Autor: Germán Gómez Veas Doctor en Filosofía de la Educación
Columnas de Opinión: La lectura en los colegios
Columnas de Opinión: La lectura en los colegios Hace poco se dio a conocer un estudio que da cuenta de que casi la mitad de alumnos de cuarto básico no comprende lo que lee. Además, se han publicado varios reportajes dando cuenta de que los estudiantes están llegando a la educación superior mal preparados en lo concerniente a las habilidades de lectura y escritura. Ambos hechos son un testimonio notorio de la actual ineficacia educativa. En relación con lo fundamental que resulta trabajar la escritura en la formación escolar ya hemos destacado muchos aspectos en esta tribuna. En cuanto a los componentes imprescindibles de la lectura dentro de la acción pedagógica, me parece conveniente destacar algunos. Lo primero a resaltar es que en el proceso formativo la lectura permite desarrollar el pensamiento crítico; amplía los conocimientos y la cultura general; y también fortalece la capacidad de retener información.
Sobre esto último cabe mencionar algo que hemos puesto de relieve en más de una ocasión, a saber, que la memoria es un aspecto indispensable para el aprendizaje, pues éste se logra cuando la información queda almacenada en la memoria a largo plazo y luego cada alumno le da unidad de sentido especialmente mediante el entrenamiento en la lectura comprensiva, la escritura reflexiva, el análisis y la síntesis de contenido, y es capaz de relacionar y proyectar la nueva información con las ya adquiridas. Que la lectura es decisiva en la formación de los niños y jóvenes ya se advirtió en la Grecia antigua, y de hecho, Aristóteles la propone como uno de los componentes decisivos en la educación.
Ahora bien, fomentar la lectura en el sistema escolar requiere que los docentes tengan el hábito de leer y que sepan aplicar un método de enseñanza que verifique adecuadamente el desarrollo de las habilidades ya mencionadas.
Así lo han evidenciado algunas investigaciones como por ejemplo la de Ravid & Tolchinsky (2002); y el trabajo de Dickinson, Hofer, Barnes & Grifenhagen (2014). No obstante, a pesar de lo que sugieren los estudios, en algunas escuelas es posible advertir tanto hábitos docentes como metodologías insuficientes. Son excepciones aquellos alumnos que mejoran su capacidad de comprensión lectora sin que sus docentes influyan con sus hábitos, y sin que en las clases se practique una metodología apropiada. En este caso, los hábitos y apoyo familiar suelen marcar, favorablemente, la diferencia. Además, conviene mencionar que la lectura de libros completos respecto a la lectura de párrafos seleccionados, parece impulsar una experiencia formativa de mayor calidad. En este contexto, en nuestro sistema educativo los estudiantes desde 6º básico a IVº medio leen aproximadamente 60 obras completas, lo que no parece poco.
Sin embargo, cabría preguntarse si esos textos son apropiados para desarrollar el pensamiento crítico y estimular la creatividad, si junto con ser nutrientes culturales proveen conocimientos claves para que los alumnos incrementen o perfeccionen sus aprendizajes, y también, si en la lectura de esa cantidad de libros se aplica un método eficaz que impulse una actitud de crecimiento personal.. Opinión