¿Por qué una Historia Internacional?
¿ Por qué una Historia Internacional? USACH -c / / OPINIÓN ¿ Por qué una 1 listoría Internacional? por César Ross Los tiempos primitivos son líricos, los tiempos antiguos son épicos, los tiempos modernos son dramáticos.
VÍCTOR HUGO La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa KARL MARX Escriboeste Escriboeste artículo para di rigirme a los no especialistas en el campo de la Historia, porque ellos conocen conocen de sobra este tipo de ideas. Me dirijo a quienes se ocupan de pensare! mundo, con y sin métodos, desde el presente, presente, para ofrecerles la perspectiva longitud inalde inalde la Historia Internacional.
En una época en la que todo ocurre tan rápido, rápido, en donde lo relevante parece fútil ylo superlicialse vuelvecentral para la vida de millones, las intelectualidades tienen el deber deber de pensar en qué sucederá con el mundo, mundo, cuando lo que hoy nos angustia haya desaparecido. desaparecido. Este es un deber complejo. No es pequeña la producción intelectual contaminada contaminada de agencia de todo orden y naturaleza. Pensarcon valentía, o atreversea pensar (el “sapere aude” de Kant), implica pensar con libertad y con responsabilidad, sobre todo para quienes lo hacen públicamente. Pensar con libertad supone desprendimiento, desprendimiento, implica renunciar a los eventuales eventuales beneficios de defender tal cual causa y, eventual mente, redunda en asum irel riesgo de convenirse en minoría. Pensar con ética supone actuar con un alto compromiso con la verdad, aunque esta esta tenga un significado diferente para cada autoria. Incluso para quienes afirman que la verdad noexisteoque existen tantas verdadescomo verdadescomo personas planteándosc el asunto.
Para la Historia, y la Historia Internacional Internacional no es una excepción, la verdad es menos relativa, aunque los discursos sobre ella quieran serlo, para eludir la fatiga de la monumental tarea enipiricao para gozar de los beneficios de una arbitrariedad narrativa narrativa desprovista de los rigores de las pruebas. Hablar, simplemente hablar. Escribir, simplemente simplemente escribir, sin más condición que la voluntad de afirmar algo. Pensar en cl largo plazo no significa, de ningún modo, desatender lo que hace 50 años atrás Martin L.
King llamó “la feroz urgencia del ahora”. Para las intelectualidades intelectualidades el presente también es un imperativo, al que debemos atender y al que reaccionarnos continuamente, pero con la prudencia ysobriedad ysobriedad que impone la importancia de la tarea tarea a la que hemos sido llamados. La intepaeión niundialde la información, más o menos artificial y máso menos inteligente, inteligente, nos ha puesto en el camino de vivir y mirar el mundo. Más que nunca en nuestra historia, nos hemos constituido en sujetos internacional izados sin salir de nuestras easas. El mundo se ha metido en ellas portodos lados, debido a la instantaneidad con que consumirnos contenidos a través de nuestros computadores, televisores y omnipresentes teléfonos móviles. Lo queramos ono, lo com prendamos o no, lo aceptemos ono. El mundo parece cada vez más pequeño pequeño y este cambio en la percepción espacial también ha afectado nuestra concepción de! tiempo, comosi los aeontecimientossucedieran aeontecimientossucedieran cada vez más rápido. Esta idea, que para los debates historiográfleos tiene mucho recorrido, recorrido, es menos conocida y debatida en los ambientes no académicos.
Por ello, bien valen valen algunas precisiones, para lo cual debemos volvera las preguntas y cuestiones centrales de la Historia, que con mayúscula apela a la disciplina que estudia la historia y que con minúscula se refiere al pasado. La interacción entre Historia e hisroriaestá en el centro de la discusión teórica de esta disciplina.
Como en otros campos de estudio de las ciencias sociales y de las humanidades, la 1 listoria escruta el pasado con varias preguntasdescriptivas preguntasdescriptivas (qué, quiénes, euándo, dónde y cómo) y con una pregunta analítica central (porqué). Todas las interrogantes importan, pero la última es la que contribuye con mayor mayor efectividad a dar sentido a la visión y a la lectura que hacemos del pasado, clave para inferiralli donde no hayevidenciasuficiente.
El contexto se concentra en la interacción interacción dinámica entre continuidad y cambio, describiendo una secueneia que refleja una transición compleja, sin form as puras, donde donde la percepción de quien observa advierte que lo que parece emerger no llega a coastituirse coastituirse y que lo que parece extinguirse no acaba por desaparecer.
Además, esta interacción interacción nos permite ubicar la dinámica de continuidad y cambi o dentro de un esq nenia nenia analítico más preciso, donde sea posible comprender y explicar los acontecimientos pasados respetando la naturaleza dinámica en la que ellos sucedieron. Por así decirlo, en su momentolabistoriasucedióengerundio y debe ser reconstruida tomando en consideración consideración dicha característica principal. En parte, esta percepción se configuró de este modo porque la realidad observada no es una sucesión de hechos ordenados y conectados conectados entre si por factores de orden lógico lógico y/o predecibles. También, porque en la medida que la Historia se hizo más plural, el número de puntos de observación y lospuntos lospuntos observados se fueron incrementado cada cada vez más.
De este modo, hace un siglo se podía hablar del pasado estudiando solo la politicaque involucraba a la oligarquia masculina, masculina, pero ho y desde hace muchas décadas, décadas, el estudio del pasado incluye múltiples perspectivas, problemas de análisis y diversidad diversidad actores. Por su parte, e1 tiempo tiene al menos un sentido doble. Por una parte, el sentido convencional, en el que el tiempo es medido cronornétricamente, en una sucesión de unidades que clasifican su longitud. Por otra parte, asume el sentido disciplinar, en donde el tiempo histórico describe la longitud longitud de duración de un fenómeno cuya historicidad le confiera el rango de objeto de estudio.
De esta forma, podemos observar observar la vida social, económica, política, cultural cultural y otras, donde predominan formas de organización que en el corto y mediano mediano plazo parecen dominantes y estables, y donde es plausible advertir patrones relativamente relativamente regulares enel devenir de los hechos hechos y procesos históricos. De allí que autores autores como Erie Hobsbawm puedan hablar desigloslargosycortos, comoel XIX yXX, respectivamente.
Desde luego, no se están refiriendo al convencionalismo de los cien años con los que se define a un siglo, sino queestñnaludiendoa lapervivenciade tina estructura mayor, como el capitalismo, la modernidad o la Guerra Tría, Luego, en este entendido, el tiempo también es un recurso teórieo-metodológico para situar los fenómenos fenómenos dentro de una trama mayor de significados, significados, a fin de comprenderlos e, idealmente, idealmente, explicarlos. El tiempo histórico, a su vez, suele ser cortado en etapas, para facilitar su estudio y la comunicación de sus hallazgos.
Por lo mismo, la historiografía acredita que la mirada mirada longitudinal del tiempo se refiere a una sucesión de etapas en las que las sociedades mundiales se fueron conectando, impulsadas impulsadas por la aventura, la codicia, el miedo y muchas otras pulsiones. En la medida en que los medios de transporte y comunicación comunicación se fueron desarrollando, la percepción del espacio y del tiempo se fue modificando. modificando. Los viajes intercontinentales pasaron de años y meses a solo horas. Las noticias, cuya información viajaba a la velocidad del transporte, transporte, se volvieron instantáneas.
Nuestra visión del mundo, más o menos inteligente y más o menos artificial, nos fue conectando conectando con un espacio y un escenario cada vez más grande, pero sin tener plena conciencia conciencia de las escalas. Así, los acontecimientos remotos y excepcionales se trans formaron en cercanos y relativamente cotidianos. En algún momento del siglo XX, quixáentre la primera y la segunda guerra mundial, las historias locales se volvieron irremediable e irreversihlemente internacionales.
En este escenario ¿ cómo podríamos intentar intentar comprender nuestra historia reciente reciente y nuestro presente, sino que dentro de una trayectoria temporal mayor? ¿ cómo podríamos comprender, sino que situados en un contexto espacial mayor al de nuestra nuestra propia existencia, de nuestra región, de nuestro país y de nuestro continente? Quizó Quizó para algunos mi afirmación final pueda resultar una exageración, pero me atrevo a sostener que en base a las ideas anteriores toda historia del siglo XX y siguiente es, por definición, una historia internacional. m Profesor titular de la Universidad de Santiago de Chi le. Investigador del Instituto de Estudios Avanzados. IDEA. jaime Azócar, Transportista de espejos, 1999.