Retos y perspectivas económicas para 2025
Carolina Molinare Directora Bachillerato en Administración y Economía UDP e investigadora OCEC UDP | panorama económico de Chile para 2025 plantea retos importantes y oportunidades estratégicas en áreas como crecimiento, inflación e inversión. Las proyecciones sugieren un crecimiento moderado del PIB cercano al 2%, impulsado por una recuperación parcial en el consumo y mayor inversión en sectores clave como minería y agricultura. Sin embargo, factores externos como un dólar fuerte y altas tasas de interés internacionales seguirán limitando el dinamismo. El crecimiento tendencial proyectado para la próxima década, de 18%, subraya la urgencia de políticas que incentiven la productividad y diversifiquen la economía. Chile no puede resignarse a un crecimiento bajo como norma, Necesitamos avanzar en reformas estructurales que fortalezcan la competitividad y promuevan inversiones en innovación, transición energética e infraestructura.
En cuanto a la inflación, se espera una desaceleración gradual en torno al 3,6% para fines de 2025, condicionada por factores como la volatilidad del tipo de cambio, que se espera fluctúe en torno a los $950, y su impacto en los bienes importados. Aunque el Banco Central ha relajado su política monetaria, con una tasa proyectada del 4,5% para el segundo semestre de 2025, según la Encuesta de Expectativas Económicas, el control inflacionario seguirá siendo un desafío. Asi mismo, se avizoran desafios en el plano externo, donde la menor liquidez global y las condiciones financieras más restrictivas no favorecen la llegada de capital extranjero. Internamente, el aumento del gasto público, enfocado en áreas como seguridad pública, podría revitalizar la actividad si se complementa con impulsos ala innovación y la sustentabilidad. En definitiva, 2025 se perfila como un año de ajustes y definiciones. Chile enfrenta limitaciones, pero también cuenta con oportunidades para avanzar hacia un modelo más diversificado y resiliente, impulsando sectores estratégicos como el las energías renovables y el hidrogeno verde. La clave estará en adoptar políticas públicas que equilibren la estabilidad macroeconómica con la necesidad de dinamizar estos sectores, fomentando un entorno que inspire confianza en ciudadanos e inversionistas. Es momento para tomar decisiones que no solo enfrenten los desafíos actuales, sino que sienten las bases para un crecimiento sostenible a largo plazo.