Autor: Carlos Peña
Columnas de Opinión: La toma de San Antonio
Columnas de Opinión: La toma de San Antonio constitucionaltala creencdei qaue las necesidadesosn títulos suficientes para reclamar bienes, también la erosionan y la pierden cuando se descuida elacceso de todos o de la mayor parte a losa ocupación del cerro Centinela en San Antonio, por algo más de cuatro mil faImilias, resume, como en un ejemplo, algunos de los problemas que experimenta la sociedad chilena. Desde luego, el inicio de la toma es significativo en sí mismo. Comenzó a fines del año dos mil diecinueve, cuando se proclamó o se creyó, o se dejó creer, que las necesidades eran, para repor símismas, un título legítimo clamar bienes. Por supuesto las necesidades suelen estara la base delos derechos (enel jardín del edén los derechos carecen de todo sentido); peroellas no son una condición suficiente para esgrimir a estos últimos.
Ello porque, entre otras cosas, en un mundo de escasez nuestro mundolas necesidades deben ser jerarquizadas, hay algunas más urgentes que otras y en esa jerarquización influyen muchos factores distintos de las necesidades, algunos de ellos individuales, a los que es necesario ponderar: Sin embargo, en los díasde octubre del diecinueve y los que siguieron se agudizó. estaidea de que lasnecesidadesconfiguraban, porsisolas, títulos parareclamar bienes. Ahora cualquier solución a la toma de San Antonio -ha de haber algunaexige no validar esa idea que priva de todo sentido a las instituciones. Lasinstituciones no estánsolo para satisfacerlosdeseos delas porap para ordenarlos, contequesean, sino también nerlos y orientarlos.
Por eso en general las personasestándescontentasy riñien con lasinstituciones, incluso con aquellas que consideradas Y es que donde hay imparcialmente son justas. una rebaja delas expectatiinstituciones, existe dela gratificación, porurvas, una postergación gente y justa que esta última sea. Estaesla razón, dichosea instituciones de paso, de por qué las judiciales suelen noser populares. Lo que ocurreesqueellas hacenvalerlas reglas y dondeeso ocurreno hay gratificación inmediata. Hay que parafrasear a Freud: las instituciones yla satisfacción inmediata son opuestas, las instituciones producen insatisfacción. Pero, por supuesto, sillas necesidades no configuran por si solas derechos, símerecen atención delas políticas públicas. Silas institucionespierden. cuandose alien-bienes básicos creyendo que se trata de asuntos quesolo correspondeallos individuos resolver.
Una sociedad es un entramado de instituciones (y eso obliga a contener las expectativas de las personas); pero al mismo tiempo setrata de una empresa cooperativa en la quese las necesidades básicas debe atendera de quienes no pueden procurarse por sí mis'moslos bienes más urgentes, esos cuya satisfacción hace posible que los individuos puedan ser tratados en base a su esfuerzo. Y aquí está el otro problema que este toma de San Antonio (como otros casos semejantes) revela.
Se trata de la incapacidad de las autoridades para resolver el problema de una manera razonable, sin legitimar lastomas; peroa la vez sin desatender a esos miles de personas que una vez desalojadas quedarán a la intemperie ¿ Cómo es posible que luego de cuatro o cinco años ese problema siga allí y que como consecuencia de esainacción ahora parezca casiimposible cumplir una sentencia judicial sin que ellosignifiquearrojar a milesa vivir en descampado? Porqueese es el problema queahorase ha configurado: primero se esgrimieron las nelastomas por para delaley, ahora son las necesidades (producto esta vez de la incapacidad del estado) las que se esgrimen para incumplir oretardar unasentencia.
Pero todos saben que no son esta vez lasnecesidades las que impiden cumplirla sentencia, sinola incapacidad y la incompetencia dequienes tuvieron tiempo desobra para prelos culpables de que una senver unasolución, encia de previsible perfec esté al borde denovaler nada o muy poco, una incompetencia delas autoridades que llegó al extremo que durante largo tiempo ni siquiera parecieron saber cuál de ellas tenía la responsabilidad de hacerse cargo. Y ese es el problema de fondo que a veces experimenta el gobierno y que este caso revela: la incompetencia para atender necesidades urgentes y ala vez cumplir escrupulolasreglas..