Autor: Javier Andronico Cangana La Estrella
De obrero de la construcción a obrero de la edición
De obrero de la construcción a obrero de la edición LA HISTORIA ESTRELLA CURSO DE ESCRITURA CREATIVA 2024. EN ESA FECHA GODOI LO DICTÓ EN LA CALERA. H ace frío en La Calera. Desde la ventana se ve la niebla invernal. Dentro de la casa, Osvaldo Godoi (52) tiene las manos sobre un libro. Son manos de quien ha trabajado con cemento y ladrillos, pero también de quien acaricia las páginas como si fueran tesoros. En sus dedos, Tocopilla se hace sentir: el sol, los cerros que caen al mar y la leyenda de un tesoro pirata que lo persigue desde los diez zó con un dibujo. Era principios de los 80.
En la clase de artes plásticas de la Escuela Arturo Prat, el niño Osvaldo eligió dibujar la leyenda de la Piedra de la Paragua, una roca donde el pirata Francis Drake habría escondido su tesoro. "Me quedó marcado en la mente y dije: "algún día escribiré un libro sobre esta leyenda'", recuerda.
No sabía entonces que hacía una promesa que tardaría décadas en cumplir, ni que Tocopilla ya escribía sobre él. "El aislamiento geográfico obliaños. "Los tocopillanos nacemos donde se nos da la gana", rie con orgullo nortino, y en su caso, la frase es literal.
Nació en la oficina salitrera Pedro de Valdivia, hijo de padres oriundos de Andacollo y Pichasca (Región de Coquimbo) que llegaron al norte buscando trabajo, y a los quince días de nacido ya estaba en el puerto que lo definiría. Esa rebeldía geográfica marca sus cinco décadas de vida. Sentado en el estudio de su casa, cuenta que la historia literaria comenga a crear mundos, a ser más imaginativos. Quizás, es una forma de resistencia". no un oficio. "Me encariñé con el oficio de la literatura", afirma. Para ser fiel a esa vocación, se sometió a una disciplina espartana. Tenía que vivir de alguna forma, así que -cuentatrabajo de ayudante de cocina, en un restorán de comida rápida, cosechando uvas, etc. "Buscaba trabajos físicos durante el día para tener la cabeza despejada de noche.
A los 23 años era soñador y sabía que la literatura era mi trinchera, mi lugar seguro". NO MÁS INGENIERÍA A los 20 años, en tercer año de ingeniería electrónica en Antofagasta, tomó una decisión abrupta para seguir su pasión: abandonó los estudios, dedicandose a la literatura. Cambió las fórmulas matemáticas por las conversaciones hasta la madrugada en el Círculo de Artes Manuel Durán Díaz, donde encontró a grandes amigos.
Los poetas Miguel Morales Fuentes y Eduardo Diaz Espinoza lo acogieron y le enseñaron que la escritura no era solo inspiración, siBusco que mis ficciones sean lo más cercanas a la realidad". en las páginas de Osvaldo Godoy estan Caleta Boy, el cerro La Cruz, la Panteon. Osvaldo Godoi abandonó la ingeniería para ser escritor. No fue sencillo. Trabajó como ayudante de cocina, cosechando uvas, tuvo un puesto en la feria, hasta que en 2020 decidió dedicarse 100% a la literatura junto a su esposa. Desde La Calera, una ciudad que define como "un Tocopilla sin mar", construye una obra literaria con los materiales de su infancia: el desierto, las vivencias y la memoria. De obrero de la construcción a obrero de la edición PRESENTACION DE CAZALEYENDAS EL AÑO PASADO. NOVELAS COMO MEMORIA Cuando se volcó a la narrativa, descubrió que estaba marcado por el norte. El sol y los cerros que caen al mar habían dejado hueIla. Entre sus libros, está el híbrido entre novela/cuento/ensayo, "Pájaro angustia', y una inédita que lanzará el próximo año, cuyo nombre está basado en un clásico juego escolar.
De cierta forma, ambas funcionan como un díptico sobre la dictadura vista desde los márgenes, desde los ojos de quienes no estaban en las listas negras, pero sí en la línea de fuego de la miseria. Historias donde el norte siempre es protagonista. Su primera novela, 'La Jaula', publicada en 2018, no lo dejó satisfecho al 100%. "Senti que pude dar más. Reconozco que soy un escritor larvario, como decía Gonzalo Rojas". La reviso y aumentó, transformándola en la recién mencionada 'Pájaro angustia', que publicará en agosto próximo. En esta novela, ambientada en Tocopilla y cuyo protagonista es de dicho puerto, Osvaldo plantea cómo un sistema económico, implantado tras el golpe de Estado, comienza a fomentar el individualismo en la sociedad.
Allí, el protagonista se encuentra en una encrucijada, ya que debe sobrevivir en ese contexto tan difícil para su oficio: ser escritor. "Entonces, va encontrando amigos, trata de mantenerse a flote, de UN JOVEN OSVALDO GODOI JUNTO A HERNÁN RIVERA LETELIER, UNO DE SUS REFERENTES escritor. el primer encuentro de poetas jóvenes del norte, reuniendo a casi cincuenta escritores en Copiapó. Sin darse cuenta, hace más de 20 años comenzaba una carrera paralela a la literatura: estaba haciendo una cartografía cultural. Osvaldo entendía que el norte necesitaba sus propias voces. ELECCIÓN El frío sigue en La Calera. Estuvo lloviendo, así que afuera está húmedo. Anochece. Osvaldo da clic en el botón inicio, luego "Apagar" y el computador se va a negro. La jornada de escritor y editor finaliza por hoy. Afuera, el tiempo, el territorio y la cantidad de gente contrasta con su Tocopilla querido. Aunque, en cierta forma, dice Osvaldo, La Calera es como Tocopilla. Aún hay vida en 2015, GS Libros, y hoy llevan cinco años dedicados a publicar, sobre todo, nuevas voces. Su opinión del mercado es clara: "Actualmente mucha gente escribe para ser conocida, pero no lee para conocerse. Para mi eso es fundamental. Yo primero leo, comparto, discuto, y luego si alguien quiere leer mis libros, bienvenido". Esta filosofía la aplica también en la Escuela de Escritura Creativa municipal de La Calera que él mismo diseñó y dirige. Allí enseña lo que aprendió en estos casi 30 años de carrera: que la literatura es trabajo, no inspiración divina. Su obsesión tocopillana no es nostalgia: es método. La novela sobre el tesoro de Francis Drake -esa promesa de niñoestá terminada y enviada a un concurso en el extranjero. Independientemente del no sucumbir. De eso trata Pájaro angustia'. Es un proceso vital, de sanación, pero también recorre transversalmente las lecturas de este personaje, las amistades, el cómo el pasado incide en las decisiones que va tomando", relata Godoi. Sobre su escritura, el tocopillano avecindado en La Calera es enfático: "Si no estoy escribiendo noficción, busco que mis ficciones sean lo más cercanas a la realidad", explica. Por eso, en sus páginas están Caleta Boy, el cerro La Cruz, la Panteón, etc., es decir, todo el mapa íntimo de su infancia en el Puerto Salitrero. OBRERO DE LA EDICIÓN El destino lo llevó a La Calera en 2006, en una etapa familiar compleja. Tuvo que volver a ser obrero, esta vez en la construcción, con la ayuda de su suegro. Durante años, siguio escribiendo en los traslados en micro, en los momentos libres entre jornada y jornada. Así estuvo casi 15 años hasta la pandemia de 2020. Cuando estábamos todos encerrados por el virus del covid-19, Osvaldo dice que se sentó a la mesa con su familia. La pandemia fue un punto de inflexión. Conversó con su esposa, Catalina Zamora Labarca, también editora y su socia fundamental, y tomó una decisión importante: pasar de obrero de la construcción a obrero de la edición.
Relanzaron la editorial que habían fundado en resultado, Osvaldo dice que la editara, publicara y presentará sí o sí. ¿ Dónde? En el Puerto Salitrero. "Es una novela tocopillana", dice con la certeza de quien entiende que hay territorios que reclaman sus propias historias. En 2004 ya había demostrado este instinto cuando organizo comunidad y cercanía con vecinos. Osvaldo eligió hace 30 años dedicarse a la literatura. Eligió hace 20 radicarse en la Región de Valparaíso y eligió hace cinco trabajar 100% en su pasión, junto a su esposa. Escogió ser fiel al niño que dibujo un tesoro escondido en los roqueríos de la costa tocopillana. Quizás, su legado no son ventas millonarias, sino plasmar su memoria, la memoria de la ciudad donde vivió su niñez y parte de su juventud.
La memoria del desierto, la memoria que reclama su derecho a no ser olvidada, porque, a fin de cuentas, los tocopillanos nacen donde se les da la gana, conscientes de que el territorio nos escribe antes de que nosotros lo escribamos. O Actualmente mucha gente escribe para ser conocida, pero no lee para conocerse. Para mí eso es fundamental". Osvaldo Godoi abandonó la ingeniería para ser.