzo, artesanalmente hizo mesas y bancas para los comensales y con la ayuda de un pensionista fiel, levantó un pea,. pea,. , queño imperio de sabor y cariño. cariño. Cocinó para cientos de trabajadores, escuchó sus historias, vio como pasaba pasaba el tiempo, escuchó sus penas y también sus alegrías. alegrías. “Uno en este traba, traba, jo empieza a convertirse en r muchas cosas y hasta consejera consejera también, aunque haya sido sin quererlo” Comenta.
Su menú siempre fue simple, casero, con ese sabor que recuerda al hogar: cazuelas, caldillos, pescado frito (aprovechando la cercanía del mar) charquicán, porotos, café para los más jóvenes y un buen té remojado y cargado cargado para los más antiguos y por supuesto siempre el pan amasado.
Ese es un infaltable infaltable en cada almuerzo, Hoy, con 80 años recién cumplidos, María Mercedes sigue dirigiendo, cocinando cocinando y atendiendo su posada que al cabo de tantos años y desde su inauguración es parte fundamental de su vida. “Trabajo “Trabajo porque quiero. Me gusta. Me da vida”, dice.
Vive enel mismo lugar, acompañada ro, pues es lo que más pude juntar, pero lo necesito para comprar la mercadería y poder cocinar”. Pidió fiado una mediagua mediagua prefabricada, “Estoy segura que Dios le habló a ese caballero y medio crédito”. En este momento, ella sigue con su mirada, mirada, su mente y su corazón en otro tiempo, tiempo, en otro lugar, su voz parece venir de muy lejos, luchando por no perderse, peleando peleando para no ser presa del olvido.
Luego agrega, “Me encalillé en 000 escudos una fortuna para la época y alguien sin ahorros “Al salir de esa oficina ya en la calle, tiritaba entera y entonces me puse a rezar a Dios y pedirle a San Sebastián que intercediera por mí” y se lanzó al vacío con las monos llenas de esperanza. 1 por sos trabajadores y de su perra, además cipal de su posada prosigue: “Este es el ra, de repente les quita la vida Como al “Yo no me voy a morir sentada.
Trabajo de su fiel ayudante Roxana, una mujer bugolpe más duro que me ha dado la vida y “Huevito” que está pintado su retrato en el hasta que Dios quiera”, dice con una sonlivianaqur, juntoalosdemássonpartede sonlivianaqur, juntoalosdemássonpartede créamequelavidamehagolpeadohartoy comedorprincipal”porlafidelidad. Agrarisa que ilumina el comedor. “El 14” no la familia. Sus hijos todos camioneros, muchas veces, pero esta herida grande que dece a Dios por darle la el regalo que es la es sólo una posada. Es un testimonio de menos uno que falleció hace tres años sangra a diario en mi corazón no cerrará vidayporlafuerza. lucha, de fe, de esfuerzo cotidiano. Es la la visitan a menudo, la acompañan a comnunca, quizá solo cuando me toque parLa pandemia no la detuvo.
Mientras historia de una mujer que eligió quedarprar quedarprar y la cuidan con amor, tic de este mundo y pueda volver a enconmuchos cerraban, ella seguía adelante con se cuando todos esperaban que volviera al Hablar con ella es escuchar la voz de la trarme con él”. I. a emoción se apodera de su posada, encendida como un faro en sur. Que eligió construir cuando lo más resiliencia. Perdió a su hijo menor por una su voz, aprieta su garganta, sus ojos se han medio del desierto. Su posada funcionó fácil era huir. trombosis, trabajando en la mina Manto nublado en ese instante. Entonces por resjunto a un punto de control sanitario, “Sí En medio del desierto, entre farellones, Verde. “déjeme contarle, porque a pesar peto a esta tremenda mujer, a esta hermohasta dejaron aquí el contenedor y nunca mar y polvo, “El 14” sigue de pie.
Y mielde que cada día ese recuerdo me desgaSa madre, solo atinamos aguardar silencio más lo volvieron a buscar” nos señala sontras María Mercedes Vidal Matamala esté rra el corazón, creo haber aprendido que por un largo momento, riendo, pero la posada El 14 también funahí, la historia continuará.
Una historia hablar de ese momento me ayuda a desMaría Mercedes, lo ha dicho ella misma, cionó como un lugar de contención emetejida con sopa caliente, charlas al alardecomprimir lo que me ahoga por dentro” ha vivido momentos duros, ha trabajado cional para quienes seguían en ruta. cer y una fuerza interior que no se enseña, Detiene su relato un momento y luego sin parar. Pero nunca se ha quejado.
Ha solo se hereda. continúa: “Pero la vida me había avisallorado, sí muchas veces, generalmente a do antes, una tarde gris y de viento estaba solas y desde siempre los momentos de deen mis quehaceres y de repente creí senbilidad se los ha permitido por un corto tir un ruido, fue como escuchar un truetiempo. Agradece a Chañaral por haberno a lo lejos, recuerde que nací y me crie le dado todo. “Todo lo que soy como peren peren el sur, al día siguiente supe de su prosona, todo lo que tengo, mi familia, mis blema de salud.
Estuvo en tratamiento, amados hijos, mis nietos se lo debo a él, todo iba bien, le dieron el alta y volvió un aquí aprendí a vivir y aquí descansaré, soy día a su trabajo, en la tarde tuvo el ataque mucho más chañaralina que otros que sí final”. Y se queda sumida en un silencio nacieron aquí”. Agradece a sus clientes, ya hondo, profundo.
Estos recuerdos en vermuchos convertidos en amigos, que se exdad le duelen, lo podemos notar, ella mitrañan cuando se retiran de la ruta y alas rando hacia el horizonte de la puerta prinque se lloran cuando una curva traicione.