Autor: Bernardo Donoso Riveros Profesor emérito PUCV
Columnas de Opinión: Primer nivel
Columnas de Opinión: Primer nivel ESOuela el tiempo. Al parecer como nunca lo ha sido. fl ] Uno pregunta a personas de generaciones diversas, deatributos variados. A quienes hacenel trabajo humano en unaaltura y anchura no vistaantes. La mayoríaresponde que ayer pareciera el inicio del año, mientras estos días ya señalan el término. Ello acompañado dela urgencia, de la premura, del instante dela reflexión que se esfuma, de la complejidad de cultivar la relación interpersonal más leal y fraternal. El tiempo de Adviento parece para muchos como una invitación invisible en que la calma no toma nuestra alma y mente para entrar en la profundidad que tiene para nuestra condición humana. Se trata entonces de la loca carrera desprovista de sentido y valor. Tal vez del vacío del exceso, delo multitudinario, delgrito del ahora ya, posiblemente dela inmediatez como grito de batalla. Esto no significa, por si algún lector lointerpreta indebidamente por falla de esta escritura, que no haya necesidades humanas de diversos órdenes que sírequieren de respuesta pronta, también urgente. Cómono va aser urgente ensu máque viven ximo grado ir ala salvación delas vidas de aquellos el infierno de un incontrolable incendio, donde las fuerzas dela naturaleza han sido desatadas. O el llamado a que los pobres no puedenesperar.
Por otra parte, los humanos sabemos que mucho dela existencia y sus soportes requieren la profundidad de la reflexión (que aquí no es sinónimo de un tiemposinfin), del análisis penetrante del estado del arte del conocimiento y de la experiencia. Un tiempo paralaracionalidad, para levantar el puente (entendido de cuantas mane-ras usted lo imagine) para que alcancemos la otra orilla con certeza, con seguridad. Y lleguemos ala otratierra paraconvivirlibres y fraternales.
En la organización social, los humanos reunidos para existir, para satisfacer las necesidades fundamentales, para interactuar libremente amando el respeto como clave excelsa, paratallarla consideración en cadaacto, podríamosacordar un primer nivel, del cual se pueden desprender múltiples opciones. Ese primer nivel podríamos llamarlo la condición necesaria que hace dela política unartenoble. Digo la políti caapropósito de las reformas de las cuales se habla parafortalecerla organización como soporte de la democracia. A vecesla conversación pareciera girar muy centrada en porcentajes, formas de estructuración, alianzas, procesos, medios, y tantos del orden organizacional.
Los estudiosos de las ciencias que estudian estas áreas de la vida las saben bien. ¿Será razonable pensar quetodo aquello es lo único principal? Es posible que lo principal necesita un primer nivel previo, fundación que sostenga todo lo demás. Ese primer nivel puedeestaramparado porla filosofía, la historia, la teología y otras que estime usted. Sinética no hay política, sisólo el poder que puede enloquecer el alma domina la acción seabre el camino al derrumbe y lainfracción, ala deslealtad y la corrupción sutil no material.
Los expertos en análisis de la palabra y la gestualidad posiblemente pueden hacer pronósticos de futuro mirando las pantallas de un medio (acertandoa veces y equivocándose en otras). Sin primer nivel los acuerdos pueden seguir sobre arena.. Columna