Autor: ANTONIO WALKER PRIETO Presidente Sociedad Nacional de Agricultura
Crimen organizado en el campo
Señor Director: El robo en los campos sobrepasó todos los límites y ha puesto en jaque la seguridad del mundo rural. La impunidad con la que opera el crimen organizado es inaceptable. Hoy, containers que debían llevar la mejor fruta chilena a China llegan vacíos (los robos se producen entre el lugar de embalaje y el puerto), dejando en evidencia la vulnerabilidad del sector productivo. Imagine el lector la cara del recibidor al abrir un container sin carga: un golpe devastador para la imagen del país y una muestra del nivel de inseguridad que estamos viviendo. El problema radica, entre otras cosas, en una legislación desigual. La ley sanciona con mayor severidad los delitos cometidos en lugares habitados, mientras que en sectores rurales —considerados "no reina la impunidad. Es urgente equiparar la normativa y eliminar esta brecha que solo favorece a los delincuentes. Además, la ley de receptación debe aplicarse con fuerza: quien compra productos robados es tan culpable como quien los roba. Mientras tanto, Carabineros y la PDI han concentrado sus recursos en las grandes ciudades, dejando al campo sin protección policial. Los fiscales y tribunales están colapsados, sin capacidad de respuesta. Todo esto ha permitido que el crimen organizado se instale con fuerza en zonas rurales, trayendo consigo narcotráfico, violencia y una sensación de total indefensión. Los agricultores enfrentan diariamente secuestros y saqueos de camiones y robos de transformadores, tractores, equipos de riego y animales.
Además de homicidios, intencionalidad en los incendios forestales y helicópteros baleados, casas de campo son asaltadas por grupos armados —como el reciente caso de una familia con diez niñas escolares que vivió horas de terror— y las denuncias se acumulan sin respuesta. ¿ Hasta cuándo?, ¿qué debemos hacer? Santiago no es Chile, también existe el mundo rural, que alimenta al país y es clave para el desarrollo de nuestra economía. Si Chile aspira a ser una potencia ecoalimentaria, debemos garantizar la seguridad del campo chileno. Basta. Esto todos los límites.