El fútbol mundial deja su huella: 65 millones de toneladas de CO2
El fútbol mundial deja su huella: 65 millones de toneladas de CO2 Según ha determinado la Comisión Europea, al ser este tipo de superficie la que más microplásticos añadidos intencionadamente libera al aire, estas instalaciones deportivas quedarán prohibidas a mediano plazo (Fuente: CodeXVerde) J-4 El fútbol mundial deja su huella: 65 millones de toneladas de C02 (Fuente: El Mostrador) El fútbol genera entre 64 y 66 millones de toneladas de CO2 anuales, similar a las emisiones de Austria. Los patrocinios con industrias contaminantes, el transporte y la construcción de estadios son los principales factores. Aunque la FIFA promete reducir emisiones, sus acciones aún no lo reflejan. El C02 o dióxido de carbono, afecta gravemente la salud del ser humano. La dramática final del Mundial de Fútbol de 2022 en que la Argentina de Lionel Messi le ganó por penales a la Francia de Kylian Mbappé fue vista por 1.500 millones de personas. Un 25 % más que la versión anterior de Rusia. Como resulta obvio, toda actividad humana deja su huella de carbono, por eso que la pregunta sobre cuánto dióxido de carbono carbono emite el fútbol no es solo interesante, sino que también necesaria.
De acuerdo a un reciente estudio, elaborado por Scientists for Global Responsibility, la industria mundial del fútbol genera entre 64 y 66 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (tCO2e) anualmente, una cifra comparable a las emisiones totales de países como Austria. Se trata de la primera primera evaluación exhaustiva de la huella de carbono del fútbol a nivel global.
El informe identifica que las principales fuentes de contaminación contaminación en el fútbol provienen de los acuerdos de patrocinio con empresas altamente contaminantes, los desplazamientos internacionales internacionales y nacionales a los partidos, y la construcción de estadios. Los patrocinios representan el 75% de las emisiones, al promover promover estilos de vida de alto impacto ambiental, como los viajes aéreos de larga distancia entre los seguidores del deporte. Las “emisiones patrocinadas” han sido señaladas como el principal principal contribuyente a la huella de carbono del fútbol, ya que fomentan la demanda de combustibles fósiles y el transporte aéreo. Excluyendo estas emisiones, la huella de carbono del fútbol aún sería considerable, con un total estimado de entre 13 y 15 millones de tCO2e al año, similar a las emisiones de Costa Rica. La construcción de nuevos estadios y el transporte de aficionados aficionados son factores clave dentro de este balance negativo. Si miramos solo estos números, el crecimiento del fútbol internacional internacional ha intensificado el problema. La Copa Mundial masculina masculina de la FIFA es responsable de 6,5 millones de tCO2e en su ciclo de cuatro años. La mayoría de estas emisiones se concentran concentran en la fase final del torneo, sin contar el impacto ambiental de los acuerdos de patrocinio que varían según la edición. La contaminación generada por el fútbol representa un riesgo, incluso, para el propio deporte, ya que el cambio climático está afectando cada vez más el desarrollo de los partidos. En Los Ángeles -que acogerá ocho encuentros en la Copa del Mundo 2026-, los incendios forestales han evidenciado los desafíos ambientales que enfrenta el fútbol. A pesar de esto, la FIFA ha firmado recientemente un contrato con Aramco, el mayor productor de petróleo del mundo, lo que ha generado fuertes críticas por parte de jugadores y activistas. Un interesante giro en torno al desarrollo de infraestructura deportiva ha planteado Europa durante los últimos días, disponiendo el fin a mediano mediano plazo de la construcción de canchas de pasto sintético. Según información del medio El Confidencial de España, la Comisión Europea Europea determinó la prohibición de la purpurina, partículas plásticas de menos de cinco milímetros que no pueden degradarse rápidamente en emedio ambiente.
Qué tiene que ver esto con el deporte? La mayor fuente de liberación de microplásticos añadidos intencionalmente son las canchas de pasto sintético, por lo que en el Viejo Continente han dado un plazo de ocho años para acabar con este tipo de superficie, la cual está presente no sólo en la práctica del fútbol, sino también de otras disciplinas como el hockey césped o el padel.
Esta determinación pone en duda la proyección de este tipo de infraestructura, infraestructura, considerando que la hierba artificial se ha utilizado para abaratar abaratar los costos de mantenimiento y en el gasto de agua que implica una cancha natural, decisión que explica que zonas fértiles de nuestro país, como Quillota y La Calera, hayan dispuesto este tipo de césped para sus recintos. Sin ir más lejos, el último estadio inaugurado del fútbol chileno, el de Lautaro de Buin, también es cancha de pasto sintético. Todo mientras la UC todaví evalúa esta chance para su remozado San Carlos de Apoquindo. Apoquindo. Tendrá asidero la medida tomada en Europa en Sudamérica? Habrá que esperar..