Chile multicutural
6*Loque diferencia a hombres y mujeres del resto de los seres vivos es que los primeros puedenser definidos corno los únicos seres que festejan”, señala la historiadora Paulina Peralta en su libro ¡ Chiletiene Fiesta!, dondeaborda el origen y evolución de las celebraciones del 18 de Septiembre.
Lo festivo la académica-es un rasgo esencial de lo humano, Debidoa surelevanciasocial y cultural, la Unesco considera quelos actos festivosson unos de los principalesámbitos dondese manifiestael patrimonioinmaterial de la humanidad, contribuyendo a estructurar la vida y grupos.
Las fiestas «agrega el antropólogo uruguayo Antonio di Candia Cutinellatienen implicancias sociales, económicas y culturales de gran profundidad, aportando de “manera significativa a la construcción de la memoria eidentidad local de una forma dinámica para las futuras generaciones, de ahísu carácter patrimonial”. En el caso de nuestras Fiestas Patrias, éstas han cumplido unaimportante función social y política a lo largo de nuestra historia.
Como recuerda Peralta, en el inicio de nuestra vida como pais independiente había tres momentos distintos de celebración: el 12 de febrero, cuando se firmó el Acta de la Independencia; el 5 de abril, en reconocimientodela decisiva Batalla de Maipú; y el 18 día en que se conformóla primera Junta Nacional de Gobierno. Conel pasodelosaños, porrazones económicas y de orden público, las elitesgobernantes queera necesariorestringiresta multiplicidad festiva, instaurando el “18” como fiesta cívicanacional durante la década del30 delsiglo XIX. A partir de ese momento, estacelebración cumplió un papel clave en la construcción simbólica del Estado-Nación que germinaba luego de las luchas emancipatorias. Fue un vehículo privilegtado de difusión del sentimiento patriótico, que se buscaba generar adhesión popular y sentido de pertenenciahacia elsistema político y social de la naciente república.
La construcción de las Fiestas Patrias fue un proceso dirigido por la clase dominante, lo que se expresa en sus instancias oficiales de celebración, comola parada militar, el Te Deum, los bailes enla casa degobierno y la función de gala en el Teatro Municipal, Sin embargo, esta fiesta republicana también se nutrió de “elementosaportados porelmundopopular, los cualesestán presentes hasta el día de hoy”, explica la historiadora.
Este sector social tiñóal “18” desu carácter lúdico y carnavalesco, replicando el espíritu que se respiraba en las ramadas y chinganas, los principales espacios de socialización festiva del “pueblo”, que son antecesores de las actuales fondas. Casi dos siglos han transcurrido de esa época, y en el Chile del siglo XXI seguimos celebrando las Fiestas Patrias desde estas dos dimensiones.
El pie de cueca del Presidente/a de la República y el desfile del Parque O Higgins conviven, por poner un ejemplo, con la PamPilla de Coquimbo, antiquísima tradición que se ha convertido en la mayor fiesta popular del país.
Durante varios días, miles de familias acampan y comparten música y bailes, comidas y bebidas y juegos, sin distinción de orígenes y clases sociales, Se trata de unespacio-tiempo comunitario de expresión y generación de patrimonio cultural, que es claveen laconfiguración dela identidad regional.
Hoy en día, es habitual ver a niños extranjeros participando activamente enla celebración del “18”. Esunaseñal de que, enuna sociedad marcada porla inmigración, las Fiestas Patrias podrían constituirseen una instancia que contribuya areimaginar nuestra comunidad nacional.
Estudiantes migrantes bailando la cueca y danzas mapuches, y, a la vez, mostrando y practicando sus costumbres y tradiciones, junto a sus compañeros de origen chileno e indígena acompañándolos con respeto y genuina curiosidad; sería una forma de legitimar colectivamente una identidad nacional integradora, en la que se acepte a Chile como una sociedad multicultural. José Albuccó, académico Universidad Católica Silva Henríquez y creador del blog Patrimonio y Arte